Tae atravesó la pista para poder llegar más rápido a la barra, encontró a Camil bailando con una omega. Se veía que se la quería comer, no le prestó mucha atención. No era nada del otro mundo, ella también era una alfa. Juraría que la había visto antes en otras fiestas. Finalmente lo vio, de lejos.
Misha en la barra con un chico, Tae abrió los ojos con sorpresa. ¿Quién era ese? Se mantuvo lejos, se apartó un poco para poder mirar sin que lo notaran. Agarró uno de los tragos de cortesía y se lo tomó todo volviendo el vaso a la bandeja.
El chico de cabello negro se veía como un alfa, Taero sintió como un enojo sin sentido le llenaba de pies a cabeza. Tragó y se dijo a si mismo que se tenía que calmar. En el colegio había escuchado a Misha decir que no iba a ir, que ni loco saldría a una fiesta con Camil. Mentiroso.
Ahí estaba y no estaba solo, sino con un chico. El alfa de cabello negro se levantó y se alejó entre la gente. Tae aprovechó la oportunidad para acercarse a Misha. Algo dentro suyo lo movía, ni siquiera estaba pensando en que sus acciones eran muy extrañas.
- No sabía que tomabas. - Dijo agarrando un vaso y observando el contenido.
No quería parecer un loco obsesionado, toda la mañana en clases lo ignoró. Desde el beso no sabía como actuar, la confusión en su cabeza parecía solo haber empeorado. El alcohol no le estaba haciendo efecto lo suficientemente rápido y quería (No) necesitaba tener una excusa. Bebió más.
- No sabes nada de mí. - Soltó el rubio.
Taero le regresó a ver con sorpresa, Misha no sonó grosero sino más bien decepcionado. El rubio estaba tratando de guardar la calma, ver a Taero salir de la nada fue algo para lo que no estaba preparado. El corazón le palpitaba como siempre.
Intentó no mirar al alfa, estaba guapo. Traía una musculosa de entrenamiento, sus brazos estaban descubiertos. Incluso alguien que no lo conocía podría notar que practicaba algún deporte. Toda su ropa era negra, su cabello estaba húmedo. El rubio estaba por colapsar, ojala pudiera hacerlo en sus brazos... ¿En qué estaba pensando?
Itan regresó con él, Taero le miró fijamente. Misha notó como ambos alfas se tensaron. El azabache agarró la botella y se sirvió más en un vaso. Se lo acercó al rubio y pretendió calmar el ambiente.
- ¿Tú amigo?
- No lo somos. - Respondió.
Itan estaba lejos de querer saber, Misha agarró el vaso y tomó. Lo necesitaba para sobrellevar la crisis que estaba a punto de tener. De repente Taero empezó a soltar un aroma territorial cerca de ellos y el rubio le empujó del brazo. No podía ser, no quería que hiciera una escena.
Itan le clavó la mirada al alfa, sonrió apenas. Levantó la botella en un gesto tranquilo y se alejó de ellos. No entendía que estaba pasando pero no era asunto suyo.
- ¿Quién es ese tipo? - Preguntó Tae con una insistencia fuera de lugar.
- Que te importa. - Respondió el rubio en un tono desafiante.
- Me importa.
El pequeño intercambio de palabras volvió tenso todo entre ellos en un segundo. Misha no podía creer lo que estaba pasando, no entendía nada el comportamiento de Taero. Primero le molestaba, le besaba, le sonreía, luego le ignoraba y ahora esto. Tae se quedó ahí en silencio, tratando de calmarse. Se le acercó más para poder llamar su atención.
- Vamos afuera, quiero hablar.
Esperó a que el rubio se levantara, a Misha la “petición” le sonó a orden. No le gustaba eso, él no era un omega. No iba a hacer lo que le viniera en gana al alfa, puso su atención a la gente que bailaba. Tae no se iría, le miraba con enojo. Se le paró en frente para que dejara de evitar su mirada, se desafiaban.
Misha trataba de concentrarse, pero se distraía en lo bien que Tae se veía. Giró el rostro y se levantó de la silla cediendo a la “petición” del mayor, tomó aire. Fueron andando por el lugar hasta la puerta por la que entraron, Tae lo guio fuera. El mismo chico que les abrió ahora les dejó salir, cerrando la puerta detrás de ellos.
Se alejaron un poco de la entrada, el frío afuera era terrible y estaba oscuro. Taero se quedó de pie esperando un momento, solo los iluminaban las farolas de la calle. Estaban solos, estaba silencioso. Misha miró al rededor, se abrazó a sí mismo. No sabía que hacía aquí, no debió dejarse convencer. El mayor lo miraba atentamente solo a él.
- ¿De qué quieres hablar? - No volvería a caer.
Tae se acercó, sabía que el aroma de Misha no le podía causar ningún tipo de atracción física pero sentía curiosidad. El rubio retrocedió confundido, chocó contra el muro detrás suyo.
- ¿Qué haces? - Sus nervios aumentaron en segundos. Cerró los ojos con fuerza cuando Taero se acercó hasta su cuello, a un punto en su clavícula. - Tae... Aléjate. - Exigió, el castaño le hizo caso.
Al separarse Taero pudo apreciar la reacción en el rubio, sus mejillas estaban rojas y su respiración agitada. Tragó, no podía ser posible. Ni siquiera olía bien, ¿Cómo es que sentía esta atracción por él?
- Quería saber a que hueles. - Aclaró sin titubear. - Huele horrible.
- Tarado. - Exclamó Misha bufando. - Claro que huele así, somos alfas. - Le dolió oírlo de esa manera, aun si sabía que era la verdad. De todos modos no se lo mostraría, seguiría actuando como si nada le importara.