-. Señorita buen día – dice con picardía y una gran sonrisa
-. Buen día Señor Alcántara – respondo de manera formal pues me siento apenada luego de la manera en la que nos miramos
-. Déjeme decirle que está usted realmente hermosa el día de hoy, me temo que seré el hombre más envidiado del día, claro después de vuestro prometido – dice y mi sonrisa se borra con la sola mención de ese personaje, el parece notarlo y dulcifica su mirada – lo siento no pretendía molestar
-. No te preocupes, pero si no es mucha molestia me gustaría poder desayunar antes de tener que tocar ese tema – digo con una sonrisa y el asiente – bien, entonces vamos
Salimos de mi casa pero al llegar a la calle no veo ningún auto sino una hermosa moto negra así que le miro totalmente intrigada pues no esperaba esto...
-. Mi llamada de anoche era para que supieras que mi auto estaba en el taller y que iríamos en moto pero no me diste oportunidad y en serio me alegro de que lleves vaqueros – dice mientras recorre una vez más mi atuendo con su mirada – pero si no te parece podemos usar el tuyo o pedir un taxi yo no tengo problemas con eso – finaliza
-. Eh... bueno para ser franca me sorprendes no pensé que usaras moto, pero si me encantaría ir en ella, sabes no soy tan frágil como piensas – respondo con una sonrisa de suficiencia
-. Jamás pensaría eso – responde divertido – bueno es hora de irnos no se tu pero yo muero de hambre y donde pienso ir es un poco retirado, así que vamos este es vuestro casco - me entrega un bonito casco azul metálico y él se coloca uno igual, una vez listos montamos la moto y partimos a donde sea que planea llevarme a desayunar ya que él nunca me dijo y ni yo le pregunte ahora que lo pienso
-. Diego ¿Dónde desayunaremos? – pregunto sobre el ruido del motor al ver que nos dirigimos a las afueras de la ciudad
-. Ya verás no te preocupes solo es un pequeño secuestro – responde acelerando un poco mas – solo disfruta del paisaje – bien eso lo puedo hacer pienso
Durante aproximadamente unos 30 minutos recorremos la vía que rodea la montaña, animada disfruto de la vista que nos regala la altura; por un momento me permito soñar con la idea de que soy libre de todos mis compromisos y que recorro el camino acompañada por un hombre que amo y que me ama. Respiro con tranquilidad abrazando a quien me permite vivir esta aventura olvidándome por completo que es Diego, imaginando lo feliz que podría ser pero de pronto siento como acarician mi mano y despierto de mi pequeña ensoñación
-. Me alegra saber que disfrutas del camino, pensé que te gustaría alejarte de todo el estrés que tienes a vuestro alrededor, imagino que todo lo que estas pasando te debe tener muy agotada así que pensé que sería buena idea – dice y asiento pues aunque no nos conocemos desde hace mucho ha conseguido que me relaje y pueda dejar mis problemas a un lado aunque solo sea por un rato, pero eso me hace tener un poco de tranquilidad que es lo que realmente he estado ansiando tener estos días
-. Gracias esto es realmente relajante – respiro el aire fresco de la montaña y me relajo un poco más, unos minutos más tarde nos detenemos y al abrir los ojos me encuentro una de las mejores vistas panorámicas que he visto en mi vida; Diego me ha traído a lo que parece ser una pequeña bahía privada
-. ¿Os gusta? – pregunta y lo único que consigo hacer es asentir, el paisaje que tengo frente mi me ha dejado sin palabras; me ayuda a bajar de la moto y le entrego el casco – me alegra que os guste, yo siempre que necesito relajarme vengo a este lugar; lo descubrí cuando mi madre murió, recuerdo que la prensa no me dejaba en paz y no quería saber de nada ni de nadie así que simplemente monte mi moto y conduje durante horas pero cuando llegue aquí no pude evitar no detenerme – dice con una sonrisa apagada recordando ese momento supongo y puedo entender que la debe de extrañar tanto como yo extraño a mi padre - ¿ves aquel Velero junto al muelle? – pregunta nuevamente y es ahora cuando me fijo n él, la verdad es impresionante es de color caoba con blanco muy elegante asiento nuevamente – vaya parece que os habéis quedado muda – bromea – bien, ya que es allí donde vamos a desayunar señorita
-. ¿Es en serio? – pregunto asombrada una vez que recupero mi voz, jamás espere algo como esto siempre me han gustado pero debido a mis ocupaciones nunca he contado con el suficiente tiempo como para tomarme un tiempo para mí y hacer lo que me guste; el asiente con una enorme sonrisa la cual me contagia, me toma de la mano para guiarme y yo más que encantada me dejo llevar
Mientras caminamos hacia el pequeño muelle noto una hermosa casa a unos cuantos metros de la orilla de la playa, tiene unos hermosos ventanales los cuales van desde el suelo hasta el techo e imagino que desde adentro proporciona una hermosa vista del mar al amanecer y al atardecer, diego lo nota y sonríe de medio lado como si ocultara algo, intento ignorarlo pero una vez que veo sus hermosos ojos azules se me hace totalmente difícil apartar la vista de él...