Entre Tu Mirada y La Mía

Capítulo 12

Fernando ese mismo día se levantó tarde de la cama recordó cómo le había ido en la noche anterior y dejo hacerse una sonrisa en la cara, luego mando un mensaje a Kiny. Quedo con ella en la oficina después de almorzar, aunque le no sabía a qué hora era el almuerzo de la chica. Rápidamente llego a la oficina y empezó a hacer su trabajo, lo habían quedado unas agujetas de la rustica travesía en la que se había aventurado el día de ayer.  
Hernando llego poco después con unos papeles entre sus brazos y costillas, saludo a Fernando y después le informo que tenía que dirimir el asunto de la constructora, pero para ello debía ir a Alaska. Fernando tomo una actitud beligerante, al empresario no le gustaba viajar en realidad lo detestaba y desde que se acomodó en la ciudad no pensó en hacerlo, hasta hoy que debía firmar unos papeles en persona. Poco a poco Hernando logro imbuir la actitud beligerante de Fernando y logro hacer que el fuera a Alaska. Aunque no lo tomaba con alegría. Poco después el dejo la oficina y fue a preparar todas las cosas para el viaje a Alaska. Fernando se quedó mirando el cielo, odiaba volar, no le gustaba viajar y además quería estar con Kiny. 
Fernando siguió firmando papeles con una cara de espanto y con amargura por la noticia tan intrigante, los socios de la constructora en Alaska debía estar jugándose una buena cantidad de dinero para hacer que el accionista mayor fuera a su país, pero era un hombre de negocios tenía que hacerlo. 
Al cabo de una hora Kiny llego con una sonrisa en la cara, la amargura de Fernando se desechó al momento y la invito a sentarse. 
—¿Kiny te gusta viajar? 
—Sí. Me encanta. 
—Vamos a Alaska. 
—¿Qué?
—Como lo escuchas, vamos a Alaska, tengo que firmar unos papeles.
—Pero es muy lejos. 
—Para nada a seis horas de aquí.
—¿Y te parece poco?
—¡JA! Igual tendrás que ir, la constructora tiene que conocer tu cara, pues los vas a representar. 
—Buen punto. Pero con quien dejo a mi abuelo.
—Dile a alguien.—Inmediatamente Kiny pensó en la señora Lily.
—Tal vez si consigo alguien que lo cuide mientras estamos lejos si iré con gusto.
—Si no yo buscare a alguien. 
—¿Cuánto tiempo será?
—Una semana cuando mucho. Lo siento no vamos a poder hacer cosas de parejas en Alaska, apenas solo los negocios. 
—¡Ja! No te creas que porque has dado un beso ya somos algo.—Guiño el ojo—Me tienes que convencer.   
—Lo sé.—Fernando se acercó a la silla y deposito un beso corto a la chica—.¿Comemos?
—Vale. 
Fernando poco después llevo a Kiny a un restaurant carísimo, comieron algunos platillos exquisitos y muy caros, para luego volver a casa muy temprano con la promesa de Kiny en que tenía que seguir trabajando donde la señora Lily. 
El día siguiente Kiny fue temprano a donde Lily, poco después le dijo que si podía hacerle un favor especial. Le dijo que por asuntos de la oficina tendría que ausentarse un poco, como una semana, dejo que tenía que viajar por el trabajo para resumir, cosa que nunca fallaba además ataco a la señora con unos ojos de perro regañado con la que pudo convencerla después de rogarle un rato. Lily se sentía fastidiada con los abrazos que le deba Kiny a cada rato por haber accedido a cuidar a su abuelo por la semana que estaría afuera del país, ahora solo le faltaba explicarle a él lo que iba a hacer la siguiente semana. 
Después de terminar el trabajo del bar rápidamente fue a casa y le hablo al abuelo, el entiendo perfectamente y accedió, también le explico que la señora Lily lo cuidaría por la semana que no estaría ella.
Más tarde sin dilaciones llamo a Karina y también le explico lo mismo, aunque poco después ella llego con la cara de impresión como ninguna otra, Kiny le explico todo con lujo de detalle y también se sintió feliz, Karina sabía que esos viajes se lo deban nada más a la gente importante y que Kiny estuviera en uno, era una muy buena noticia.  Más tarde Kiny fue preparando las maletas para el viaje. Metió lo más abrigado que pudiera, Alaska era fría por naturaleza y debía mantener el calor en su cuerpo, si no moriría congelada en el inclemente clima. 
