Esa noche de sábado pasaron viendo las películas, fue divertido. Misha tuvo todo el domingo para reflexionar sobre Tae y su extraño comportamiento. Llegó a la conclusión de que no debía dejarse engañar de nuevo, Taero en el colegio era muy distinto con sus actitudes. Seguramente lo ignoraría otra vez.
Además tenía algo más importante de que preocuparse, ese lunes Kylen y Dereck iban a regresar a clases. Camil y él habían planeado hablar, antes de probar otras alternativas. El rubio convenció a Bange de no ir al colegio, sus padres no se enterarían y si lo hacían ambos podrían mentir que estuvo enfermo.
El plan salió mal por que Kylen no llegó el lunes. Dereck sí, pero él no era realmente el del problema. Junto a Camil vieron que el alfa se encontró con Linus en el recreo. El omega achinado se veía muy cómodo cerca de ese chico, por alguna razón no le intimidaba. A lo mejor Dereck de verdad no había sido un idiota con él.
Taero también faltó a clases, el día transcurrió tranquilo. Al llegar a casa y contarle todo a Bange ambos hermanos bajaron la mirada decepcionados. El martes tendría que ir, no podía faltar otro día. Verían a Kylen. No había nada más que hacer...
No fue así, ni Kylen ni Taero asistieron el martes tampoco. Si bien podían tener un día de clases tranquilo, esto era muy extraño. Camil pasó todo el día quejándose, ella quería venganza. Que el blanco no se presentara a clases hacía fracasar todos los planes. Tuvieron que resignarse y seguir posponiéndolo, eran días de tensión.
Ocho de la noche, Bange estaba en su cama. Linus le había pasado las tareas del lunes y recién había terminado de igualarse. Estaba revisando su teléfono, no había hablado casi nada con Taero desde el sábado, estaba un poco preocupado de que no asistiera a clases. Aun no le había contado lo que pasó con Kylen.
Estaba a punto de llamarlo cuando Misha apareció por su puerta, entró rápido y se acercó. Le mostró su laptop, el rubio había encontrado un post de Linus donde hablaba con Dereck en los comentarios.
Claro que todos ellos se habían agregado en redes. El omega azabache estaba incluso en los contactos del celular del pequeño alfa, por eso podía ver lo que publicaba. Bange leyó con paciencia que Dereck estaba coqueteando con su amigo, le estaba invitando a una fiesta el viernes por la noche.
Aunque leyó con una mueca de disgusto, no era su vida. Mientras el alfa no fuera un idiota con Linus no tenía por que meterse. Miró a su hermano y se encogió de hombros, le explicó que no tenía manera de intervenir. Misha le miró con preocupación y le contó sobre la primera vez que se metió contra esos tipos y por qué lo habían agarrado de conejillo de indias.
Dereck fue el que estaba haciendo llorar a un omega ese día, pensar en que Linus podría salir llorando por culpa de ese tipo le hacía enojar. Bange seguía con una mueca de preocupación, pero de nuevo pensaba que no podía hacer nada. No podía meterse en esas cosas, era decisión de Linus.
Siguieron conversando de cosas que Kylen hizo o dijo. Era mejor que estuvieran al día en todo, Misha le volvió a contar los pocos pero horribles encuentros que tuvo con el alfa. Bange muy a pesar de sentirse un metido, le escribió un mensaje a Linus contándole que Dereck no era tan buen tipo. Solo le pidió que tuviera cuidado.
El omega achinado le respondió que así sería, que no se preocupara tanto. Le preguntó si querían ir a la fiesta, los hermanos se miraron. “Si va Kylen, no.“ Fue la respuesta, probablemente Linus no obtendría permiso de su papá si iba solo. “Le preguntaré a Dereck.” Fue la respuesta.
El rubio volvió a su habitación después, Bange se levantó a darse un baño. Su mamá los llamó a comer, habían comprado pizza. Sus padres estaban muy felices pero cansados, llegaban tarde y pasaban un par de horas en casa. Se ocupaban de lo que estuviera pendiente, conversaban un poco si los veían y luego se dormían.
Extrañamente no se sentía tan solo, entre Misha, Linus, Camil, Giel y Taero. Sus días tenían varias cosas curiosas. Giel sabía escribirle, chateaban un poco. Cada vez que le llegaba una notificación de la alfa él sonreía. Se emocionaba de una manera infantil, era bonito sentir eso. Sobre todo por lo que le había pasado la semana anterior.
Cuando estaba alistándose para dormir, revisando su uniforme y útiles para dejar todo listo recordó que había pensando en llamar a Tae y no lo hizo. Buscó su teléfono y le dejó un mensaje “Hey Taero, ¿Estás bien? Misha me contó que no has ido a clases.” Se metió en la cama. Esperó un rato por una respuesta, pero no llegó. Terminó durmiéndose.
Ya era miércoles, la semana estaba pasando de volada. Misha estaba en la cocina, se preparaba un sandwich para desayunar algo antes de salir camino al colegio. Estaba viendo videos en su celular y Camil le estaba contando que tuvo una cita con una chica. Tenía una curiosidad enorme sobre como le fue a su amiga.
Bange cruzó por el arco del comedor y se acercó a la cocina, el omega buscó en la nevera algo de yogurt. Callados, siguieron la rutina de cada día y fueron a clases. En el tranvía el omega estaba aislado, a pesar de haber lugares para sentarse él se quedó de pie junto a la puerta.
El rubio le miraba a veces, tratando de asegurarse si estaba bien. Al llegar a su parada su hermanito se fue rápidamente hasta el salón. Misha no pudo hacer más que ir al suyo, mientras subía las gradas Camil le abrazó por la espalda saludando con su voz cantarina tan típica de ella.