Ephemeral Temptation

Atrapada

Justo como Kendra le había pedido, Michael inició el entrenamiento de Scarlet. Quiso conocerla un poco más así que la invitó a luchar con él, en una batalla amistosa. La súcubo no pudo negarse, le encantaban las peleas y las encontraba aún más interesantes cuando enfrentaba rivales nuevos.

—No te limites, —Pidió él. —sé que tienes mucho potencial.

—Podría lastimarte. —Sonrió la pelinegra. —Si lo hago, ¿podría ser castigada?

—No lo harás. —Sonaba bastante confiado. —Yo tampoco tendré cuidado contigo.

Scarlet se preparó para atacarlo. Flexionó un poco las rodillas y cerró sus puños, con la finalidad de tener un combate cuerpo a cuerpo. Su sorpresa fue que Michael tenía otros planes. Al abalanzarse sobre él, se encontró con un escudo, casi invisible, sin embargo, al tenerlo un poco más cerca, pudo notar su presencia.

—Creí que no usaríamos trucos.

—¿Trucos?, nunca dije que no podrías usar tus poderes. —Respondió con una sonrisa. —Eres libre de enfrentarme con todo lo que tengas.

La pelinegra lo miró desconfiada. Estaban en un campo de entrenamiento, pero, ¿era lo suficientemente grande como para no dañar los lugares cercanos? Cerró los ojos, su forma demoníaca apareció. Si Michael quería que lo despedazara, no iba a negarle el privilegio.

Él se limitó a arquear un poco las cejas. Podía sentir el poder que emanaba de Scarlet. Lo inquietaba de cierta manera. Su aura demoníaca estaba presente, pero había algo más... Pequeños destellos de un poder destructivo aparecían de vez en cuando. Lo que más le llamó la atención fue que una marca comenzó a dibujarse en el rostro de la súcubo. Bastante curioso para él, ¿podría ser que ella fuera...?

—No te distraigas, Michael. —Le advirtió. Esta vez el golpe contra el escudo fue tan fuerte que empujó al arcángel, obligándolo a perder su posición original.

—Hazlo otra vez. —Scarlet se sorprendió un poco, pero no se negó. Volvió a intentarlo, sin dejar de golpear. El escudo comenzó a fracturarse, Michael parecía satisfecho, era lo que estaba esperando.

No pasó mucho tiempo, hasta que el escudo desapareció. Scarlet retrocedió un poco, esperando a que él hiciera algún movimiento. Mostrar su estilo de batalla no era bueno, podía hacer la diferencia y hacerla perder el encuentro. No quería ser descuidada.

Michael se quitó el saco, lo colocó en el suelo con cuidado y se remangó la camisa. Ella lo observaba con detenimiento, cualquier movimiento representaba un riesgo. Cuando por fin terminó, se movió rápidamente hasta Scarlet, con el puño cerrado y toda la intención de estrellarlo contra ella. Tuvo suerte al esquivarlo. A diferencia de Michael, no poseía un escudo ni nada que pudiera protegerla de algún ataque directo, tenía que evitar los golpes, era rápida, así que podía responder casi de inmediato. Trató de hacerlo, pero el hombre la tomó por la muñeca. Intentó girar y darle una patada, pero la detuvo con la otra mano. Era bueno. Debía reconocerlo.

—Un entrenamiento con ángeles te haría muy bien. —Dijo él mientras la soltaba y daba un salto hacia atrás. —Aunque necesitas más práctica, debo reconocer que tienes un excelente nivel. Continuarás conmigo y después te asignaré a alguien, es una chica bastante talentosa igual que tú.

—¿Crees que tengo talento? —Su mirada se iluminó. No era la primera vez que alguien le decía algo como eso. Kendra siempre se lo recordaba, pero escucharlo de alguien como Michael, realmente significaba muchísimo.

—Por supuesto, —Se acercó y le dio unas palmadas en el hombro. —el entrenamiento te mostrará quién eres realmente. Será un verdadero honor que formes parte de nuestras filas.

Recogió su saco y volvió a ponérselo. Scarlet no podía contener su emoción. Por fin podría ser reconocida. Sería tratada con respeto, a pesar de ser un demonio. Michael quiso despedirse, puesto que tenía que reunirse con los demás arcángeles, pero al ver a la menor de las hermanas, hundida en sus pensamientos, supo que pasaría completamente desapercibido y no quería arruinarle su momento.

Se alejó unos metros, concentrado en los temas que debía tratar con el resto, que no había notado que dos serafines discutían más adelante. Cuando los tuvo cerca, los reprendió por su comportamiento tan escandaloso. Ambos pidieron disculpas, le hicieron una pequeña reverencia. Antes de que se alejaran, Michael, llamó a la chica.

—Elianne, tengo una tarea para ti.

—¿De verdad?, —Preguntó entusiasmada. Había pasado tiempo desde la última vez que su jefe le asignado algo. —¿qué es?

—Necesito que entrenes con alguien muy especial, ¿te gustaría?

—Claro que sí, cuenta conmigo.

***

 

Zachary se inclinó ante Lucifer. El rey lo envió al Averno para traer a las hijas de Lilith. Corromper la Tierra les estaba tomando bastante tiempo, así que, luego de hablarlo con los demás líderes, se decidió que Kendra sería ejecutada en el mundo humano. Sin embargo, Zachary no encontró a ninguna de las hermanas en la prisión. A pesar de que las paredes bloqueaban sus poderes en su totalidad, de alguna manera habían logrado salir.

—La prisión estaba vacía. —Lucifer suspiró profundamente, se puso de pie y le dio un golpe tan fuerte que el íncubo fue lanzado lejos.

—¿Cómo que estaba vacía?, ¿y los guardias?

—La orden fue que todos cruzaran, —Le contestó Lilith. —¿o ya lo olvidaste?

—Los que no tuvieran tareas tan importantes como custodiar una maldita prisión. —Cruzó los brazos, tratando de calmarse. Su hijo lo miraba divertido. —¿Y tú de qué te estás riendo?, tu compañera también escapó.

—¿Por qué tiene tanta importancia?, podemos buscarlas después de destruir todo. No tienen a dónde huir.

Lilith hizo un gesto de desaprobación, pero no dijo nada. Podía imaginar dónde podrían ocultarse. Cuando se encargó de guardar el cuerpo de Victoria, notó que el collar no estaba con ella. Sólo significaba una cosa: se reunirían con Liber. Durante su estancia en la Tierra, no habían encontrado ni rastro de él y la primera doncella, así que seguramente estarían bajo la protección del todopoderoso.




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