La invasión de seyrens en el colegio estaba lejos de terminar, ya estaba amaneciendo y la lluvia de Slade estaba disminuyendo. Dentro del sótano, Kiara ya había formado su pequeño ejército para salir a luchar y se le acababa de ocurrir una excelente idea para poder salir de allí.
—¡Trap! —exclamó—: Con una ilusión puedes distraer a los guardias. —Trap se sintió incómodo, todos lo miraron. Él realmente no quería participar en esto, y mucho menos quería ser él quien les facilitara escapar.
—Adelante, Trap —le dijo Bill señalándole a los asistentes de la puerta— todos tuyos.
—Y rápido, que hace mucho frío aquí —agregó Jenny.
***
Mientras, Wany llegó con la aspiradora y se la dio a Katy, quien corrió hacia Frost y Toxia. Wany y los demás la siguieron, no iban a quedarse con la curiosidad.
Toxia lanzó una nube violeta sin veneno.
—¡Ey, Toxia! —gritó un asistente— No puedes hacer eso en... —Pero Frost lo congeló.
Pronto pudieron distinguir a Smoke, un humo medianamente gris, separado del humo violeta. Wany enchufó la aspiradora y comenzó a aspirar, pero Smoke se escapaba, y llegó un punto en el que el cable de la aspiradora no daba más e impedía seguir avanzando.
***
Por otro lado, Laly y Zed continuaban junto al cuerpo de Alonso bajo la lluvia.
—Zed —le susurró dulcemente Laly al oído, él alzó la mirada—, tenemos que irnos —le dijo ella— No es seguro aquí, hay que volver al sótano.
Zed bajó la mirada, Laly tenía razón. Entonces recordó las palabras de Alonso, le había pedido que cuidara de Laly y de Dori, y eso es lo que se propuso hacer ahora.
Se levantó y le extendió una mano a Laly para ayudarla a hacer lo mismo. Ambos lloraban. Zed miró por última vez a Alonso:
—Adiós —susurró. Luego miró a Laly y ambos se dirigieron al sótano sin decir una palabra.
Laly estaba triste, pero ella sabía que no tanto como Zed, y no podía imaginarse su dolor. Pero por lo que más se culpaba era por no poder hacer nada para consolarlo.
Y estaban por llegar al sótano cuando un hombre llegó corriendo ante ellos. Laly se asustó, era el mismo hombre fuerte con el que había luchado anteriormente. Zed se colocó en cuatro patas mientras gruñía, Laly comprendió que planeaba luchar.
—¡No, Zed! —le gritó—, la cosa es conmigo, ya sé cómo ganarle, ve al sótano.
—No —le contestó él—. Estos malditos asesinaron a Alonso, y estás loca si piensas que voy a dejarte sola, voy a protegerte —Y saltó hacia el hombre.
—¡¡No!! —gritó Laly y corrió hacia ellos. Zed alcanzó a morderle el hombro y sintió una piel muy dura entre sus dientes, casi no lo había dañado. El hombre se defendió, y de un manotazo se deshizo de él, arrojándolo lejos. Zed rodó por el piso antes de frenarse acostado en el suelo. Sacudió su cabeza e intentó parase dolorosamente y vio con espanto que el hombre había arrojado a Laly contra la pared y se le acercaba para darle el golpe final.
—¡¡Laly!! —gritó mientras corría hacia allí.
Pero, cuando el hombre estuvo a punto de golpearla, no pudo moverse, una soga lo había atrapado. Un hombre del equipo de Volto los había salvado, tendría aproximadamente 25 años.
—¿Te sentís grande peleando contra niños, grandulón? —le dijo, a la vez que lo revoleaba por el aire con la cuerda, y luego lo arrojaba lejos. Zed se había quedado parado mirando asombrado— ¡Ey! Ven aquí —lo llamó el joven, mientras ayudaba a Laly a levantarse—. Mi nombre es Tomy, ¿y ustedes?
—Yo soy Laly —le contestó ella—, y él es Zed.
—Laly y Zed, bonitos nombres, pero ¿no deberían estar en el sótano? Aquí afuera es peligroso, hay gente mala, como ese hombre. —Tomy entrecerró los ojos y los miró a ambos—. Veo que están heridos —y agregó con cara de desaprobación—: ¿cómo fueron capaces de lastimarlos? Vengan, los llevaré al sótano.
Los chicos lo siguieron. Zed pensó que ese hombre era un milagro realizado por Alonso, que ahora lo cuidaba desde el cielo.
***
Mientras tanto, en el bosque escolar, tres hombres atacaron al equipo de Volto. Twister le arrojó una ráfaga de viento al primer hombre, luego se convirtió en aire y comenzó a golpearlo. Volto electrificó al segundo. Edward convirtió su puño en hierro y asesinó al tercero de un buen golpe en la cabeza. E Isabel ayudó a Twister a deshacerse del primero absorbiéndole lo que le quedaba de energía al pobre hombre. Twister estaba impresionado con los poderes de sus nuevos compañeros, y de lo rápido que acaban con sus adversarios.
Pero para cuando terminaron de luchar, Rain, Lavanda y la mujer habían huido.