PRIMERA CARTA

Querida tú

¿Nunca has sentido qué todo tu mundo se mueve, qué tu respiración se agita y qué tu corazón se desemboca en tu pecho al estar cerca de la persona que amas?, ¿nunca has sentido que, al ver a esa persona, pareciera más difícil hacer tu próxima respiración sólo porque está más cerca de ti?

Ese sentimiento es tan grande que hace que tu piel se erice, tus manos empiecen a sudar y tu estómago se retuerza de una manera espantosa.

Eso es lo que siento cada vez que te veo. Cada vez que vislumbro tu cabello a lo lejos, cada vez que te siento cerca de mí, cada vez que escucho tu risa y como, a veces, se te sale un sonido como peppa pig que hace que tus mejillas se colocen sumamente rojas. Para mí ese sonido significa que tu risa y tu felicidad fueron reales. Y ese color en tus mejillas es la cosa más hermosa que hubiera visto jamás.

Cada vez que colocas tus brazos alrededor de mi cintura cuando me abrazas tengo miedo de que escuches lo fuerte que mi corazón late por tener tu cuerpo y tu calor cerca de mí. Aunque, al parecer, nunca lo notaste, porque siempre me sueltas y me das tu mejor sonrisa y sigues como si nada, pero dentro de mí hay todo un tsunami de sentimientos que a veces siento que amenazan con ahogarme.

Y cada vez que te veo con él, mi corazón se encoje en mi pecho y late de una forma lenta y dolorosa; cada vez que veo que lo besas y le dices cuanto lo amas mi alma llora por no poder ser el afortunado de tener tu corazón.

No te culpo por no notar mis sentimientos por ti; me culpo a mí mismo por no decírtelo, por no poder ser lo suficientemente valiente como para decirte todo lo que mi corazón grita y mi mirada te susurra cada vez que estas alrededor de mí, por tener miedo y por no poder sacar el nudo que se formaba en mi garganta cada vez que quería decirte dos simples, o no tan simples para mí, palabras:

Te amo.

Pero ahora ya es tarde. Y la única cosa que tengo es escribirte todo lo que nunca podré decirte. Todo los secretos y promesas que podría haberte susurrado al oído en la noche viendo las estrellas. Todos los momentos que pudimos haber pasado juntos, y como podría haber descubierto cada parte de tu corazón. Con estas cartas podré desnudar mi corazón y mi alma ante el fantasma de ti. Se que nunca obtendré respuesta y que nunca las leerás, pero mi corazón estará más ligero al sacar una parte de las palabras que nunca pudo expresarte.

O eso espero...

Con amor...
El chico que nunca fue lo bastante valiente para hablar.