PAIGE WINDSOR.
No he dejado de llorar en ningún momento, ni cuando ví como ese auto lo arrollo, ni cuando llegue al hospital, ni ahora que se que está fuera de peligro.
Jamás debí decir eso.
Ahora por culpa mía él está en esa sala de hospital luchando por su vida.
Y todo por mi culpa.
No lo culparía si al despertar me odia.
Por que me lo merezco.
Merezco que me odie.
— Mira lo que hiciste, al final sos igual a tu hermana Lena.
La señora Windsor no ha dejado de gritarme desde que me encontró en el suelo sosteniendo el cuerpo de Pierce.
De mi hermano.
— Lo lamento. —Sollozo.
Me levanto de mi silla y voy en busca de un cabeza.
Llevamos más de un día esperando que despierte y no doy más del sueño.
El lo menos que puedo hacer.
Quedarme aquí hasta que despierte.
Esto no es nada comparado a todo lo que él hizo por mi.
(...)
Me sirvo café y me quedo al lado de la máquina a beberlo.
Prefiero esto antes que seguir escuchando como la reina me grita.
— Lara. —Kendall.
Ahora que quiere.
No le hablo.
— ¿Cómo te sientes?
Bebo de mi café y pongo mi mirada en él.
— Como esperas que me sienta, por mi culpa mi hermano está en el hospital.
No aguanto más y me largo otra vez a llorar sin importarme que él esté presente.
— No digas eso, no fue tu culpa, nada de esto lo fue.
— Claro que lo fue, yo le dije cosas horribles y el salió corriendo a la calle provocando el accidente.
— Ahí está vos misma lo dijiste fue un accidente, no es tu culpa.
Sigo llorando.
No aguanto más y lo abrazo.
Me aferró a él como si sintiera que en cualquier momento se va a ir.
Y eso es lo último que quiero.
En este momento lo necesito más que nunca.
(...)
Me acaban de avisar que Pierce despertó y los doctores dijeron que quiere verme.
Y no entiendo por qué si le dije cosas horribles y por mi culpa ahora está acá.
Entro a la habitación y lo primero que hago es acercarme a él y abrazarlo.
Abrazarlo como si mi vida dependiera de ello.
Y es así justo como se siente.
Siento que mi vida depende solo de abrazar a mi hermano.
— Perdón, perdóname. —Me disculpo una y otra vez.
Apoyo mi rostro en su camisa empañando la con mis lágrimas.
— ¿Por que me pedís perdón?
Levanto mi cabeza para mirarlo a los ojos.
— Por todo.
— Perdón por todo lo que dije, es solo que estoy tan cansada de fingir ser algo que no soy y que todo lo que tenga sea falso que me desquite con vos.
Me limpio las lágrimas con su mano.
— No digas eso, no todo es falso, me tenés a mi.
— Si, te tengo a vos.
— ¿Sabes algo? La mejor cosa de tenerte como hermano, es que también te tengo como amigo.
— Para todo la vida.
— ¿Lo prometes?. —Pregunta.
Y esta es la primera vez que se que no me voy a arrepentir de no dudar ni por un segundo.
— Lo prometo.
Lo hago.
Por que se que esto es lo único real que tengo.
Y voy a tener.