Entre tu Corazón y el Mío Libro 2

Capítulo 37. Confesiones en el ascensor

22 de noviembre de 2020

El sonido de las olas me genera mucha paz. Son las doce en punto, en este momento estaría cumpliendo treinta y nueve años. ¡Qué horror! Soy un alma de treinta y nueve con la mentalidad y la apariencia de un chico de veinte. No me parece que eso sea bueno, igual estoy agradecido por ser joven, cuando me pongo a imaginar en cómo me vería siendo viejo me veo igual a mi papá y a mi abuelo, ellos dos son como dos gotas de agua.

Lo que más extraño de los cumpleaños son los pasteles, me levantaba a primera hora y comenzaba a elaborar el pastel de mis sueños. Mi favorito fue el de los dieciocho años, la temática fue de Spider Man, me llevo horas hacer las decoraciones. Quedo tan lindo que no quería que mamá lo partiera.

No tenía previsto la idea de morir, de haberlo sabido hubiera disfrutado más la celebración de mi último cumpleaños. Más bien, hubiera disfrutado mi último año con vida.

Lo he pensado y no todo ha sido tan malo en mi estancia en la Tierra. Desde que Ana vive con su abuelo la cosa mejoro un poco.

Susy es una persona maravillosa, es de esas personas con las que puedes hablar horas y nunca te vas a aburrir, una vez pasamos toda la noche platicando y varias veces le he preparado cenas románticas para ella y su novio. Ella no se preocupó por saber de dónde vengo, quienes son mis padres o a que me dedico, desde el primer día que me conoció me ofreció una habitación. Desde el primer instante ella supo que estoy enamorado de Ana, algunos de sus consejos aun los tengo presentes. 

Con el abuelo también he pasado muy buenos momentos. He visto partidos con él y he hecho muchas apuestas. Un momento que nunca olvidare es cuando saco su viejo tocadiscos y nos mostró su gran colección de vinilos. Pasamos toda la tarde bailando canciones de ABBA, la pequeña Luz se puso como loca con la canción Take A Chance On Me que termino rompiendo una viejísima lámpara, el abuelo le agradeció ya que detestaba esa cosa. En la cabeza aún tengo la imagen de ese día. Los cuatro reíamos y cantábamos a todo pulmón. Ese día está agregado al lado bueno de mi corazón.

Me recuesto en la arena y veo las estrellas. Desde hace rato que no he podido escuchar los pensamientos de Juan Pablo, no me tomo la molestia en crear escenarios del motivo por el cual no escucho nada. Están juntos… uniendo sus cuerpos y sus almas.

Siempre me pregunto ¿qué se sentirá unir tu alma con la de la persona que amas? ¿Será mucho mejor que dar un beso? Cuando estaba con Rosie ninguno de los dos se atrevió a dar el siguiente paso, nos quedamos en segunda base.

A pesar de los años sigo teniéndola en mi corazón… ¿yo seguiré en el suyo? Los primeros amores nunca se olvidan y ella es de los recuerdos más lindos que siempre tendré.

Mi chica del cabello morado.

 

─Y dinos, Alonso… ¿tienes novia? ─inquiere mini Bryan.

Lleva una hora intentando hacerme plática, es una hora que he intentado escapar de ellos. De la nada llegaron conmigo y me invitaron un helado. Querían invitarme una copa, pero la mamá de Juan Pablo estaba en el bar y con la mirada le indico que ni se le ocurriera pedir un trago. Tanta amabilidad por parte de los dos me inquieta mucho.

─No, no tengo novia.

“No, pero anda detrás de la mía”

Leer la mente de Juan Pablo es muy divertido.

─¿A qué se dedican tus padres?

─Mi papá es policía y mi mamá dentista. ¿Los tuyos?

Martín dice que para contar un buen chisme primero se debe de investigar. No me gusta ser chismoso, solo que a veces me gana la curiosidad. Por primera vez quiero ganarle a Martín con un chisme tan grande como este.

Bryan debe de estar viéndome con los puños cerrados y con la frente arrugada.

─Mi mamá es doctora y mi papá… bueno, el falleció cuando mi mamá estaba embarazada de mí.

─Oh, lo siento mucho.

─No hay problema. La verdad es que me gusta hablar de él, no tuve la suerte de conocerlo, pero siempre pienso en él y le tengo mucho cariño. Donde quiera que se encuentre sé que él está muy orgulloso de mí.

─Lo creo.

Me da un poco de tristeza. Gracias al Cielo es que tuve de oportunidad de tener a mi papá, no me imagino lo difícil que fue para él no tener al suyo. ¿Qué pensara Bryan? ¿Amara a su hijo? ¿Por qué nunca lo menciono? Detrás de esa alma amargada debe de amarlo y debe de sentirse muy orgulloso por los logros de su hijo. Yo lo estaría.

El teléfono de Abraham suena. Su llamada es muy corta y misteriosa.

 Tras esa hora donde los tres pasamos muchos momentos incomodos y recorrimos tres veces el hotel, siento tranquilidad al ver que estamos de regreso a la habitación. Sigo sin saber el motivo de su invitación y de su amabilidad, si querían formar una amistad es un desperdicio de su tiempo.

Al entrar a la habitación me quedo confundido. Hay decoraciones por todas partes, un cartel con la frase “Feliz Cumpleaños” y un pastel que se ve tremendamente delicioso. Esto no es para mí, ¿o sí? Ya todos aquí cumplieron años, a menos que tengan dos fechas de nacimiento.

─¡Feliz cumpleaños! ─gritan al mismo tiempo. Volteo a todos lados, pero es a mí a quien ven.




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