Me cuesta de verdad, lo intento, quiero hacerme creer que todo está bien, pero solo ver una mancha roja o ver a una madre con su pequeño me afecta demasiado, ahí lo veo una chica cargando a su bebita, no resistí y las lágrimas caían sin parar, me di cuenta que no tenía que hacer nada, llego un momento que caminando no me fije en que momento estaba en la vía.
¡Glenda! – exclama una persona, al voltearme a ver un carro está a punto de chocar conmigo pero de repente siento unos brazos que me sujetan de la cintura atrayéndome, haciendo que me alejara de la vía, estaba asustada, no sabía quién era quien me sostenía con fuerza, siento su respiración afligida en mi espalda, conozco ese perfume con toda perfección, me volteo a ver y exactamente el que pienso que es esta en frente de mí, mis lágrimas salen por sí sola.
-¿Estas bien? – pregunta atrayéndome a su cuerpo para abrazarme, niego con dificultad, pues es verdad realmente no estoy bien porque he perdido a mi bebe - Tranquila Glenda, saldrás de esta.
Lloro en su pecho, mientras que Cristian acaricia mi cabello, nos mantenemos así y agradezco que este conmigo, que me haya salvado pero algo una parte de mi pensó en negativo.
-Vamos Glenda – dice cuando me sostiene abrazándome en el hombro, nos encaminamos en la acera y me suelta cuando agarra unas bolsas que se encuentran en el suelo.
-¿Qué es? – pregunto curiosa al ver lo que recoge se aproxima hasta a mí y me vuelve a sostener entre mis brazos.
Es la despensa para tu casa – es lo único que me responde para luego pasar la vía y estar en frente de su auto, me abre la puerta y me ayuda a que no golpee con la parte de arriba, al estar sentada cierra la puerta para rodear el auto, solo visualizo todo lo que hace para no pensar en cosas negativas.
Al estar Cristian adentro maneja y mantiene su vista al frente, no logro comprender como supo a donde estaba, sin embargo no preguntare nada ya que me salvo, realmente me siento mal por hacerle mucha responsabilidad, todos tienen razón, debo razonar ante mis actos y poder recuperarme pues hago que otros me ayuden, pues nunca me ha gustado ello.
Pero me cuesta, cada momento me doy cuenta que he perdido algo muy valioso y me responsabilizo por ello porque no fui una buena madre, debí cuidarme más como enfermera pero no lo hice, no solo yo estaba sufriendo por la pérdida de mi novio, también mi bebe, lo lastime tanto y esa culpa jamás me lo quitare.
-¿Quieres ir a tu casa? – pregunta Cristian sacándome de mis pensamientos, lo volteo a ver y está ahí mirándome con intensidad en sus ojos.
-Si… - respondo nerviosa por verlo, siempre me ha sucedido esto con él, sin embargo debo evitarlo pues ya no quiero saber nada de amor en la vida, esos días terminaron para mí desde el momento que perdí todo lo que amaba.
-¿Estas bien? – pregunta mirándome con preocupación, respiro profundo y solo asiento débilmente a recostándome en el asiento, no pregunta más, solo llegamos a la casa.
-Muchas gracias por traerme – le digo sonriendo pues quiero que me vean fuerte para superar esto, cuando agarro las bolsas, estoy a punto de salir pero Cristian me detiene poniendo su mano en mi brazo.
-Espera – me ordena cuando sale del auto rodeándolo para abrir la puerta de mi lado, agarra las bolsas y se las lleva hasta la casa, no quería que se quedara pero parece que esa es su intención.
Salgo de auto y cierro la puerta, me encamino hacia la casa para abrirla teniendo a Cristian a mi lado, abro para introducirnos en él, nos dirigimos a la cocina.
-Pon las cosas ahí por favor – le digo señalando la encimera, solo asiente y las coloca ahí, me acerco para revisar lo que hay adentro, me impresiono al ver que era todas las cosas que yo había agarrado en la tienda, esto solo significaba una cosa, volteo a ver a Cristian frunciendo el ceño - ¿Ahora resulta que me espías?
-No tengo elección… - dice como si fuese nada malo, me enojo por su actitud.
-No se si no sabes Cristian pero yo no estoy loca – le respondo enojada – se cuidarme sola.
-Tanto que casi te atropellan – dice enojado, no sabía que decir de ello, realmente esto estaba mal – mira Glenda, todo esto lo hago por ti, me preocupas.
-No necesito tu lastima Cris – le digo fulminándolo con la mirada, pero estoy al borde del llanto.
-No es lastima Glenda – contradice queriéndose acercar pero yo evito su contacto – solo es una ayuda como una persona que te quiere, solo obsérvate, tu vida está mal.
-No, tú lo tomas así - digo apuntándole con el dedo – estaré bien en poco tiempo lo estaré, pero si me dejan en paz.
-Nadie debe estar solo – responde acercándose con rapidez para abrazarme, me inmuto a que lo haga – solo quiero que vayas conmigo, para no estar sola, eso te afecta demasiado y nunca lo sabré, pero te digo una cosa que aunque tú te niegues, siempre y nunca me voy a ir.
Sus palabras fueron como un golpe en mi corazón, sentir sus brazos a mi alrededor, diciéndome esas palabras que aunque me costara aceptar, tenía mucha razón, me quiere bastante y los hago sufrir, realmente tiene razón, nadie puede solo.
No pude evitar gemir por la situación, dejando caer las lágrimas, me aferre a su cuerpo abrazándolo, mientras que Cris me abrazaba con más fuerza en mi cintura, me acaricia el cabello con ternura, me siento bien estar a su lado, me siento mejor cuando me consuela con paciencia.
-Perdóname Cris – digo en un susurro, me disculpo por ser una chica mala y solo pensar en cosas negativas pensando que voy a mejorar, extraño a mi bebe con toda mi alma pero debo dejar ir ese pensamiento que llorando va a regresar a mi lado.
-No, Glenda no llores – dice susurrándome en el oído, su voz es lo único que puedo repetir sin parar en mi mente y nunca me cansare de escucharlo – solo quiero que vayas conmigo.
#2756 en Novela romántica
#254 en Thriller
#120 en Misterio
segundasoportunidades, venganza deseo pasion, muerte pérdida recuperación superación
Editado: 26.04.2020