Eres Mi Sueño©

UN RECUERDO...

Dios, voy tardísimo a la escuela, no puedo creer que me haya quedado dormida.

Arrojo las sábanas a un lado de la cama y me levanto como resorte. Me doy un baño como nunca antes en mi vida. Me cambio y desenredo mi cabello en tiempo récord, y en menos de 20 minutos me encuentro fuera de casa subiendo al auto de Caleb, pero sin él a la vista.

Saco mi cabeza por la ventana y comienzo a gritarle.

Date prisa, Caleb, que ya voy tardísimo.

—Bueno, eso en definitiva no es culpa mía—va saliendo de casa con un pan tostado con mermelada en su boca—. Consejo: para la otra trata de levantarte más temprano, pequeña.

Le saco mi lengua no haciéndole caso.

—Que maduro de tu parte el hacer eso.

Milagrosamente llego con cinco minutos de antelación, por lo que sin perder más tiempo me bajo del auto tirándole un beso a mi sexy chofer y corro a la entrada de la escuela buscando a mis chicas. Al encontrarlas, suelto el aire retenido en mis pulmones.

No voy a tener que entrar sola a clase, algo que siempre he odiado, gracias a Dios.

—He escuchado que hay un chico nuevo hoy con nosotros—las escucho al llegar al pasillo donde van ellas ya de camino—. Hey, Eli, por poco y entras sola.

—Sí, que bueno que las alcancé a tiempo.

—Bueno, ¿y...—Interrumpe Gingell.

—Y, qué.

—El chico nuevo, Ross, el chico nuevo.

—Oh cierto...—Paro oreja, porque bueno, los chismes de Ross siempre son buenos—. pues... escuché que viene de intercambio, y pues, nos tocará la suerte a nosotros de tenerlo, así que...—Ross se encoge de hombros finalizando la conversación.

—Y... ¿eso es todo? —Pregunto indignada.

—Bueno... fue todo lo que pude escuchar, ya que andaba por el pasillo cuando el director venía hablando con uno de los maestros, pero al parecer no fui tan precavida, porque se dieron cuenta de mí, así que callaron, por lo que tuve que alejarme. Pero alcancé a escuchar su nombre...

Al no continuar, hace que, tanto Gingell como yo, nos desesperemos. Digamos que a Ross le encanta mantenernos en suspenso.

—Por Dios, Ross, te juro que, si no continúas, te sacudiré muy fuerte.

—Bien, bien, no hace falta tu agresión, gracias. De todos modos, ya iba a decirles— nos mantenemos a la expectativa—. Douglas Harrison, ese es su nombre.



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En el texto hay: pasado, amorymusica, londres

Editado: 27.07.2018

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