Eres Mi Sueño©

CAPÍTULO 18

—¡Oh, Dios mío! Qué bueno que te veo.

Danielle viene corriendo por el pasillo de la escuela para poder darme alcance en los casilleros, donde me encuentro sacando los libros necesarios para las clases de este día.

—No vayas a caerte, Dani.

Omite mi comentario, y al pararse frente a mí, se queda asombrada.

—¿Qué rayos es lo que le ha pasado a tu rostro, E?

Seh, digamos que este día mi cara no es la mejor, por más que hice el esfuerzo de bajar la hinchazón por mis lloriqueos de anoche, no lo logré. Traté de tapar lo más que pude con corrector, pero con la cara de susto que ha puesto Danielle, tal parece que lo empeoré en lugar de mejorarlo.

Digamos que, anoche no fue una buena para mí. Los recuerdos decidieron aparecer, de nuevo, haciendo estragos con mis emociones, y por consecuencia, trayendo consigo nuevas lágrimas, y al parecer, nuevo aspecto también. He de verme terrible.

—Sí, sí, ya sé que me veo horrible, por favor, omite esa parte. Mejor dime qué es lo que te trae tan inquieta y corriendo por los pasillos, como alma atormentada.

—Bueno, no te imaginas el esfuerzo que tendré que hacer para pasar por alto tu cara de chimpancé moribundo.

Tallo mi cara con ambas manos para mostrar mi frustración y para esconder la sonrisa que quiere salir a la luz, pero sé que si la doy a conocer, a Danielle no le será suficiente un día para decir sus tonterías sobre mí, ahora, cara de chimpancé moribundo.

Me trago la sonrisa y le contesto.

—Sea lo que sea al parecer no tiene tanta importancia si pones más atención a mi apariencia.

—No, no, espera. No tienes ni idea de lo que acabo de escuchar cuando llegué.

Mi lado chismoso sale a luz, no me juzguen, soy una chica, y todos sabemos que todas las chicas lo padecemos. La hago notar mi impaciencia con mis manos, y apresuro a Dani para que suelte lo que sea que trae en su cabeza.

—Recuerdas al equipo de americano de la escuela, ¿cierto? —me cuestiona.

Bueno, vaya si no los conozco, se han encargado de dejarle muy en claro a cada miembro de esta institución, quienes son los dueños de cada rincón.

Volteo mis ojos ante tal cosa.

—¿Y quién no?

—Bueno, bueno, solo quería confirmar—se recarga en uno de los casilleros cruzándose de brazos y mirando sus uñas con interés—. He escuchado que Bryan McGuire está interesado en ti.

¿Bryan McGuire, el chico guapo-acosador? Vaya, después del tiempo que había pasado sin que me molestara, simplemente pensé que se había olvidado de mí y había ido a acosar a alguien más. Pero si Dani tiene razón, eso significa que no me he escapado de nada. Vaya injusticia. El hombre es guapísimo, eso no lo refuto, pero es inaguantable y creído, más de lo que debería ser considerado normal.

«¿Estás segura de que es eso? ¿No es porque ya estás pillada?»

—Se supone que eso no es algo nuevo, Dani. ¿Hasta ahora estás enterada? ¿No has estado presente todas esas veces que ha hecho sus insinuaciones? —voltea sus ojos cafés oscuro y se acerca a mí. Me toma de los hombros y me mira fijamente.

—No entiendes, Elizabeth. Lo que quiero decir es que, el hombre se te va a declarar.

¡Santos macarrones con queso!

—¿Estás hablando en serio, Danielle? —la miro con esperanzas de que no sea cierto y que esta sea una muy mala broma de su parte.

Se aleja dos pasos de distancia.

—Jamás he hablado tan en serio, E—me mira con preocupación—. ¿Qué vamos a hacer ahora?

Comienzo a morder mis uñas con nerviosismo. No quiero tener tan mala suerte y presenciar que todo eso es verdad. Ahora entiendo la incomodidad cuando le gustas a alguien, pero tu ni lo haces en el mundo. ¿Qué voy a hacer? No quiero pasar por esto. No así, no ahora, no con él, y mucho menos en la escuela.

Doy vueltas por el pasillo, de un momento a otro me he olvidado por completo de la clase. Piensa Elizabeth, piensa. Pero por más que intento hacerlo, mi cabeza se niega y no me queda de otra más que aceptarlo y rogar porque Bryan se haya arrepentido de hacerlo, que haya visto a una chica despampanante pasando por su lado y se haya olvidado de una Elizabeth simplona y con cara de chimpancé moribundo.

¿Qué he hecho yo para tener tan malísima suerte?

* * *

No he podido concentrarme en ninguna de mis clases de hoy. Todo en lo que he podido pensar ha sido en la noticia de Danielle, en la locura de mi vida, y en mi —ahora— novio Joey.



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En el texto hay: pasado, amorymusica, londres

Editado: 27.07.2018

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