Erase una vez una pequeña perrita llamada Yei, ella y su dueño Tomas eran muy unidos. Tomas era un señor de negocios muy rico que vivía en una mansión y en su tiempo libre le prestaba si acaso 30 a 15 minutos de atención pero eso no era suficiente para Yei ya que era una perrita muy juguetona y alborotada.
Así que aunque le doliera decidió echarla a la calle y el dueño se fue para Estados Unidos y nunca jamás regreso y la perrita Yei iba a su casa a esperar que saliera y esperaba y aullaba y aullaba y nunca salió.
Le daban patadas la gente que no la quería así que unos niños la encontraron en la calle y los perseguía a la casa y decidieron adoptarla.
Le agarraron cariño todos los niños le daban de comer todos los días aunque eran pobres, pero le daban de sobras y llego un día que los niños se fueron de viaje por un tiempo y no se podían llevar a la perrita y la dejaron en cuidado con un vecino Alex para que le diera comida y la cuidara.
Pero Alex era muy malo, la maltrataba y le daba comida podrida y llegaron los niños y se la entrego enferma, débil que no podía caminar y la tuvieron que llevar a un veterinario para que la curara.
Le encontraron fracturas y denunciaron a Alex por maltrato de la perrita y la curaron tuvieron que gastar bastante real para que se curara.
Pasó un mes y la perrita se curó y salió Alex de la cárcel y los perdono por darle comida podrida, mal tratarla y paso dos años y la perrita creció y conoció a otros perritos y tuvieron perritos y los niños crecieron y se volvieron adolescentes.
Moraleja:
Que los animales son también seres vivos que debemos querer mucho y cuidar.