Eres mi salvación.

Capitulo VII: Mi única familia.

Llevo dos días esperando a Hache. Nos separamos, y él me pidió que corriera, yo lo hice sin pensar. No sé dónde está. Mi cabeza no para de dar vueltas y vueltas, estoy muy asustada. ¿Y si nos encontraron de nuevo? Lo tienen ellos. No puedo dejar que vuelva a ese lugar, yo no quiero que vuelva a ese lugar desagradable.

No paro de caminar, estoy muy aterrada. Me tomo la cabeza entre mis manos, está tortura está matándome. Sus palabras resuenan en mi cabeza, “Voy a encontrarte, mi luna” es lo último que dijo antes de irse. Dios, no lo soporto, tomo las llaves del auto y salgo por la puerta.

Estoy en una casa abandonada a las afueras de la ciudad, no quería quedarme allí, ya que si Hache aparece en forma de lobo, la gente podría asustarse. Llego al auto, introduzco la llave en la cerradura, mis manos tiemblan mucho, estoy demasiado nerviosa.

- ¿Dónde crees que vas? – al escuchar esa voz, mi cuerpo se paraliza, no logro mover un musculo. Mis manos tiemblan y empiezan a sudar. – No vas a contestar, mi luna. – termina de forma burlona, yo giro despacio, tratando de entender lo que me dijo, siento mi corazón cada vez más acelerado.

Llevo mis manos a mi boca, ahogando un grito de felicidad. Su frente se arruga, y me mira confundido. Yo me acerco terminando con los centímetros que nos separan. Lo abrazo, su cuerpo tan cálido, me hacía mucha falta. Él se tensa unos momentos por el contacto de nuestros cuerpos. Me devuelve el abrazo de una forma protectora, acaricia mi cabello dando toques suaves y dulces.

-Tranquila, ya estoy aquí. – me separa de su cuerpo y me obliga a mirarlo a los ojos, con una mano en mi mentón, sonrió al ver su cara. Está bien, no tiene un solo rasguño. – Te dije que te encontraría, mi preciosa, Génova. – vuelvo a acercarlo a mí, necesito de su calor, no quiero despegarme.

- ¿Dónde estabas? – murmuro después de calmar mis nervios. – Estaba muy preocupada, yo…

Él no deja que termine, se acerca más a mí, puedo sentir cada parte de su cuerpo contra el mío. Sus labios atrapan los míos, con desesperación, correspondo el beso de la misma forma, con dureza, y lujuria. Dios se siente tan bien, tenerlo cerca. Suelto un gemido, que es atrapado por su boca, el aprovecha la oportunidad para introducir su lengua, extrañe demasiado sus besos.

Me empieza a faltar el aire, pero no quiero alejarlo. La preocupación va desapareciendo poco a poco, con los roses de sus caricias. Llevo una mano a su pecho y lo empujo despacio. Ya no aguanto más, me separo de sus labios en busca de aire. Se suelta largando un gruñido. Sonrío. Nuestros cuerpos siguen en la misma posición, une nuestras frentes, de una forma tierna, siento la respiración que chocar contra mi mejilla. Está entrecortada igual que la mía.

Escucho un carraspeo de garganta, proveniente detrás de Hache. Mi entrecejo se junta y me separo de él. Mi cuerpo se tensa cuando veo a una mujer, parada a unos pasos de nosotros. Hache gira para poder ver a la mujer. Suelta un suspiro, y luego me mira, la mujer me sonríe. No comprendo lo que está pasando, miro a Hache, no me mira, solo observa a la mujer que está enfrente y mide cada paso que da.

-Un placer conocerte, Génova. – pronuncia la mujer sin despegar la mirada de mí, me mira de forma extraña, como si le molestara mi cercanía con Hache. ¿Cómo sabe mi nombre?, él no dice nada, tampoco me mira.

Estira su mano y yo la miro por unos segundos, Hache se tensa, cuando estiro la mano para devolverle el saludo. Que mierda está pasando. ¿Quién está mujer?

-Tatiana. – murmura Hache, su voz es de advertencia. – Te dije que esperaras en el auto. – termina demostrando el fastidio que le provoca la mujer. Ella sonríe grande, y suelta una pequeña risita maliciosa.

-Quería conocer a la muchachita. – sus palabras son algo ásperas, está mujer no me inspira confianza. – Nos vamos ya.

Sus penetrantes ojos marrones, me escudriña de arriba abajo, mientras hace una mueca con sus labios, pintados en un tono rosa. Coloca una mano en su cintura en forma de fastidio, cuando encuentra la mano de Hache sobre mí. Mueve su largo cabello castaño. Es muy hermosa.

Hache me toma de la mano y me jala hacia la casa. Entramos, él me mira apenado, mi cara demuestra enojo. Mis celos florecen, intenta acercarse, pero doy un paso atrás. No quiero tenerlo cerca, quiero que me explique qué es lo que pasa. Estuve dos días, encerrada en esta casa, preocupada por él, intento comprenderlo. Mi corazón se estruja al ver que llega con esa mujer.

-Esto no es lo que parece. – dice calmado, lo escucho y mi entrecejo se frunce, sus palabras no me agradan. – Ella es una loba de mi manada. Está viviendo con otra manada, que era amiga de la mía. Yo estuve con ellos todo este tiempo.

Sus palabras se clavan en mi pecho como dagas. Suelto una risita carente de humor, tomo mi cabeza entre mis manos y niego repetidas veces. Él me mira sin entender mi reacción. Camino de un lado a otro, tratando de controlar mi ira.

- Me estás diciendo, que estuve esperando todo este tiempo. ¿Mientras estabas con ella? – respiro con dificultad, apretando mis dientes con fuerza. - ¡¿Mientras estabas con ella?! – grito formulando la pregunta una vez más, al no tener respuesta. No puedo creerlo, estuve esperando por dos días mientras él estaba con ella. Con ella, y su estúpido cabello largo. Su mano toca suavemente mi mejilla, cierro los ojos con fuerza y corro mi cara para que no me toque.




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