Entre tu Corazón y el Mío Libro 2

Capítulo 43. Ángel libre

03 de diciembre de 2020

Escucho cada una de sus palabras, trato de mantenerme fuerte y controlar mis lágrimas. Nunca imagine que yo llegaría a causar todo eso en ella. El Alonso de hace cuatro meses estaría brincando de alegría y si no fuera porque me están sujetando lo más probable es que ya me hubiera lanzado sobre ella para besarla. El Alonso actual se siente culpable, ella nunca debió de haberse enamorado de mí, su corazón solo le debe de pertenecer a una sola persona y me pone mal saber que él está escuchando todo lo que Ana siente por mí.

Aún la amo, siempre la amare, pero ahora me doy cuenta que el único amor que puedo darle es el de un guardián a su ángel. ¿Cómo pude ser tan egoísta? ¿Cómo pude pensar en que ella viviría conmigo en el Cielo y que seríamos felices juntos? ¿De verdad pude haber sido capaz de quitarle su destino?

Miro a Ana y me doy cuenta de que ella es mi ángel guardián. Si ella no hubiera nacido, yo no hubiera sido guardián. Si no me hubiera enamorado de ella, no habría roto las reglas y no me habrían expulsado. Y si no me hubieran expulsado, no habría conocido a Liam y no hubiera descubierto cual es mi verdadero propósito aquí en el Cielo.

─Alonso ─me ve a los ojos. Es aquí cuando agradezco que me estén sosteniendo, me tiemblan mucho las rodillas─, gracias por ser mi ángel guardián. Te quiero como no tienes idea. Te amo.

Los ángeles nos sueltan, no dejamos de vernos, a pasos lentos es que nos acercamos. Cuando la abrazo siento que por fin la tormenta se termina y que el arcoíris ya está listo para salir. Ana no solo me salvo, también acaba de salvar a toda la Terminal. Gracias a ella es que vamos a ser libres todos los ángeles.

Me siento tan feliz como la primera vez que la vi. Siempre diré que Ana es lo más hermoso que he visto en toda mi vida. Tome la decisión correcta al haberla elegido. Mi ángel, mi pequeña. Con ella es que puedo vivir, puedo amar y puedo ser feliz.

─Tú eres mi ángel guardián, Ana. No es la primera vez que me salvas.

De su sudadera saca algo y me lo coloca en las manos. Por un segundo no comprendo lo que es, hasta que este suelta un destello. Es mi corazón, solo que ya no es frágil, ahora es fuerte, más grande y más brilloso. Ella lo reparo, lo hizo más poderoso.

─Ángeles, hemos tomado una decisión. Ángel Alonso ─me estremezco al escuchar mi nombre, ni siquiera por educación volteo a verla. Tomo la mano de Ana como manera de protección. Ella y Juan Pablo deben de estar en la Tierra antes de que piense la guerra aquí arriba─, bienvenido de vuelta a la Terminal B. Hemos decidido perdonarlo ─aprieto los dientes y sonrió─. Al igual, que hemos decidido volver a darle esa segunda oportunidad que no acepto hace dieciocho años. Al final también tendrá que elegir, quedarse en la Tierra o en Cielo.

No puede ser, debe de ser una maldita broma. Eso ni siquiera es posible, ¿o sí? Según yo si no utilizas tu segunda oportunidad ya no puedes utilizarla en un futuro. Aunque claro, ellos son los que crearon las reglas, pueden inventar o cambiarlas si se les pega la gana.

─Como consejo, no vuelva a cometer los mismos errores ─escucho decir a Oscar─. Deje ese miedo, haga todo lo que no ha podido hacer.

El Alonso de hace cuatro meses no lo hubiera pensado ni por un segundo, se despediría de todos, tomaría en brazos a Ana y la llevaría a la Tierra a vivir nuestro “felices por siempre”. El Alonso actual piensa en todos los ángeles que fueron expulsados injustamente, en los que han muerto y en los que viven con la esperanza de volver a encontrarse con el amor de su vida y con sus hijos.

Levanto la mirada, cuando mis ojos se encuentran con los de Sandra mi deseo de pelear se incrementa. Más le vale que disfrute el tiempo que le queda siendo el ángel “bueno”, en unas horas su luz se apagara, su perfecta toga blanca y sus preciosas alas coral se van a convertir en cenizas. Ella va a caer junto a sus dos hermanitos.

─Les agradezco su perdón. He tomado la decisión de darle mi segunda oportunidad a mi ángel.

Todos en la habitación se sorprenden, pero la más sorprendida es Ana. Como me gustaría explicarle, como desearía no tener que mentirle ahora, pero si me voy le fallare al Supremo y a todos mis hermanos ángeles.

─No, esa oportunidad es tuya. No puedo aceptarla. Te están dando una oportunidad de hacer realidad esas cosas que no pudiste hacer, de volver a vivir. No la acepto, yo ya utilice la mía.

─Ana, esa oportunidad no valdrá la pena si no puedo cuidarte, si no puedo estar cerca de ti. Si logre ser futbolista y aquí forme mi propio equipo y me fascina jugar con ellos. También logre trabajar en una cocina profesional, tal vez por un corto tiempo, pero eso fue suficiente para mí. Lo más importante es que nunca perderé el amor a eso que me hace feliz.

─Alonso…

No dejo que siga hablando.

─Ahora lo entiendo, vivo más estando aquí, siendo tú ángel guardián.

─Pero…

Con cariño tomo su barbilla. Ella no tiene idea de todo lo que pasara gracias al haberme salvado.

─Estés en donde estés, siempre te amare. Ese futuro te está esperando allá abajo. Está vez prometo no volver a equivocarme, me olvidare de mis miedos y seré ese ángel guardián que debí ser desde el principio. Ahora te toca elegir, ¿la Tierra o el Cielo? 




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