Todos somos luz, pero no podemos pretender brillar de la misma manera en la vida de quienes nos rodean.
Mientras para algunas personas seremos solo una estrella lejana que no emite luz alguna que los ayude a caminar en la oscurida, y que tan solo se dan cuenta de su existencia cuando deciden mirar al cielo en noches solitarias sirviendo unicamente para embellecer un poco más luna.
Para otros seremos su sol, esa gran estrella que ilumina incluso sus días más lluviosos, esa que sin importar que sea la noche más bella, con mil estrellas más esperando ansiosas por una mirada, y con el clima más perfecto que te puedas imaginar, es la única que desean ver.
Debemos entender y aprender a vivir con el conocimiento de que aveces, incluso para nuestro sol no somos más que una estrella lejana, o peor aun, una estrella fugaz, esa que aspirar ver con ansias pero que al verla inmediatamente solo piensan en eso que realmente desean en sus vidas,y después... después solo la olvidan.
Pero nada de eso importa, la verdadera pregunta que nos debemos hacer es, ¿que clase de luz somos en nuestra propia vida?