Eres Mi Sueño©

CAPÍTULO 19

— ¡Elizabeth! —el pequeño Stamper corre hacia nosotros, y se arroja a mis brazos, yo con gusto lo tomo en ellos—. Has vuelto—besa mi mejilla.

Este niño en serio que un día me matará de ternura.

—Hola, pequeño, ¿cómo has estado?

—Bien, esperando que regresaras—le sonrío con ternura y miro a Joey.

—Él fue el culpable de que te trajera aquí. Hasta me ha amenazado, ¿puedes creerlo?

Suelto una gran carcajada. Debí suponerlo. Kieffer, para Joey, es como la mejor cosa en el mundo que le haya sucedido, según lo que veo. Y para él, hacer las cosas para su hermano, es una dicha, y más cuando esa sonrisa tan tierna adorna su hermosa cara de niño pequeño. Siempre trata de hacerlo sonreír con cualquier cosa, no importa si tiene que recorrer media ciudad solo para traerme arrastrando hasta su casa y hacerlo feliz, o comprarle helado en medio del horrible clima existente, no, para Joey nada de eso importa, solo el ver a la dulce criatura con sus ojos deslumbrando y su sonrisa radiante de felicidad.

Kieffer toma mi cara en sus manos y me obliga a separar mi mirada de su suculento hermano mayor para prestarle a él atención.

—Te tenemos una sorpresa— ¿ha dicho tenemos? ¿No se supone que la razón por la que me trajo aquí era más que nada por su hermano? Yo y mis suposiciones, siempre son equívocas. Entonces eso quiere decir que fue plan de ambos el reunirme aquí, no solo del pequeño. Miro a mi ojos azules y trato de levantar una de mis cejas en forma de interrogación, digo que trato porque de seguro me ha salido más que terrible.

Já, lo he descubierto. Sí, he vuelto a hacer una nueva suposición, pero doy mi mano derecha, que tanto adora tocar mi guitarra, que esta vez es cierto. Estoy casi cien por ciento segura. La otra parte de ese porcentaje dice que no me haga ilusiones, pero la ignoro por completo y le hago caso a la parte supuestamente racional.

«A ver, a ver, a ver, antes de que te adelantes. Regresemos un poco la cinta. ¿Cómo es posible que ya digas que el hombre es tuyo cuando apenas llevan poco siendo oficiales, niña?»

¿He dicho que era mío? Dios, he salido más afectada de lo que esperaba. Bueno, sin lugar a dudas ha sido inconsciente porque no me había dado cuenta de que lo había hecho hasta que lo mencionaste.

«Sehh, de nada, para eso estamos nosotras las conciencias, ¿no? Para darte una buena cachetada cuando vemos que estamos a punto de perder nuestro trabajo.»

¿Trabajo dices? Nadie te ha dicho que seas mi niñera, puedes retirarte cuando quieras.

«¿Y qué harías después si mí, eh? Te he salvado de muchas, no lo olvides. —Dice alejándose mientras se pone sus elegantes lentes cual estrella de televisión.»

Pffff y después dicen que yo soy la dramática. Deberían meterse en mi cabeza y darle un vistazo a la Miss que vive dentro de ella, eso me salvaría de las malas etiquetas que me he ganado gracias a sus entrometidas.

—Con que tenemos, ¿huh?

Joey se rasca la parte trasera de su cabeza, sabe que lo he descubierto. No ha sido el pequeño Kieff quien quería verme después de todo. Pequeño mentiroso.

—Bueno, no esperaba que mi hermano de 5 años me delatara —dirige su mirada a su pequeño doble—. Traidor.

Kieff le resta importancia y se encoge de hombros. ¿De quién habrá aprendido a hacer eso?

—Ella me gusta.

Le da una pequeña sonrisa.

—No más de lo que me gusta a mí—susurra, pero aun así lo alcanzo a escuchar un poco. Su gruesa voz no le da ventaja en eso. Inmediatamente saco esas palabras de mi sistema, con esfuerzo. No quiero hacerme ilusiones tan rápido, no cuando no tengo respuesta a las miles de preguntas que se forman en mi cabeza. No cuando sé que esto terminará tarde o temprano, porque, seamos sinceros, siempre lo hacen.

Oculto mis oscuros pensamientos y me obligo a plantar una sonrisa en mi rostro.

—Bien, entonces, háblenme más de esa sorpresa.

* * *

¿Pero, qué rayos?...

¿Qué es lo que se supone hacemos en este lugar? Por favor, por favor, que alguna persona, de todos los miles rondando por aquí, sea tan amable de detenerse un poco y apiadarse de mí y explicarme esta total locura.

No. Puedo. Creerlo. ¿En serio? Ya hasta puedo sentir mis manos temblar y las miles de ganas que me arrastran y me seducen para salir corriendo.

¡Por los santos millones de helado en el mundo! ¿Es esto cierto? ¿Un parque de diversiones? ¿Realmente, realmente estamos en un parque de diversiones?

¡Estoy en un parque de diversiones!

Que alguien me pellizque porque creo que es un sueño. Esto, malditamente, es un sueño. ¡Esto es el mejor regalo que puede existir en el mundo entero! Uno de mis más grandes sueños, y yo estoy aquí, justo aquí, parada en un parque, justo ahora. ¡En un bendito parque de diversiones!



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En el texto hay: pasado, amorymusica, londres

Editado: 27.07.2018

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