Estamos Juntos en Esto

Sospechas

Hiro solo sonrió nervioso. Aún se acordaba de la pelea que había tenido, desde esos sujetos encapuchados que lo habían tirado de la bicicleta.

—Fue hace poco —aclaró—, bueno, fue ayer —admitió mientras tomaba asiento—. No son heridas grandes, solo moretones por los golpes, no lograron tocar mi rostro, por suerte —explicó—. No sé cuántos eran, tampoco los motivos de su ataque, pero ni bien se vieron en desventaja se alejaron corriendo.

—Esto es un desastre —murmuró Mimi, llamando la atención a todos.

—¿A qué te refieres? —preguntó Hiro—. Siempre es así, nos intentan atacar y destruir a cualquier costo, nos atacan en conjunto o por separado, aun así nadie lo logró —explicó el comandante mientras se acomodaba el cabello. Sus capitanes intercambiaron miradas.

Los siete eran conscientes de todos los problemas que habían tenido, desde la masacre del cuatro de enero, hasta la navidad oscura, que tuvieron hace poco. Muchas peleas que los había llevado al límite, y los habían consagrado, pero Hiro se había asegurado de que nadie mencionara esos incidentes fuera de sus territorios. Cada vez que le preguntaban por eso, él siempre decía lo mismo: “tenemos que romper la cadena, si dejamos que empiecen con los rumores lejos de nuestro territorio nos veremos involucrados en una guerra de egos, y nuestro único objetivo es proteger a estas personas, no ser como las otras pandillas”.

Si bien no se podían controlar los rumores, si podían evitar que se consolidarán, y la única forma de evitar eso es ocultándose. Nadie conoce realmente sus rostros, tampoco los podrían identificar por la calle, Hiro se había asegurado de eso, y solo utilizaban sus uniformes cuando se reunían en una parte alejada de su territorio. Muchas de estas reglas se habían creado durante la marcha, muchos miembros se habían molestado un poco y cuando Hiro los puso a decidir si permanecer o retirarse a otras pandillas, pocos fueron los que se alejaron, y aun así, nadie pudo revelar a los comandantes ni a la ubicación de la pandilla.

Pero la llegada de los Dragones Negros, los tomo por sorpresa, una pandilla como esa no era lo suficientemente capaz de expandirse sin sufrir, al menos, una ruptura y eventualmente terminar en una guerra. Luego, la repentina llegada de ToMan les hizo confirmar una cosa, había un traidor.

—Igual, tienes que tener cuidado, esto parece un ataque premeditado —aclaró Dai seriamente—. Si atacan al más fuerte, en este caso tú. Pueden utilizarlo como un mensaje para el resto de la pandilla, y desestabilizar su confianza —explicó.

—¿Quién querría destruirnos? —preguntó Tensu.

—Esa no es la verdadera pregunta, la pregunta real es, ¿Por qué ahora? —reflexiono Dai, dejando a todos pensando sobre eso.

—No lo sé, esto se volvió complicado de la nada —murmuró Hiro, mientras jugaba con la hebilla de cabello que tenía en su camisa.

—De todas formas, podemos llegar fácilmente a la decisión de que no fueron los Dragones Negros —comentó Homi, mirando a sus amigos.

—¿Por qué no serían ellos? —preguntó Hiromi—. Ellos son los principales sospechosos, son los que nos atacaron de la nada —comentó seriamente.

—Si, pero ellos no son inteligentes. Fíjate bien, “uno de nosotros” atacó a ToMan, y esa pandilla tiene al “Invencible Mikey”, si no solucionamos esto con palabras, se crearía una guerra —aclaró Homi, mientras sacaba una hoja y la desdoblaba, con una lapicera, empezó a dibujar. Primero hizo un triángulo, luego un círculo, y por último una T— Los Dragones Negros, nos atacaron primero, pero es imposible que quieran esparcirse porque son como un nido de víboras, se mataran ni bien tengan la oportunidad. Y su comandante lo sabe, por eso los mantiene a todos amenazados por su fuerza, realmente no confía en ellos —aclaró, mientras dibujaba una línea que llegaba a un espacio en blanco entre la T y el triángulo—. Alguien debía decir algo para que quisiera atacarnos, y por eso mandó a esos chicos a nuestro territorio —explicó dibujando un signo de preguntas—. Al fallar, este desconocido se encargó de armas una casi pelea entre nosotros y ToMan —explicó trazando una línea entre el triángulo y la T —Y todos estamos de acuerdo en que eso sería una masacre ¿Verdad?

—Tienes razón —dijo Hiro—. Contando con el traidor entre nosotros, es fácil crear malentendidos. Pero hay que tener en cuenta una cosa más en la ecuación —explicó Hiro—. ¿Qué sucede si en verdad nos utilizan a nosotros para vengarse ToMan? —preguntó, dejando la duda entre sus capitanes.

—En ese caso… —intentó decir Dai, pero algo los interrumpió.

El fuerte chillido de la puerta abriéndose de repente llamó la atención de los siete, lo primero que Hiro vio, fue a un chico con una herida sangrante en la frente, caminaba y se tambaleaba, su rostro estaba pálido y lleno de heridas. Estaba tan golpeado que no llegó a dar más de diez pasos, para que sus piernas temblaran por el esfuerzo y cayera de rodillas quejándose del dolor. Mimi, fue el primero en reaccionar y salió corriendo hacía ese chico, todos los demás lo siguieron.

—¿Estás bien? —preguntó muy preocupado, mientras lo tomaba en sus brazos para evitar que se cayera de cara al piso, con cuidado sacó un pañuelo para limpiar la sangre de su rostro. El chico era conocido como Sennin, Jinsen Nikamura, tiene diecisiete años y es uno de los miembros de la segunda división; cuando Hiro se acercó a Sennin, este lo miro preocupado y lo único que pudo decir, con los labios partidos y la voz seca es.



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En el texto hay: boylove, au, tokyorevengers

Editado: 30.11.2024

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