Enical
Bien, es lindo, es algo normal, digo, creo que también es modelo. ¿Cierto? Entonces es lógico que una parte de mí crea que es lindo, pero nada más Enical.
-Buen día- saludó Antonio rompiendo la mirada vacía de la recepcionista y el alboroto en mi cabeza -Una mesa para dos, por favor- solicitó con una sonrisa amable.
-Bienvenidos a Chinepolis, claro- contestó la joven de cabello rojo pintado y ojos verdes, era más alta que yo y su blusa blanca abierta en los primeros botones me hizo ver que claramente ahí también me llevaba centímetros de ventaja, con su falda tubo negra y tacones que le quedaban muy bien definiendo su figura -Su nombre por favor y número de teléfono- dijo fingiendo que era lo más normal pedir esos datos, Antonio no se lo tragó y alzó una ceja -Es para mantenerlo al tanto de nuestras ofertas- sugirió con inocencia.
-Amor, no recuerdo mi número- contestó mirándome, parpadeé dos veces seguidas para poder procesarlo. ¿Tengo que acostumbrarme a esto? -¿Le das el tuyo?- señaló lo obvio, pero recién allí entendí que debía abrir la boca.
-Tampoco lo recuerdo- sonreí incomoda a la recepcionista, entendió el mensaje sin mirarme, así que me ignoró, toda su atención estaba en Antonio y seguro en ganas de desaparecerme.
Me gané el odio de medio centro comercial hoy. ¿Quién dice que no fue un día productivo?
Antonio se veía diferente en público, tenía un aura amable falsa y cerrada en realidad, podría preguntarle la hora y me respondería con la sonrisa más grande, pero si me atrevería a hacerle una pregunta personal me apartaría de inmediato y cerraría la conversación sin dejar de verse educado.
Su sonrisa es la fachada perfecta o la muralla para que nadie sospeche de lo que pasa en él, lo que piensa o lo que siente, y creo que por eso le sale tan natural a esta versión decir “amor”, porque es falsa en todo. El real es más callado y malhumorado, pero su amabilidad es sincera.
-No se preocupen, pasen por aquí por favor- contestó la pelirroja con una sonrisa deslumbrante guiándonos a una mesa mientras meneaba exageradamente la cadera a cada paso, cuando nos sentamos un joven castaño se acercó con dos cartas -Mi compañero Lucas, los atenderá- explicó sin dejar de sonreír mientras el castaño saludaba.
La recepcionista volvía a su puesto meneando aún más las caderas y volteando a darle una mirada matadora a Antonio, me quería reír, en verdad que quería burlarme muy fuerte por la cara de incomodidad que tenía Antonio sin deshacer la falsa sonrisa amable.
-Que deje de caminar así o se va a descoser, mejor que intente el tal Lucas, apuesto a que él tiene mejor suerte- comentó la Dark divirtiéndose.
Mejor me enfoco en el menú, si una dice otra cosa más terminaré quejándome en voz alta. ¿Qué dice aquí? ¡Esta cosa esta en chino!
El mesero esperaba, vi a Antonio y lo entendió en segundos así que ordenó por los dos. Mi cara de seguro decía “soy una bruta, no sé chino. ¡Auxilio!”
-¿Has probado la comida china antes?- preguntó cuando estuvimos solos, creo que la respuesta es bastante obvia…
-Si el chaufa cuenta- respondí desviando la mirada.
-¿El qué?- preguntó sin entender.
-Nada, algo de mi país, es arroz con verduras orientales, algo salado, pero no es típico de China- expliqué restándole importancia y apoyando mi mentón en mi mano mientras observaba alrededor.
Algo hizo clic en mi cabeza, nervios y cosquilleo, estoy almorzando a solas con un chico, no conozco mucho a Antonio para decir que somos amigos, es más como algo a la fuerza para ambos. ¿Se sentirá incomodo? ¿Verá esto como una cita? ¡Espera! ¿Quién dijo cita? No, esto no es una cita. ¿O sí?
Es que tampoco esta mal, bueno, no había aspirado tan alto como para tener una cita con él. Su rostro tan cerca volvió a mi mente, hace un rato arrodillados en el suelo, un rizo cayendo por su frente sin llegar a sus ojos me hizo notar que si podía verlo tan bien defino era porque estaba demasiado cerca, sus ojos oscuros y brillantes, sus labios y cuando me sonrió…ya lo había visto reírse y sonreír desde niña, pero verlo de cerca es algo completamente diferente.
¿Cuándo fue la ultima vez que estuve tan cerca de un chico? Siento que pasaron siglos. ¿Y una cita? Adrián no cuenta como un chico para mí, así que descartado, a ver, pensemos… ¿Derek? Todas emitieron un gruñido y un “Agg” o “Iuug”, mejor olvidemos eso, casi puedo imaginarlas asintiendo.
No quiero seguir mirando a Antonio porque es casi hipnotizante, a este paso me pondré nerviosa cada que me vea.
-Pero ahora no nos está mirando- acotó la Pinky y tuve que darle la razón.
Estaba ocupado en su teléfono, no sé si estaba concentrado o leía algo que no parecía gustarle, frunció el ceño y entornó los ojos moviéndolos en línea recta, definitivamente leía algo. Desvió la mirada y eso debió alertarme para apartarle los ojos de encima, pero no quise hacerlo, buscó algo alrededor, sabía que estaba siendo observado y quería saber desde dónde hasta que se encontró conmigo, sentí como se me alzaron hasta las pestañas del susto, abrí la boca esperando decir cualquier cosa que lo distrajera del hecho que lo estaba mirando como una acosadora.
-¿Sabías que el polen de abeja contiene un 20% de proteínas que ayudan a la función celular, muscular y esquelética?- solté en tono automático sin dejar de mirarlo, nada más terminar la pregunta me di cuenta de la estupidez que dije, parpadeé nerviosa sin saber que hacer.
-¿Qué?- preguntaron estupefactas la Pinky, Dark y Floja frunciendo el ceño y arqueando los labios hacia abajo.
-¿Quién la dejó a cargo?- indagó la Dark señalando a la Nerd con su dedo como si estuviera a punto de acercarse a golpearla.
-¡Entre en pánico y ustedes no propusieron algo mejor!- se defendió la Nerd escondiendo su cabeza en su libro, las demás se llevaron una mano a los ojos y esperaron a ver que decía el rizado que tenían al otro lado de la mesa.
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Editado: 21.07.2022