Fernando preparo su maleta también, el avión estaba pautado para salir en dos días, como se lo había informado su compañero. El vicepresidente le dio instrucciones de donde se quedaría y que haría mientras estaba allá, la localización en donde se encontrarían con los socios, y de más, la habitación en uno de los hoteles y más tarde la zona roja de Alaska a donde no tendría que ir ni de coña, porque se podría perder. La tarde era amena y Fernando decidió avisar a Kiny para comprobar que estuviera lista, pero en si era una trampa para invitarla a salir en el auto y llevarla a un restaurante de lujo, o tal vez a un puesto de comida rápida. 
Rápidamente busco la ropa adecuada para salir con ella, unos jeans y una camisa casual, estaba cansado de usar los rigurosos trajes de gala, quería verse como un chico normal. Tomo el teléfono y mando un mensaje esperando que contestara mucho más tarde, pero casi al acto Kiny respondió, afirmando que si quería salir con él a comer. Fernando le mando un mensaje para que esperara en su casa mientras iba a buscarla. Busco el coche y poco después marco milla a la casa de Kiny. Pensó que debía hacerse esperar un poco y no acelero el bólido, sino que condujo poco a poco guardando las buenas normas de conducción. Poco después de unos treinta minutos en llegar a la zona residencial se estaciono en la puerta de la casa de la chica, hizo sonar la corneta del auto y  la chica salió apresurada. 
Kiny entro con rapidez al auto, donde saludo a fer con un beso en el cachete y después otro en los labios.
—¡Vamos!—Dijo ella apresurada. 
Entonces Fernando arranco quemando cauchos y puso rumbo al restaurante, cuando llegaron al parking del lujoso sitio donde comerían uno de los mozos se acercó pidiendo la llave del carro, Fernando se la dio, y rápidamente bajo de su asiento para abrir la puerta del copiloto, la chica dejo ver sus piernas largas y mullidas, estaban perfectamente depiladas, y además blancas como un helado de pistacho. Kiny llevaba un vestido de color purpura, Fernando tomo la mano de Kiny para ayudarla a bajar, hizo un gesto cariñoso y luego puso su mano en la cadera de la chica, como guiándola, ella no se negó a que el la tocara. 
Caminaron por el pasillo hasta que llegaron a la recepción, un mozo con traje blanco los recibió y pidió el nombre de quien había reservado, Fernando dio su apellido, el mozo busco en la libreta poco después le indico con el brazo que pasara, Fernando dio un pequeño empujón a Kiny y pasaron otro pasillo, terminando el basto pasillo consiguieron entrar a la sala de invitados, allí el salón era gigantesco, Kiny se impresiono demasiado, los ventanales iban de arriba abajo dejando tener una vista de la ciudad completamente dispersa, dejaba que la luz pasara por el vidrio diáfano y hacia que la estadía fuera muy agradable, las mesas estaban bien distribuidas, y además hechas de madera de cedro, muy elegantes y bonitas. 
Fernando se deslizo con apresuro por las otras mesas para capturar una mesa junto a la ventana que estaba vacía, Kiny quedo estática al ver como el empresario corría entre las demás mesas, aunque ella aun no caía en la idea, que otro hombre con su pareja la iba a tomar segundos antes, pero Fernando llego presumiendo su Parkourt y salto una mesa llena de personas, se deslizo a la silla de la mesa con agilidad, dejando a la pareja viendo el alocado tipo que se lanzó enfrente de ellos, Kiny rio un poco, pero se mordía la lengua para no soltar una carcajada, Fernando dijo algunas palabras a la pareja de amantes y se alejaron de antemano, Fernando volvió a mirar a Kiny y le hizo una señal para que se acercara. La gente quedo viendo al empresario completamente asombrados, ahora eran el centro de la atención.  
Kiny se acercó y se sentó en una de las sillas. 
—Creo que te gusta mucho hacer Parkourt. 
—Pues sí. 
—Comamos.—Fernando Afirmo con la cabeza. 
Luego un camarero llego a pedir la orden, pidieron un vino mientras estaba la comida y poco después sirvieron unas copas de excelente licor.
Poco después de dejar el restaurant, Kiny sugirió que fueran al bar de la señora Lily. Fernando frunció el ceño, claro ella nunca le había contado quien era Lily, después le explico con lujo de detalles que era la señora que más le había ayudado antes de ser modelo. Quedándose más conforme, Fernando busco el auto y puso rumbo a las direcciones que le daba Kiny.  Estaciono el bólido enfrente de lo que antes era una cacita de colonial, se bajó indeciso si entrar o no, pero más tarde viendo que Kiny no se iría sin antes entrar, tuvo que ponerse detrás de ella, y seguirla. 
