Remontándonos a tiempos antiguos, por la época de la conquista, sabemos que la práctica mágica, como tal, fue perseguida, y castigada por los españoles. Pues en diversos pueblos de lo que fue conocido como la Nueva España, existía el politeísmo y a raíz de esto, surgen diferentes practicantes de las artes mágicas, que si bien al principio se querían erradicar, ambos grupos aprendieron de sí mismos, algunos apegados mucho a su tradición y otros utilizando los diversos recursos de los que los españoles disponían.
En la actualidad, aún existen diversos grupos indígenas, mestizos y urbanos, que cultivan la tradición de un mismo culto. Estos llevan a cabo diversas actividades como curaciones, ceremonias, rituales, etc. A partir de este breve contexto, conozcamos los diversos especialistas que existen en la práctica mágica. (Cabe aclarar que pueden existir o surgir más especialistas.)
Chamanes
Podemos considerar que los chamanes son especialistas que emplean sus poderes a través de una forma de trance, estos tiene una gran conexión con el mundo natural y están expuestos a fuerzas sobrenaturales, capaces de viajar entre mundos para su conexión con ello. Los chamanes predominan en las áreas rurales, y suelen conservar muchas de sus prácticas ancestrales, como portadores de una medicina tradicional, marginada por los saberes modernos. Sin embargo, los chamanes tienen funciones específicas dentro su comunidad como:
Ser curandero y médico hechicero, a través de la sanación espiritual. Líder espiritual y religioso, a cargo de los rituales tradicionales de la tribu, como los sacrificios rituales o los ritos de iniciación. Recopilador de los relatos y las tradiciones de la comunidad, así como de recitarlos y transmitirlos a las generaciones jóvenes, a modo de maestro espiritual. Adivinar el futuro e interpretar las señales (ómenes) de los dioses, a menudo como método colectivo para enfrentar un peligro o tomar una decisión política. Preparar a los muertos y liderar los ritos fúnebres, de haberlos. Preparar espiritualmente a los guerreros para la cacería o para la guerra, y en ocasiones acompañarlos como una especie de capellán. Servir de mediador en los conflictos internos de la tribu y como consejero para los caudillos. Distinguir los alimentos permitidos de los prohibidos, identificar hierbas benéficas y lidiar con los espíritus de los animales tras la cacería.