Cuando hablaron por primera vez, no fue una conversación normal.
Ella sonrió con nerviosismo y él apenas pudo hablar con normalidad.
Cosas de la escuela, nada de qué preocuparse, los demás ignoraban lo que ambos sentían el uno por el otro.
Ni siquiera se lo imaginaban.
Tal vez ella haya sido la estudiante que más tardó de todos los alumnos de la clase en saber su calificación.
Fue la que más tardó en firmar de "enterado" en una hoja.