Estaba en la habitación revisando los papeles de aquel sobre. No puedo creer lo, mis padres me dejaron sin nada. Mi tía y hermana fueron capaces de dejar a esa gente desprotegida. Yo… siempre pensé que el pueblo era prospero justo como cuando mis padres estaban vivos, pero al parecer todo era una mentira. Por otro lado ¿matarme? Sabía bien cuanto me odiaban, pero hasta el punto de matarme y sobre todo hacerle eso a nana…alguien que nos cuidó desde que éramos niñas, incluso antes de que mis padres murieran.
Tengo náuseas y dolor de cabeza. Todo esto no hace más que complicarse. Ya no se en que creer.
***
—Por lo que pude ver, no eras una persona que se tomara mucho en cuenta. Ni siquiera tus propios padres te dieron algo en lo que pudieras aferrarte.
—Por favor, absténgase de hablar de mis padres—tomo con fuerza la taza de té
—No estoy diciendo algo incorrecto—sonríe—solo mira, todo fue dejado a tu hermana mayor ¿Dónde está tu nombre? Ellos quizá pensaron que la fraternidad sería suficiente, pero ¿Cómo termino? —no digo nada— yo puedo darte esa oportunidad—cruza los brazos—conoces Laxia ¿no es así? —Asiento—entonces, tu tendrás el poder de administrar tu preciado hogar
—¿Disculpe?
—Llevaras las cuentas de Laxia, así como el de las minas, claro cuando tenga noción de cuanta plata se ha exportado
—Y ¿Por qué haría eso? Como bien dijo yo…no tengo nada…aunque logre administrar mi hogar, cuando mi tía y hermana aparezcan, ellas tomaran posesión de todo.
Sonríe y bebe de su taza de té.
—La posición en la que este el resto de tú “familia” no importa en lo más mínimo. Solo me interesa que Laxia no caiga en la ruina. Es un punto de materia prima muy importante y ahora que se dé la existencia de esas minas no dejare pasar esa oportunidad. Soy el emperador y algo como un papel que desparece no me detendrá. Puedo ponerte como única heredera legitima de Laxia. Piénsalo
***
Estaba revisando de nuevo los documentos de las cuentas de mi hogar. Orión estaba en mi regazo dormido. Al menos tenerlo cerca era relajante para mí.
Por más que intentaba hacer que las cuentas cuadraran, era un hecho que desde la muerte de mis padres mi tía hacía donaciones a un centro de huérfanos al este de Laxia. Recuerdo cuanto alardeaba de sus buenas obras y si es verdad que no existe entonces ¿A dónde fue todo ese dinero? ¿Cómo pudo desviarlo? ¿el ministro también sabía de esto? Y lo de las minas tampoco me queda claro ya que no hay mucha información. Si acepto hacerme cargo tal vez pueda descubrir un poco más de las cosas que ocultaban a mis espaldas y porque me dejaron esa noche. Mientras de alguna forma busco mi libertad.
Tocan la puerta. Se trata de Juni, viene con una charola
—Señorita le traje su cena. No ha despegado los ojos de esos papeles desde que volvió del salón de té—me deja la bandeja y observa los papeles—¿entiende eso? Se ve demasiado complicado
—Eso parece, pero en realidad es algo sencillo. Solo que ahora es un lío. Gracias por la comida—sonrío
—Por supuesto la señorita estudio como los nobles, debe ser complicado lidiar con todo eso
—Solo tengo el apellido, realmente fue difícil para mí instruirme…
Juni solo me observa sin decir nada. Creo que hable de más. Cada que recibíamos alguna clase siempre era mi hermana a la que le prestaban toda la atención. Mi tía le daba los libros y tutores particulares, no vi la diferencia cuando niñas, pero mientras crecíamos mis tutores desaparecieron. Así que tomaba lo que podía de la biblioteca he iba a mi escondite a leer sobre etiqueta y administración ya que mi idea era poder emprender algo pequeño junto a nana una vez que abandonara la mansión. Algo que no pude llevar a cabo.
—ve a descansar Juni, por lo que veo es algo tarde. No te preocupes estaré bien
—Como diga señorita, pase buenas noches—sonríe y sale de la habitación
Estiré un poco los brazos y me puse a repasar hoja por hoja. Quizá pueda tomar esta oportunidad para demostrar mi valor y esclarecer porque le hicieron eso a nana. Iba a ser una noche larga
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Me encontraba revisando unos documentos con relación a las minas, es muy poco, pero al menos Ivar pudo encontrar algo de utilidad. Debo ir lo más pronto posible antes de que los otros ducados quieran poner las manos sobre ellas.
Revise el reloj y ya era bastante tarde, lo más probable es que esa mujer ya esté en la habitación hivt. Fui muy paciente estos días, pero como el médico dijo que su recuperación ya está completa quizá pueda tomar un poco más de sangre, antes de que esa voz aparezca y me vuelva loco. Dejo los papeles en el escritorio y me encamino hacia las escaleras. Las doncellas estan terminando sus últimos deberes, solo se inclinan.
Cuando entro a la habitación la encuentro vacía ¿Qué está pasando aquí? Como si es que lo hubiese llamado Ivar aparece con su respiración agitada.
—Amo…
—¿No di la orden de que ella tenía que estar en está habitación hoy? —mi tono es severo
—Si…es solo que…la señorita se la ha pasado trabajando en la habitación de huéspedes y no he querido interrumpirla.