Estrellas Fugaces

Estrella Cuatro

Situación: Pelea y reconciliación de la pareja.

Personajes: Kazuho Haneyama/Pop★Step y Koichi Haimawari/The Crawler.

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Refunfuñó tragando sus palabras y se cruzó de brazos, enojada. Apretó aún más su abrigo y lo pegó a ella cuando cerró la puerta del auto. Ni siquiera quería revisar su celular, pues le hacía enojar ver que su novio, Koichi, no le había enviado ni un solo mensaje desde su pequeña discusión. ¿Es que acaso ella debía iniciar siempre las conversaciones?

Lo peor de todo el asunto era que no podía hablar con su familia al respecto, ni pedirle un consejo a sus amigas. ¿Qué diría la gente al saber que la tierna y reservada Kazuho Haneyama, estaba saliendo con con un chico universitario? Peor aún, ¿qué dirían si se llegase a saber que ambos eran vigilantes? Por eso se molestaba aún más. Primeramente, porque Koichi la hacía enojar. Después, porque no hacía nada para contentarla. Y por último, porque no podía hablar con alguien de ello.

¿Era tan difícil que le enviara un mísero mensaje de disculpa?

Bajó del auto con un brinco y se resbaló, a causa de la banqueta congelada, y cayó de sentón en el suelo. Al instante su madre se rió de ella, y sólo recordó cómo fue que la noche anterior ella y su novio secreto habían discutido, puesto que mientras ella aterrizaba en escena, tuvo la mala suerte de resbalar y dar a parar en unas bolsas de basura. El inepto de su novio comenzó a reír, como si la vida dependiese de ello.

—¡En lugar de reírte de mí, levántame! —demandó enojada quitándose una cáscara de plátano de la cabeza.

—¿Acaso te rompiste las piernas?

—¡Obviamente no!

—Entonces puedes levantarte tú misma.

—¡¿Es tan difícil que por una vez actúes como un novio normal?! —reclamó arrojándole una lata, la cual fue esquivada de inmediato. Un ligero ceño fruncido la miró.

—¿Es tan difícil que no me grites?

—Es difícil si no dejas de actuar como un tonto —se cruzó de brazos y le sacó la lengua.

—Pues no puedo actuar como un novio normal, si tú no dejas de actuar como una madrastra —respondió altanero.

—¡¿A quién llamaste madrastra?!

—¡A la que me llamó tonto!

—¡Eres un infantil!

—¡Y tú una irascible!

—¡Pues si soy tan irascible, me voy! ¿Así estarías contento?

—Pues al menos nadie estaría gritándome.

—¡Bien! Si eso quieres —y se puso de pie para dar un nuevo brinco y alejarse de él, sin girarse a verle una última vez. Desde entonces no se habían hablado.

En ese momento, reconocía que había sido muy infantil de su parte enojarse por algo así, su novio tenía razón, ella le gritaba demasiado. Y no podía culparlo tanto, puesto que en numerosas ocasiones le había demostrado que era terrible con las chicas, demasiado como para pensar en ser detallista o algo así. Además, Koichi era un joven mayor que ella, debía de tener una mentalidad lo suficientemente madura, como para no querer seguir las “escenas” que le armaba a veces.

Realmente no tenía derecho a enojarse tanto con él, y eso no era lo único que le hacía sentir triste, sino que no lo volvería a ver en mucho tiempo. Precisamente era 24 de diciembre, Koichi saldría de la ciudad para ir a ver a sus padres, lo más probable era que se quedara en ese lugar hasta el año nuevo. El solo pensar en que se iría por casi una semana le hacía sentir mal, y todo empeoraba al recordar que su última vez juntos, discutieron.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando su madre la envió a bajar las últimas comparas. Haciendo un berrinche se dispuso a ir, y justo después de cerrar la cajuela, sintió cómo alguien le quitaba las bolsas de la mano.

—Ten cuidado, Pop —le dijo su novio sonriendo un poco.

—¿Qué haces aquí? Creí que irías a ver a tus padres —inquirió jalándolo del brazo para que ambos pudieran ocultarse de tras del auto—. Y no me llames así en mi casa.

—Uh, perdona. Sólo quería venir a darte tu regalo.

—¿Ah?

—Me hubiera gustado más dártelo cuando estabas vestida como Pop★Step, pero creo que es más significativo ahora, en noche buena, aunque sigue siendo un poco temprano —dijo, extrayendo de su bolsillo una cajita azul marino, la cual le entregó a la joven.

Kazuho tomó con cuidado la caja, como si a cualquier descuido se fuera a romper, y retiró la tapita. Abrió los ojos aún más al encontrarse con un pequeño broche de oro, con forma de un sombrero de copa y un micrófono a su lado. Una clara referencia al NaruFest.

—¡Qué bonito! —soltó gustosa volteando a verle—. No lo había visto antes.

—Es porque no encontrarás uno igual —le dijo rascando su nuca, cerrando los ojos con las mejillas rosadas—, lo mandé a hacer para ti.

—Koichi —se llevó una mano a los labios con sorpresa—, no tenías que hacer eso.

—Eso no importa —le dijo—. No quería irme sin darte tu obsequio.

Y entonces, Kazuho se puso pensar en que ella también quería hacer algo antes de que él se fuera hasta el año siguiente. Sintió su corazón acelerarse, eso no era algo que ella hiciera muy a menudo, por lo que se consideraba inexperta. Volvió a tapar la cajita, y volteó a verle con las mejillas levemente rosas.

—Este, Koichi —le dijo—, quería disculparme por lo de anoche. Sé que estuvo mal gritarte, no era mi intención discutir contigo.

—Está bien. Yo también me disculpo por haberme burlado de ti. Debí de ir a ayudarte.

—Pero yo exageré las cosas…

—Tal vez los dos exageramos un poco —ambos soltaron una pequeña risilla, antes de que la madre de Kazuho la llamara desde el interior de la casa para que volviera a la casa—. Creo que debería irme ya, parece que tu familia te necesita.

Ella asintió con la cabeza y desvió su penosa mirada. Aún había algo que quería hacer antes de que se fuera de la ciudad.

—Koichi, ven aquí, necesito decirte algo.



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Editado: 23.12.2020

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