Escuela de Villanos: Los inicios

Capítulo 26: Revelaciones

Cuando Frost abrió los ojos, Smoke ya estaba despierto.

—¡Al fin te despertaste! Dormilón —le reprochó Smoke—. Ya me estaba aburriendo.

Frost se le acercó y le cerró la puerta del armario.

—¡Ey! —gritó Smoke desde adentro—. ¡No se vale, voy a quedarme sin aire!

—Tengo que cambiarme —le explicó Frost.

—Ah, está bien. Ey, si vamos a ser compañeros de habitación creo que hay que poner algunas reglas, por ejemplo: podrías traerme comida cada vez que salgas, ¡voy a desnutrirme! —Frost le abrió la puerta y lo miró con cada de desaprobación—. Que rápido te cambiaste.

Frost notó que las marcas en el brazo de Smoke estaban desapareciendo, al menos ya no tenía ninguna en el cuello.

—Te pareces a Freeze –comentó Smoke-, solo que él no es tan aburrido. Por cierto ¿dónde está?

—En otro lado.

—Tengo una pregunta que hacerte: ¿por qué eres tan amargado? ¿No te quisieron de chiquito? —le preguntó burlonamente Smoke. Frost le cerró la puerta—. ¡Ey! ¡No! ¡Abre! ¡Me asfixio!

—Me voy a desayunar —comentó Frost, retirándose sin obedecer al pedido de su prisionero.

***

—No puedo creer que me castiguen a mí por salir del sótano y a ti no —le reprochaba Pranch a Rain en el comedor.

—Bueno, a mí no me vio el director pero sí mi padre y también me castigó. No sé qué es peor, ahora no quiere que lo acompañe a buscar a West. Al menos lo único que tienes que hacer es limpiar algunos escombros. Yo seguramente voy a pasarme las vacaciones encerrado en mi casa.

—Rain —pensó Pranch en voz alta—, no tenemos por qué ir con Volto a buscar a West, ¡vayamos por nuestra cuenta!

Rain se quedó pensativo, la idea era tentadora pero:

—¿Pero cómo haremos? No sabemos ni siquiera a dónde pueden haberse llevado a West.

Lavanda se les unió en su mesa:

—Hola chicos, ¿de qué hablan?

—Iremos a buscar a West —le respondió Pranch, con convicción.

Rain miró a Lavanda, ¡claro! Con su ayuda sí podrían pensar en entrar en territorio seyren para buscar a su amigo.

—Cuenten conmigo —les respondió ella.

***

Laly, Katy, Wany y Stacey estaban desayunando juntas, pero Laly se veía bastante decaída, era indudable que estaba pensando en Zed, la ponía muy mal ver a su amigo tan desolado.

—Ey, Laly —le preguntó Katy, intentando animarla—, ¿quieres conocer a Smoke?

—¡Oh! ¡Cierto! ¿Ustedes tienen al seyren? —se interesó ella.

—Sí, está en la habitación de Frost, a la tarde vamos a ir —le contestó su amiga.

—Creo que Toxia debería ir sola —opinó Stacey—, seguro que a ella le va a dar más información, por el tema de la pócima, pero primero yo quiero verlo, tampoco lo he visto.

—Cambiando de tema —interrumpió Katy—. Chicas, ¿han notado lo ordenada que es la habitación de Frost?

—¡Es cierto! —reconoció Wany—. No me había fijado, pero nada está fuera de lugar.

—De todas formas, nadie supera en limpieza y orden a Stacey —agregó Katy, riendo al recordar la habitación siempre impecable de su amiga.

—Frost no puede ganarte en eso —rió Wany.

—Sí —asintió ella con pesar—, aunque ahora con el ataque mi habitación quedó muy destruida.

—Ya reportamos los daños. —Se encogió de hombros Laly—. Espero que las reparen pronto, la mía tiene un agujero en el techo.

***

Cuando terminaron de desayunar, los chicos que habían sido castigados por el director se dirigieron al patio para comenzar con sus trabajos comunitarios, allí los asistentes les dieron las herramientas necesarias.

—Su tarea consiste en limpiar todos los escombros —les dijo un asistente entregándoles una escoba, una pala y una bolsa a cada uno—. Nuestra tarea es observarlos y ver que están cumpliendo con su trabajo.

Kiara le codeó el brazo a Flux:

—¿Te suena conocida esta escena? —le dijo, guiñándole un ojo.

Flux le sonrió:

—Al menos otra vez estamos juntos —le respondió, guiñándole un ojo también, lo que hizo reír a Kiara.

Jenny se duplicó cuatro veces:

—Dejen de coquetear —les dijo riendo—, y vamos a terminar con esto.

—¿Competimos, Jenny? —la desafió Speedy.

—¿Estás seguro? —se rió ella, mientras cada uno de sus clones creaba un clon más.

—¿Por qué están todos tan animados? —rezongó Pranch, apoyando su brazo en el palo de su escoba—. Odio limpiar.

—No me importa que lo odies —le respondió Bill, apuntándolo con un dedo amenazante—, pero más te vale que te muevas, no pienso limpiar si tú piensas estar sin hacer nada.




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