Dos días después ...
Nos encontrábamos en la casa de Lukyan y hace dos días exactos en los que Ady no despierta. Todos estamos desesperados tanto nosotros dos como los niños que lloran por su madre. El estado de salud de Ady es delicado, hemos consultado con muchos médicos, pero nadie sabe que veneno está destruyéndola. No estábamos quedan sin opciones para poder ayudarla.
—Algunos magos y brujos de las manadas vecinas están aquí—me habló Lukyan—. ¿Cómo están los niños?
—Durmiendo—observé por la ventana el bosque, los niños no querían separarse de su madre y era una tarea difícil hacerlos dormir—, se despertarán pronto.
—Esperemos que todo salga bien con el diagnostico de Ady.
Yo también lo espero.
....
—¿Cómo se encuentra? —le pregunté a uno de los magos que había salido de la habitación en donde se encontraba Ady.
—Los hechizos no funcionan, no podemos extraer el veneno—nos miró a ambos—, honestamente no creo que sobreviva esta noche, ella esta demasiado débil. Se mantiene despierta algunos minutos, pero el veneno esta matándola.
—¡No es verdad! —gritó Lukyan y lo empujó contra la pared—, debe haber algo para solucionarlo—gruñó y sus ojos se volvieron totalmente dorados.
—Está muy intoxicada, el veneno se encuentra en casi todo su cuerpo—intentaba desesperadamente respirar, Lukyan lo soltó al darse cuenta —, es demasiado tarde.
—¡NO! —su voz se oyó por toda la casa, las lagrimas cubrieron su rostro.
—Introducimos algunos antibióticos mezclados con hechizos, eso disminuirá el dolor—nos regaló una mirada de lastima—, tal vez se despierte pronto.
—Entrare yo primero—hablo Lukyan mientras me miraba, entendía que necesitaba espacio con ella—, necesito pasar tiempo con ella.
—Bien.
Bajé a la cocina necesitaba un poco de jugo de uva, eso siempre calmaba mis nervios.
Al entrar a la cocina Mateo estaba sentado en la mesa en frente de él un plato con galletas y un vaso de leche esperaban ser devorados, el solo los miraba mientras lagrimas caía en su rostro. Sabía que había escuchado el grito desgarrador de Lukyan.
Me serví la bebida que había venido a buscar y me senté junto a él—, ¿te encuentras bien?
—No—respondió distante y se secó las lágrimas con la manga de su remera—. ¿Cuándo despertará mamá?
—Dentro de un rato—respondí dudoso ante mis palabras.
—Necesito a mi mami—se bajó de su silla y me abrazo por instinto le devolví el abrazo. Sus lagrimas volvieron mojando mi camisa, no sabía cómo consolarlo.
Al pasar un tiempo Lukyan interrumpió nuestro abrazo, llevaba a Ian en sus brazos, él también tenía rastros en su rostro de lágrimas.
—Ady quiere hablar contigo.
Al entrar a la habitación miré a Ady ella estaba en la gran cama, volviéndose cada vez más pálida.
—Zeht —podía escuchar que su voz sonaba cansada.
—Ady debes resistir—susurré mientras me sentaba cerca de ella. No podía morir.
—Ya no puedo—me acarició la cara—, duele—cerró por un momento los ojos e hizo una mueca —. Necesito que cuides a los niños, ellos son demasiado pequeños sufrieron un montón, no tienen familia y quiero que ustedes lo sean.
No pude contener mis lágrimas, eso sonaba como una despedida.
—No llores Zeht—besó mi mejilla suavemente—, debes saber que los amo a los cuatro
—¡Cazadores! —Lukyan gritó y ruidos fuertes se escucharon después, la puerta de la habitación se abrió bruscamente entraron los niños y luego Lukyan.
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Editado: 01.01.2021