Levantó mi rostro y la mirada de Alejandro no es de burla, aparentemente es sincera.
— ¿Almorzaste? — mi lengua se siente pesada, aún no salga de mi estupor ¿Él pensaba en mi?¿En mi cabello? — ¿Agustina?
Niego y siento que me toma del codo.
— el salón está vacío, vamos, te invitó a almorzar — no respondo, lo sigo mientras mi cerebro va procesando, analizando, rebobinando sus palabras.
Hemos llegado a la comideria en el centro comercial, él busca una mesa y con una sonrisa me deja ahi, mientras pide nuestra comida.
Observó a mi alredor y veo a los chicos que están en las mesas en conversaciones animadas pero una en especial ha llamado mi atención, hay varios chicos que no dejan de mirar a mi mesa, desvío la mirada pero escucho sus risas y trató de ignorarlos.
— Hola ... — levanto la mirada y uno de los chicos de unos dieciocho años está frente a mi, era alto, un mechón caia sobre su frente. Sus ojos claros brillaba.
— ¿Si?— lo observó con desconfianza mientras de la mesa se escuchan las voces de sus amigos « hazlo Daniel»
— yo... — suspira y cierra los ojos por un momento, extiende su mano y me entrega un papel — esté es mi número — lo veo confundida — sé que alguien tan linda cómo tú, quizás no piense en llamarme... — su mirada es ansiosa pero yo estoy en shock ¿Es una burla? ¿Otra apuesta para burlarse de mi?
Él chico palidece cuándo Alejandro llega con las bandejas de comida.
— lo siento señor, pensé que ella estaba soltera — él coloca las bandeja en la mesa y se incorpora.
— ¿Asi que pensabas que está disponible? — él asiente mientras los amigos se han quedado callados.
— si... — murmura y me mira — lo felicitó por ella.
Alejandro se queda callado y luego lo mira.
— creo que te felicito a ti, ya que sabes apreciar la verdadera belleza.— el chico sonríe.
— que va, me fascinan asi de hermosas — hace en el aire con sus manos la figura de un cuerpo voluptoso — no sólo a mi, también a ellos — señala con su cabeza a los de la mesa — serás mi amor platónico — al terminar sus palabras se ha ido huyendo a la mesa.
Honestamente no entiendo que está pasando. Creo que al agacharme para buscar el anillo en el salón me he golpeado la cabeza y estoy soñando, Alejandro y el chico se han referido a mi como si yo fuera una belleza.
— vaya, te dio su número — bajó la mirada al papel que tengo entre mis dedos — ¿Piensas llamarlo?
Definitivamente si, estaba en un sueño, Alejandro parecia celoso, ¡de mi¡
— yo... — pasó una mano por mi cabello — no, pienso llamarlo — odiaba sentirme el objeto de burla, giró mi rostro y veo que una chica más hermosa que yo. Llegó a la mesa y fue recibida por el que supongo es su novio con besos, abrazos y el escándalo de sus amigos, ellos realmente les gustaban gorditas... algo muy extraño según los preceptos de la sociedad.
— bien — declaró Alejandro — supongo no lo necesitas, come — para mi sorpresa ha retirado el papel que he dejado en la mesa y lo ha hecho una bolita.
El almuerzo fue en medio del cotorreo de los chicos en la mesa vecina, sin desearlo mi mirada se dirigia hacia ellos ya que oia como alababan a las mujeres, Daniel, el chico que me dio su número de teléfono, me lanzaba besos furtivos, pero en un momento, él se puso rojo por que Alejandro lo ha pillado.
Él no sonríe, deja sus cubiertos en su plato y pasa la servilleta por sus labios.
— ¿Ya terminaste? Debo trabajar — su voz ha sonado áspera, algo inusual en él.
— claro, también debo regresar al salón — él se pone de pie y me ayuda retirando mi silla, cuándo pasamos, siento su mano en mi espalda y no evitamos escuchar a Daniel.
— «esa mujer es toda una diosa, la adoraria dia y noche»
Apretó mis dientes por que debia ser una total burla.
Al salir de la comideria, avanzamos hacia nuestros respectivos trabajos en silencio.
— gracias por el almuerzo — él sólo asintió — ¿Pasa algo?
— toma — extiende la bolita de papel — buena tarde Agustina — se ha marchado.
Llegar al salón fue algo incómodo las chicas me miraron de pies a cabeza y soltaron una risotada.
— la mona que se viste de seda, mona se queda — murmuraron.
— Dios, te ves fantástica — Melissa estaba con la boca abierta — eres un mujeron.
¿Yo,un mujeron?
Alejandro
Me sentia furioso, suelto un golpe sobre mi escritorio.
— Alejo — levantó la mirada y el chico que me ayuda en el estudió está en el umbral — ya esto listo el fondo que usaras para la pareja.
Asiento y pasó una mano por mi cabello.
— ¿Te gusta lo que haces Bryan? — su rostro se ilumina.
— claro, quiero ser como un famoso fotógrafo, consigue unas extraordinarias fotos, creo que últimamente se estaba dedicando a fotos extremas de animales, paisajes — frunce el ceño — se llama Alejo, como tú.