Especial ángel Ciego. 14 de Febrero

El Ritual

— ¿Qué quieres? — preguntó la mujer mientras el guerrero verde quedó de rodillas, silencioso, con actitud derrotada en el piso, con la vista baja, dos dedos de su mano derecha estaban apoyadas en su frente.

— Que todos se vayan — bajo sobre el cráter — este lugar es mío, dormí por 3.000 años y ahora estos seres quieren quedarse con mi hogar.

— ¿Y por qué no buscas otro sitio? La plusvalía de vivir en un volcán no es buena, si quieres vender más tarde no conseguirás casi nada, se nota que has vivido alejado del mundo por mucho tiempo, yo podría asesorarte si quisieras encontrar un lugar mejor ¿Te gustan las islas de fuego? Son preciosas en esta época del año. Aunque si yo fuera tú me iría a las montañas, la nieve se siente muy bien. Pero si vas todo se convertirá en ríos... hablando de ríos, porque no vas a Río De Janeiro. Para el carnaval... — siguió así un buen rato.

— ¡¡¡Qué no puedes callarte nunca!!! — gritó el ser molesto.

— Suerte con eso, desde que la conozco he tratado de hacerla callar y todavía no sé como lograrlo — el namek se irguió, tenía una gran cantidad de ki reunido en uno de sus dedos — AHORA IZBET.

Ella sintió que el guerrero de piel verde estaba juntando energía, por eso distrajo al demonio para que Piccolo pudiera tener el tiempo que necesitaba. Al escuchar la señal la mujer ciega trató de deslizarse de los brazos del demonio de fuego, pero no lo logro totalmente, esté la tomó de la pierna y la puso para usarla como escudo.

— DISPARA — dijo Izbet en idioma namek, mientras se trataba de soltar del demonio.

— No quiero arriesgarme a herirte — él le respondió en el mismo idioma.

— No te preocupes, confío en ti, HAZLO AHORA.

— ¿Qué lenguaje están usando? — preguntó el ser de fuego.

— MAKANKOSAPPO — gritó el guerrero.

El rayo de energía pasó cerca de la cabeza de la mujer, y dio en el pecho del otro, que cayó en la lava.

— ¿Que pasó? Yo debía ganar — murió con un signo de pregunta en su cara, pero no soltó a la mujer ciega, ambos se perdieron en el volcán.

— IZBET — Piccolo hizo ademán de bajar.

Por suerte la del mechón blanco logró soltarse e hizo un campo de energía al caer en el líquido hirviendo. Salió volando en medio del humo.

— Es el destino el que quiere que me veas así, no yo — rió nerviosa y sonrojada la del mechón blanco, cuando se despejó la niebla que la cubría, sus alas tapaban su trasero y su intimidad, y con sus brazos ocultaba sus senos. Su ropa se había quemado.

El namek, avergonzado, quedó sin moverse un rato, luego hizo aparecer ropa en ella. Pasado un momento en que ambos estuvieron incómodos, en silencio, él la tomó del brazo y fueron al pueblo.

Cuando bajaron las mujeres se hicieron cargo de la medio demonio.

Ya estaba amaneciendo.

— Venga a desayunar — invitó el alcalde al namek al rato, cuando ya los hombres terminaron de agradecerle al guerrero el haberlos salvado — me avisaron que su señora estaba muy cansada así que la llevaron a uno de los cuartos de invitados de mi casa, mando que le avisarán que a la tarde recién se reunirá con usted.

Piccolo supo que era verdad lo que le dijo, sentió el ki de Izbet relajado, como cuando dormía.

— No es mi esposa. Somos compañeros de entrenamiento y amigos. Le acepto un vaso de agua, no tengo hambre, gracias.

— Entiendo. Venga por acá, por favor.

Mientras el namek tomaba lo que le pidió, el líder del lugar susurraba con su esposa mientras lo miraban.

— Voy a descansar, a la noche nos iremos con Izbet para seguir con nuestros planes.

— Por favor quédense un poco más, venga al anochecer con su amiga, es la celebración de la fundación de nuestra villa.

— Está bien.

— Lo acomodaremos en la otra pieza de invitados, así quedará al lado de la señorita.

— Se lo agradecería — se encerró simulando dormir, así no tuvo que seguir recibiendo las gracias de los del lugar por salvarlos.

Al rato que oscureció apareció Izbet vestida como las demás mujeres, ayudada de la esposa del alcalde, iba con una blusa y falda larga blancas, con bordados de flores y aves, todo muy colorido, incluso llevaba flores en su cabello corto.

El guerrero se sorprendió gratamente al verla así, ella siempre usaba tonos oscuros, además nunca la había visto con falda.

— Te ves bien — la tomó del brazo para guiarla a sus puestos en la mesa principal.

— Gracias — estaba algo complicada y sonrojada por como la vio antes, además él nunca le había hecho un cumplido como ese, siempre la felicitaba solamente por su habilidad de luchadora.

Los sentaron al frente, entonces el alcalde empezó a hablar para que todos lo escucharán.



#6860 en Fanfic

En el texto hay: lucha

Editado: 14.02.2020

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