Desperté a la mañana siguiente con algo de pesadez ya que me había pasado toda la noche en vela por lo ocurrido con mi vida en tan poco tiempo, la verdad era que debía ser una tontería o tal vez alucinaciones mías ya que tendía hacer demasiado "paranoica" de vez en cuando y tal vez solo a sido una extraña coincidencia ¿No es así?, en fin de repente sentí como un bulto se movía a mi lado y comenzaba a hacer extraños sonidos entonces dirigí mi mirada hacia un lado y una maraña de pelo rojizo se hizo presente, reí por mis adentros al ver a Charlotte teniendo una batalla consigo misma al no querer despertar del todo.
—Charlie ¿Ya despertaste? —Le pregunto en tono que siento maternal y después me acerco un poco más a su rostro y con una mano me deshago de la cobija que cubría su rostro para poder solo asegurarme que en efecto tenia este cubierto con ambas manos a lo que rodee lo ojos y pensé mentalmente >> ¡Carajo ya no tiene cinco años!<< Entonces reí al recordar a la pequeña Charlie hacer eso cada vez que hacíamos fiestas de pijamas y nos quedábamos despiertas hasta las diez de la noche Si todas unas rebeldes sin causa ¡Que llamen al policía del Sueño! En fin. Tenía esa manía desde siempre, pero yo no pensaba rendirme tan fácilmente
Así que decidí levantar la colcha y posteriormente las sábanas de debajo, hasta lograr destapar los pies de mi querida pelirroja, cuando pude visualizar estos reí en voz baja al ver que usaba unos calcetines impares además de que estos tenían figuras de gatos y unicornios y mencione en voz alta — Justo como en los viejos tiempos.
Después de eso tome sus tobillos y comencé a tirar de ellos para sacarla de la cama y como era de esperarse comenzaría a soltar maldiciones hacia mi persona, así que antes de que comenzara decidí adelantarme y decirle — Sí soy la peor, no no tengo remordimiento alguno, no no puedes quedarte cinco minutos más, sí ya es muy tarde para desayunar, si sí puedes ponerte algo de mi armario y no no puedes decirle a Nona que te de helado para desayunar — Deje a mi querida amiga con la cara pálida y los ojos bien abiertos debido a mi repentina contestación planeada así que reí por su expresión y me dirigí al baño para empezar con mi rutina diaria, ella comenzó a quitarse las sábanas de encima y levantarse de la cama con mucho esfuerzo, de repente paro y se mantuvo sentada viendo hacía la nada perdida en sus pensamientos a lo que deje de hacer lo que hacía y me senté con ella.
— ¿Qué pasa Charlie?
—Lu, estaba pensando en lo que me dijiste ayer... ya sabes, sobre lo del acosador que te estaba molestando. — Al escucharla decir eso los recuerdos se agolparon en mi mente como una clase de Flashback y de repente entro en mi campo de visión la postura imponente de ese hombre.
—Lu, ¡Luisa! ¿Escuchaste lo que dije? — Voltee a verla y pude ver el rostro de Charlotte lleno de preocupación y curiosidad a lo cual me sentí mal por no haberle prestado atención — Lo siento Charlie no, perdón es que —Me interrumpió — Me distraje — A lo que yo la mire con vergüenza y ella solo sonrió con sinceridad.
La mire con cariño al notar cuanto me conoce, la verdad es que no sabría que hacer sin Charlotte, es la persona que mejor me conoce además de mi mamá y Nona en el mundo.
—Perdón Rojis ¿Qué decías?
—Qué pienso que tal vez deberías decirle a María y a Nona sobre tu acosador por que es evidente que eso te a provocado demasiado estrés y además es algo grave ¿Sabes?
Evidentemente ella tenia razón pero la verdad es que no quería preocupar a mi mamá con estos temas además de que no sabía si los encuentros con aquel sujeto eran solo mera coincidencia, imaginación mía debido a las películas y libros que había leído o sí tenía razón y era un acosador que me quería para algún motivo extraño. Nada era seguro y hasta que no comprobara que esto no era producto de mi paranoia no quería decirle nada a mi madre.
Tal vez estaba siendo una completa idiota y me estaba arriesgando demasiado pero no quería actuar precipitadamente.
— ¡No! No puedo decirle nada a ninguna de las dos, no se si esto que pasa es real, tal vez solo a sido una coincidencia, te he dicho que nadie parecía inmutarse en el, que tal sí solo es producto de mi imaginación. — Ella me miro sería y con los ojos entre cerrados, sabía que estaba molesta por mi contestación. — ¡Luisa no estas loca! y no entiendo por que las personas no prestaron atención a que te estuviera siguiendo pero algo es seguro ¡No puedes ocultarlo para siempre de tu madre ni de tu abuela! tarde o temprano se darán cuenta, recuerda que “Las mentiras tienen pies cortos”.
—Ya lo se Charlie, de verdad que juntarte todos los Viernes a jugar cartas con Nona te esta afectando Ya hablas como ella.
— ¡Pues el hecho de que digas eso no me ofende!, sabes que tengo razón.
Me miro sería y odiaba que me viera así pero debía entender que no me haría cambiar de opinión.
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Editado: 25.08.2019