Ese beso en Paris

37|| Diferente

CHASE


 

—Entonces, me estás diciendo que tú y ella...


 

—No empieces Alex—ruedo los ojos


 

—Pero tú has dicho que...


 

—Si, ya se lo que he dicho, pero al mismo tiempo... no lo sé, con ella es... diferente


 

Alex me conocía más de lo que yo mismo me conozco, por lo que no podía no contarle lo que había sucedido con Wendy hacía quince minutos atrás, se me notaba en la cara, algo me sucedía.


 

En cuanto me fui del apartamento de Wendy, rápidamente salí corriendo hacia recepción porque como ya era costumbre, estaba llegando tarde a trabajar, allí él me esperaba, muy tranquilamente sentado en mi silla con los pies sobre la mesa y tecleando a toda velocidad la pantalla de su celular.


 

Los cinco minutos que tardé en bajar por el ascensor, por mi mente no dejaba de dar vueltas la imagen de Wendy sonriendo, de sus dedos rozando cada centímetro de mi piel y de la forma que intentaba ocultar sus suspiros que, por poco, no se transformaron en jadeos.


 

Cuando hablé con Alex, sentí lo mismo que cuando tenía trece años y le conté que había dado mi primer beso con una chica de nuestra clase con la que había estado casi todo el semestre intentando ligar. Ella había sido mi primer beso, mi primera vez y mi primera novia. Alex había sido mi apoyo durante esa época, él me decía que debía hacer y que no, yo le contaba casi todos los detalles de lo que sucedía entre nosotros y fue Alex quien me vio por primera vez enamorando. Nunca pude ocultarle nada, de una forma u otra siempre terminaba enterándose, ya sea porque me obligaba o porque me sacaba la información cuando yo estaba borracho.


 

Hoy no había sido la excepción. Aunque no hubiese querido contarle lo de Wendy, mi cara y mi sonrisa boba me delataban por completo.


 

—¿Como es que estar con una chica puede ser diferente? Tú nunca te has relacionado con una chica por tanto tiempo, ni de esta forma. Chase... acaso tú y ella...—el hablaba parado bajo el marco de la puerta mientras me ponía mi horrible uniforme —¿Están... saliendo? —la pregunta brotó de sus labios y me quedé plasmado a medio vestir sin saber que responder


 

—No... —y era la verdad. Wendy y yo no éramos nada. Tampoco surgió esa pregunta entre los dos, pero no era necesario que surja para saber que (aún) no éramos nada


 

—Pero te gusta...


 

—Si


 

—¿Entonces?


 

Hay cosas que, claramente por más que sea mi mejor amigo, no puedo contarle. Son cosas que Wendy me ha confesado a mi y que yo no puedo ir por la vida hablándole a las personas de ello. No puedo hablarle del verdadero motivo por el que está aquí, de su ex novio o de su padre.


 

—Es complicado. Por ahora... iremos despacio, y creo que... hoy, ha sido el comienzo de algo. —me siento en mi respectivo lugar y acerco una silla para que Alex tome asiento junto a mi —Sabes... desde que ella está aquí en el pueblo, no he podido estar con ninguna otra chica


 

—¿Y la otra vez cuando fuimos a casa de esas tres chicas? —me interrumpe


 

—Bueno, si, allí sucedió algo, pero fue diferente, cuando terminamos e incluso los días siguientes me sentí culpable. Como si haber estado con esa chica hubiese significado serle infiel a Wendy. Cuando entre nosotros dos para ese entonces no había sucedido nada. Ni siquiera he tenido la necesidad de estar con otra persona que no sea ella


 

—¡¿Joder hermano, que te está sucediendo?!


 

—No lo sé, por eso te digo, con ella todo es diferente, no es solo algo físico, es... mucho más


 

—¿Y ella siente lo mismo?


 

—Si. Es decir... no lo ha dicho directamente, pero estoy seguro que ella siente lo mismo y con la misma intensidad que yo


 

Llevábamos dos horas hablando de este tema, alrededor de las dos de la madrugada Alex se fue a su casa y me quedé solo. Odiaba trabajar de noche, al estar todo el edificio durmiendo se me hacía eterno, era como si los minutos no pasaran. Sin contar que hace hace dos días que no logro dormir más de cuatro horas, he intentando salir a correr por la noche, hacer más ejercicio durante los entrenamientos e incluso he estado bebiendo una infusión de té asqueroso que mi abuela preparó que, según ella eso me ayudará a dormir mejor. (El mismo que estoy tomando en estos momentos) Pero nada a dado resultado, sigo sin poder dormir.


 

— —


 

—Hola... Chase...


 

—Hmm —me quejo acurrucándome un poco más


 

—Chase... despierta...


 

Intento abrir los ojos pero es imposible, la luz a mi alrededor es casi cegadora, como si estuviesen apuntando con una linterna directamente a mis ojos. Hago un segundo intento esta vez intentando levantarme pero un dolor punzante en mi cuello me obliga a volver a la misma posición que antes


 

—Chase, ¿Estás bien? —asiento con la cabeza pero el dolor vuelve con más intensidad


 

Finalmente logro abrir los ojos y... ojalá todas las mañanas despertara con esta hermosa vista


 

—¿Wendy? —pregunto confundido, observo a mi alrededor y estoy en recepción sentado en mi silla —¿Qué haces aquí? Aunque, no me quejo, ojalá pudiera despertar cada mañana viéndote a ti—ella se sonroja y una media sonrisa se dibuja en su rostro


 

—Creo que debería ser yo quien pregunté qué haces tú durmiendo aquí


 

Oh... con razón no puedo mover el cuello. No hay como la comodidad de mi cama. Ahora que recuerdo, yo estaba en horario de trabajo... al parecer después de todo esa infusión de té de mi abuela si dio resultado.


 

—Agradece que fui yo quien te encontró y no Alfred —ahora que lo menciona debería llamar a mi primo, hace más de una semana que no sé nada de él, no vaya a ser que también se enoje por ignorarlo




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