WENDY
Me sentí una completa idiota. No se porqué reaccioné de tal manera, es decir, Amber ya me lo había dicho hace unos minutos atrás cuando apareció en mi departamento por sorpresa. Pero en cuanto Alfred pronunció esas cuatro palabras la vergüenza se apoderó de mi de una forma que jamás había experimentado.
—Aún no ha llegado—dijo su tío
—Caleb y Alex están junto a él—le informó Amber, el asintió rodando los ojos, se despidió y se alejó de nosotras hacia un vehículo que había estacionado a pocos metros del edificio.
Lo que yo sabía era: Chase había salido a festejar junto a Caleb y Alex un partido de fútbol-playa que ganaron ayer. ¿Cómo lo sabía? Porque ayer por la noche Caleb decidió que era buena idea enviarle un mensaje de texto a Liz—borracho—contándole con lujo de detalles en donde y con quien se encontraba. En más de una ocasión recalcó que estaba con cuatro chicas, dato que a nadie le interesaba, mucho menos a Liz teniendo en cuenta que ella está obsesionada con este tal Caleb.
Un idiota a mi parecer.
¿Ustedes se preguntarán que hacía yo hablando con el primo de Chase y por qué preguntaba por él? Bueno, resulta que acabo de salir de un episodio de furia, tristeza, emoción, enojo, alegría y por sobre todas las cosas: miedo.
Una de las tantas cosas que he aprendido con mi terapeuta es que las cosas se solucionan hablando, ¿en mi caso? Escribiendo. Es así que ella implementó una técnica para que yo realice los días en los que me encuentro angustiada, sofocada o con todas esas palabras que he nombrado anteriormente: Crear una lista.
"LISTA DEL YO"
¿En que consiste? En darle explicación a cada una de esas palabras.
Furia: Por ser yo quien se haya tenido que mudar a más de dos mil millas de distancia de su hogar por alguien que arruinó su vida. Cuando en realidad tendría que haber sido al revés.
Tristeza: Siento que no estoy acompañada físicamente por quienes darían cualquier cosa por mi. Mi madre, Emily, Sara, los abuelos.
Emoción: Aunque ellos no estén físicamente, sé que están espiritual y emocionalmente, la distancia no es un impedimento para que no me sienta protegida o cuidada. Sé que ellos desde allí, están dándolo todo por mi.
Enojo: Por no poder hacer nada al respecto. Me siento atada de pies y manos en cuanto a esta situación. Nadie —de la autoridad— ha actuado a mi favor, siempre en mi contra.
Alegría: No soy la única mujer que está viviendo una situación así. No soy la única mujer que está luchando por tener voz y voto hoy en día e impedir que nos aplasten como cuál insecto. Siento alegría por mi y por todas las mujeres que siguen adelante sin importar lo que el resto opine, sin importar si las apoyan o no, deciden seguir luchando contra todo y todos los que se atraviesen en su camino.
Miedo: No me sentía segura estando a pocas cuadras de distancia de su casa, tampoco lo estoy ahora a más de dos mil millas. Tengo miedo por lo que pueda llegar a hacerme—otra vez—tengo miedo de él y de los millones de Nate qué pueden llegar a haber a mi alrededor. Miedo por mi y por todas aquellas mujeres que no se sienten escuchadas. Miedo por no poder llegar a contar mi verdad al mundo.
Luego de finalizar la lista mi rostro era un mar de lágrimas, allí fue cuando Amber apareció en mi puerta. El universo me la envió especialmente para mi, su llegada no me había causado tanta emoción hasta el momento en que abrí la puerta la abracé lo más fuerte que mi débil cuerpo me lo permitió y en ella desahogué todo el cúmulo de sentimientos que rogaban por salir dentro de mi.
¿Dónde entra Chase en todo esto? Pues luego de que Amber me pusiese al día con todo lo que estaba sucediendo y me haya nombrado al susodicho, recordé la última conversación que mantuvimos, lo mal que me había comportado con Chase, y él a pesar de ello se mostró súper considerado preocupándose por mi y por mi alto estado de resaca. Desde que he llegado no ha dejado de preocuparse por mi estadía aquí en el edificio y en la ciudad, en cambio yo me he comportado como una idiota.
No puedo admitir que no es atractivo porque realmente estaría mintiendo. Pero lo que si no puedo admitir es que sienta algún tipo de atracción hacia él, somos muy diferentes el uno del otro, y ésta situación lo confirma. No lo conozco demasiado pero en más de una ocasión he notado que le gusta salir a fiestas y allí divertirse con más de una chica. Eso lo he notado conmigo misma, lo he visto como me observa y como intenta captar mi atención de la misma manera que intenta conquistar a otras chicas. Es un buen chico pero en este momento no creo estar mental ni físicamente bien para tratar con un tema así.
—¿Sigues pensando en Chase?—pregunta Amber, estamos a unas pocas cuadras de su casa. Hoy será noche de chicas. Hace pocas semanas que nos conocemos, pero desde el primer día que Chase nos presentó en ese mismo instante intercámbianos nuestros números de teléfono y no hemos parado de hablar
—No—miento y sigo con mi vista clavada en el mar. Hoy es uno de los días más calurosos desde que estoy aquí en el pueblo y mi cuerpo lo está sufriendo, teniendo en cuenta que el ochenta por ciento de los días del año en Portland llueve.
—Chase es hermoso—mis ojos esta vez se dirigen rápidamente hacia el rostro de Amber
—Tranquila, Chase y yo solo somos amigos, nuestras abuelas se conocen desde hace varios años, él es como parte de mi familia, jamás podríamos tener algo serio. Tampoco es como si quisiese—aclara rápidamente—él es muy cariñoso y dulce con cualquier persona, tiene algún que otro defecto como toda persona ¿no? ¿Pero quien no los tiene?
—No estaba pensando en Chase—vuelvo a mentir
—He visto tu cara cuando Alfred dijo que estaba con otras chicas. Chase es así, le gusta salir con varias chicas pero con ninguna formaliza nada
—Pero tiene novia—la oración sonó como una afirmación, pero algo dentro de mi me está diciendo que fue una pregunta que muero por hacer y no me animo.—La he visto salir de su apartamento—recuerdo a la chica alta, pelirroja y súper bien arreglada y maquillada.