El bar estaba completamente repleto por muchas personas fiesteando, Lily intentaba ponerse en la punta de los pies, pero fallaba por algunos intentos, Fernando vio cómo se esforzaba en ver por encima de las personas que le estorbaban en el camino, y la agarro de la cintura y con gran fuerza la elevo, Kiny quedo sorprendida del todo, pero poco después soltó una sonrisa y busco a la señora Lily. Busco primero en la parte de la barra, no estaba, miro al segundo piso, pero tampoco estaba, finalmente miro a donde estaban las escobas en el trastero, la señora Lily venia saliendo del baño. 
—Fernando bájame. 
—Bueno.
Cumpliendo la orden de la chica Fernando la bajo.
—Vamos.—Kiny tomo la mano del chico y vacilaron entre la multitud de gente, chocando con las espaldas, codos, brazos y machucando los pies de los demás, como también eran machacados. 
Fernando no entendía porque la chica se ponía así por esa señora Lily aunque a diestra sabía que tenía que conocerla, ya la chica se estaba esforzándose mucho.  Cuando lograron salir del gentilicio bailando y del basto olor a cigarrillo Kiny se puso enfrente de la señora Lily. 
—Señora Lily la estaba buscando.
—Hola niña, ´¿Qué haces aquí? No estabas en la cita.—Sin ver a Fernando detrás de la chica.
—Si vengo a presentarte a Fernando. —Ella empujo a Fernando como indicando que avanzara, inmediatamente el entendió lo que Kiny intentaba decirle, el avanzo y se puso enfrente de la señora aun sin conocerla.
—Soy Fernando mucho gusto—Elevo la mano para saludarla—. Kiny me ha hablado mucho de usted. 
—Sí. De ti también.—Lily tomo la mano del chico. 
—Pues este es mi bar Fernando, no sé si es digno de un empresario de categoría pero es lo que puedo ofrecer. 
—Oh está bien informada sí que soy un empresario, pero no por eso me hago grande, además el bar me parece muy acogedor y cálido. Me encanta es como una de las tabernas islandesas a las que he ido. —Kiny se impresiono mucho con las palabras de Fernando. No sabía que había estado en Islandia aunque para él, era muy normal viajar mucho. Por eso también tenía que ir a Alaska. 
—Me alegra mucho—Refuto Lily—. Pero no has venido a conocerme a mí,—Bromeo— Tienes que bailar con Kiny. 
—Claro que sí.  
Lily se alejó de los muchachos un poco después y se fue a comprobar que los demás empleados estuvieran haciendo las cosas correctamente, para su sorpresa si lo estaban haciendo bien, la gente llenaba la pista de baile, Fernando y Kiny se sentaron en una de los taburetes que estaban en la barra para relajarse un poco, pidieron una copa par a relajarse y conversaron un rato largo. Muy largo. Lily vio como las tortolitos estaban completamente coqueteando, y se puso manos a la obra, con largas zancadas paso de la barra a donde estaba el DJ, y le susurro unas palabras al oído, casi al instante de la nada, la música empezó a cambiar su ritmo y se convirtió en una tonada lenta. 
—Bailamos.—Dijo Fernando con toda confianza.
—Si.—Kiny tomo la mano del empresario y lo fue guiando a la pista de baile, moviéndose con seducción y picardía, jugando con su cabello y encendiendo el calor de Fernando. 
Poco a poco Kiny se fue soltando más en la pista baile. Fernando se acercó a ella y paso sus manos por la curva de su cuerpo, aferrándose a la espalda baja de la chica y bailando a una distancia muy corta de cuerpo a cuerpo. Después ella recostó su rostro a en el pecho de Fernando mientras que el buscaba su oreja para decirle cosas. 
—Sabes —Susurro Fernando— hace tiempo que  había hecho algo así.
—¡Ja! Enserio.
—Si.—Kiny sintió una pequeña vergüenza en el pecho.
—Bueno ya lo hiciste. 
—Si es verdad. 
—Claro. 
—Kiny te quiero mucho—Volvió a susurrar pasito.  
—Ay qué lindo. Pero sabes, creo que yo también. —Kiny levanto la mirada y vio los ojos brillantes de Fernando, quedo vislumbrada. 
Fernando lentamente fue bajando la cabeza hasta que los dos se dieron un beso apasionado, mientras bailaban. 
 




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