AMBER
Mentiría si dijera que ya no pienso en aquellos años de mi adolescencia. Mentiría si dijera que ya no me importa ni esa etapa ni lo que digan los demás.
Jamás suelo hablar de mi vida privada a no ser con mis amigas y algunos familiares (porque que sean mis familiares no quiere decir que tenga que contarles todo lo que me sucede o lo que me pasa por la cabeza).
¿Qué si estoy nerviosa? pues sí, creí que este día jamás llegaría.
Liz, Margot y yo nos conocemos desde la secundaria. Ninguna de las tres nos caíamos bien ya que pertenecíamos a tres grupos diferentes dentro del instituto. Margot pertenecía al equipo de las deportistas, aquellas que nadie conocía ya que eran opacadas por los deportistas masculinos. Liz formaba parte del grupo de robótica y ciencias, los llamados "nerds". Y por último estaba yo, era la capitana de las porristas, la típica chica rubia, delgada, alta y con su novio perfecto, es decir en el horario del almuerzo ocupaba la mesa de "las populares".
Años mas tarde, durante un viaje escolar las tres quedamos encerradas en la habitación de nuestra cabaña y entre charla y charla nos hicimos las mejores amigas. Margot y Liz siguieron formando parte de sus grupos pero yo finalmente decidí abandonar tanto a las porristas, como a mi falsa vida, porque eso es lo que tenía, una vida completamente falsa. Actuaba tal y como los demás querían que actuara, hablaba sobre los temas que mis "amigas" creían que era correspondiente hablar.
Ahora, se estarán preguntando en que momento de mi vida estuve con Caleb y como es que Liz jamás se enteró, pues aquí viene lo complicado. Les he estado ocultando no uno, sino dos grandes secretos a mis amigas.
—Amber, maldita sea ¿De que demonios estas hablando?—Intento descifrar el rostro de Liz pero es imposible, sus ojos marrones me observan fijamente esperando una respuesta.
—Yo... no quería que esto sucediera así. Me he imaginado mil situaciones y formas de como les diría esto pero... pero es que no he encontrado el momento perfecto. Yo... soy una mala amiga, ustedes han confiado sus mayores miedos y secretos y yo no he podido sincerarme con ustedes.
—¿Amber, de que hablas?
Las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas y no lo noto hasta que una roza mis labios y siento un sabor salado.
—Desde la primera vez que nos hemos conocido que te he confesado que sentía algo por Caleb, incluso tu me has animado a que estuviera con él, y ahora me vengo a enterar que ustedes tuvieron un pasado juntos y que eres la razón por la que Caleb no quiere estar conmigo ni con nadie mas. Dame una maldita razón para no salir de esta habitación y creer que te has burlado de mi durante todo este tiempo.
—Liz... yo...
—Creo que a los gritos no llegaremos a nada, porque no nos acomodamos y dejamos que Amber nos cuente lo que tiene para decirnos—Wendy intenta calmar las aguas pero esto se me está haciendo más difícil de lo que creía. Creo que no seré capaz.
—Si—digo finalmente limpiando mis mejillas—he estado con Caleb—veo los ojos de Liz y estos comienzan a cristalizarse. Un nudo vuelve a formarse en mi garganta.—pero no es lo que tu crees.
—Deja de excusarte y habla de una vez por todas
—Sucedió en primer año de instituto. Cuando ingresé tan solo conocía a Chase, por lo que por varias semanas tan solo me juntaba con sus amigos, entre ellos, conocí a Caleb. Era el típico chico que adulaba a todas las chicas, era en su momento el capitán del equipo de fútbol, así como también el chico mas codiciado por todas—hablo mas que nada dirigiéndome a Wendy, quien no conoce toda la historia—Unos días antes de pertenecer al equipo de las porristas Chase me invitó a una fiesta de universitarios a la que tan solo asistirían el equipo de futbol y otros chicos que no eran ni del instituto ni del pueblo. Allí fue cuando sucedió por primera vez—hago una pausa intentando buscar las palabras adecuadas para lo que se viene.—Ese día bailamos juntos, nos escabullimos a una de las habitaciones de la fraternidad y nos besamos por largo rato—intento descartar los detalles, no seria justo seguir empeorando la situación ni hacerle más daño a mi amiga—Allí se suponía que debía terminar todo, yo estaba segura que no quería estar con él, incluso se lo había dejado en claro desde el primer día. Pero los días transcurrieron, las semanas transcurrieron y nuestras visitas a escondidas se seguían dando, Caleb se obsesionaba cada día mas conmigo y yo... yo seguía sin sentir nada por él, por mas que quisiera no podía, yo misma me obligaba a sentir algo por él pero era imposible, por mi cabeza giraba el nombre de otra persona.
—¿De Tom?—pregunta Margot. Tom fue mi novio durante mi época de "chica popular".
Niego con mi cabeza. —Julie—confieso finalmente y las tres se me quedan mirando fijamente. En estos momentos en lo único que puedo pensar es en llorar, en salir corriendo de esta habitación, escabullirme bajo las sabanas de mi cama y seguir llorando hasta deshidratarme.
Si, me gustan las chicas.
A no ser por Chase y claramente Caleb, nadie mas sabe de mi secreto. He estado ocultando esto por miedo al que dirán, por temor a que decidan alejarse de mi, por temor a que comiencen a verme como otra persona cuando en realidad sigo sigo siendo yo, a pesar de que no me gusten los chicos tal y como todos creían, sigo siendo la misma persona de siempre, quizás suene exagerado, que en pleno siglo veintiuno haya personas que piensen de tal forma, pero desgraciadamente es así, tenemos temor a lo que puedan pensar y opinar otras personas sobre nuestra vida, sobre nuestras decisiones, sobre lo que queremos y lo que no. Quizás fue por eso que decidí ocultar por tanto tiempo esto, a pesar de que me sentía y me sigo sintiendo cómoda con mis amigas o con algunos de mis familiares, se me hace difícil abrirme con temas tan delicados como este. Pero ahora, una vez que las palabras brotaron de mis labios, jamás creí que podría sentir tranquilidad y sentir que me saqué un peso de encima.