Estambrisueños

CHAT NOIR

Nota del autor:
Esta noche tuve otro de mis sueños raros que pienso escribir, a veces me considero medio surrealista por anotar lo que sueño pero era una historia que debía ser contada, espero les guste…

26 de abril de 2014

—Abuelita Feu, usted siempre tan divina— dijo arrastrando las letras semejante a un ronroneó. Luego pasó su vista a mi padre a quien saludo de mano y luego pasó a mí a quien señaló con su dedo índice.

 

—Abuelita, este es el idiota que perdió el prendedor de Madame Cerise— y en su rostro se dibujó su molestia.

 

—Sí, es este misma idiota, querida— la respaldó mi abuela con una sonrisa.

 

—¡Abuelaaaaaa!— volví a quejarme pero Chat tomó mi mentón con violencia, que por un momento quedé sin palabra al sentir su rostro tan cerca del mío. Podía sentir mis mejillas sonrojarse de vergüenza al pensar que sus ojos color azul eran extremadamente hermosos en ese rostro de facciones finas; estaba fascinado y a la vez asustado. 

 

—Si abuelita Feu dice que es un idiota, lo es. — dijo con su voz de ronroneo que dejaba escapar su aliento sabor a menta. 

 

Tenía bastante fuerza para ser una ramita de árbol y antes de que pudiera usar alguna de mis manos para zafarme con un movimiento rápido me tiró al piso. Tanto mi abuela como mi padre miraron  aquello con gracia y no le tomaron importancia que la visita fuera grosera conmigo.

 

—Genial— pensé — Incluso mi papá la quiere…

 

Luego de la “presentación” una de nuestras sirvientas la acomodó en una de las mejores habitaciones de nuestra casa, al parecer había ignorado todo este tiempo que contábamos con un cuarto con entrada para gatos. Mi abuela no era de dejar que tuviéramos animales dentro de la casa pero de alguna forma no parecía molestarle el gato de Chat, quien por cierto no se comportaba como los gatos comunes, ante cualquier palabra de su dueña el gato obedecía  fielmente su orden, podía asegurar que ambos se entendían a la perfección.

 

Cuando por fin estuvo instalada, platicamos en nuestra sala de estar con galletas y té, incluso al gato le habían traído algo para que nos acompañará en la reunión. Seguía preguntándome porque mi papá se tomaba tantas atenciones con ella pero supuse que era por la relación de años con nuestra familia, según  me había explicado mi abuela. 

 

Chat quiso escuchar cómo fue que me di cuenta que había  sido robado el prendedor. Le relaté parte por parte lo que había sucedido (claro omitiendo mi momento íntimo) y como a la salida de la muchacha ya no estaba el prendedor. Me preguntó dónde la había conocido, si sabía su nombre y dirección; ella iba anotando todo eso en una libreta como si fuera un oficial de policía. Al terminar el interrogatorio cerró de golpe su libreta, miro a mi abuela y mi padre y les aseguró que en tres días tendría de regreso el prendedor de mi madre. Yo no la creí posible de tal hazaña pero mi abuela y mi padre estaban convencidos en que lo lograría.

 

Al final, ambos se retiraron y le dijeron que se sintiera como en su casa, ella asintió con la cabeza mientras volvía a leer absorta sus anotaciones y solo quedamos ella y yo. No me atrevía a retirarme, deseaba saber cómo haría para recuperar el prendedor.  Ella levantó la vista de su libreta para mirarme con desdén y habló.

 

—No necesito que estés aquí, ya has ayudado mucho perdiendo eso—

 

Todas las acusaciones y reclamos que no me habían hecho mi abuela y mi padre ahora los hacía una extraña.

—En verdad eres una pesada—le contesté hartó de su enojo sin fundamentos. Al final ese broche era de mi familia no de la suya. — ¿Por qué te molesta tanto? Dijiste que podrías recuperarlo en 3 días o acaso dudas de tus “habilidades”, si mi padre no acudió a la policía creyendo que tú lo harías más rápido ¿cuál es tu molestia entonces? —

 

—Que dejaste entrar a una cualquiera aquí, eso es lo que me molesta— contestó enojada. —Crees que soy una ingenua como tú al no imaginarme que paso cuando la llevaste al ático. Obviamente estabas demasiado ocupado satisfaciéndote que no te diste cuenta que robaron algo muy valioso para tu familia—

 

Estaba a punto de contestarle pero tenía razón, baje la mirada apenado y di media vuelta para retirarme.

 

— ¿Así es como resuelves todo? Huyendo— dijo caminando detrás de mí.

 

— ¡Sólo déjame en paz!— me di media vuelta para enfrentarla. —Ya sé que hice una estupidez, puede que mi padre y mi abuela no lo digan para no hacerme sentir mal, pero sé que fui un tonto al creer que a esa chica le importaba de verdad. Jamás he amado y sido correspondido, pero por primera vez, por una mísera primera vez creí que alguien de verdad sentía lo mismo que yo. Que le importaba la persona que soy y no el dinero que hay en la cuenta de mi padre. ¡¿Sabes que se siente que no te miren por lo que eres sino por lo que representas?!—

 

—Tener autocompasión es patético y más en un hombre. Qué si no eres amado o te desprecian, ya aparecerá alguien que verá que el carbón en realidad es un diamante, incluso yo podría ser esa persona— dijo ella con tanta seguridad que mi rostro se sonrojo al pensar que aquello era alguna clase de confesión.




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