Introducción.

Según cuenta esta leyenda,

Una joven campesina,

un día pétalos fue a recolectar,

dado que era una ocasión especial,

pétalos de almendro colocó por todo el lugar,

ya que la coronación del nuevo rey se iba a celebrar.

Entusiasmada ella quiso saludar,

pero con un par de inconvenientes tuvo que tropezar.

La mirada del nuevo rey en ella se fue a posar,

y su sonrisa no dudo en escapar,

llegándose a clavar en el corazón de la joven,

cuyos ojos comenzaron a brillar,

mientras el ritmo de su corazón no dudaba en acelerar.

Separados fueron los dos enamorados,

pero su hilo rojo ya se había desenganchado,

ya que ambos a su alma flama ya habían hallado.

Al joven rey una esposa ya se le había buscado,

ya que él debía comenzar con su reinado y dejar un legado.

La campesina con peor noticia no pudo haber dado,

puesto que su alma consorte a otra ya había encontrado,

y el hilo de nuevo se había enredado.

Años pasaron y la joven a un prometido había encontrado,

mientras que el rey aceptaba que su esposa a mejor vida había pasado,

un nuevo casamiento debía ser ordenado,

y el rey no dudo en decir en alto su deseo más privado,

de una joven se había enamorado, pero el destino les había separado.

El rey no se había olvidado,

de aquel lejano amor que ya había encontrado,

la campesina sin evitarlo lloró a causa del mandado,

aquel día que tanto había soñado al fin había llegado,

al palacio la llevaron y un vestido la entregaron,

el rosa del cerezo en su piel se había acomodado,

y del camino al altar una plegaria había rezado,

que el rey de su deseo no se hubiera cansado.

Una vez casados vivieron su amor como si el tiempo se les estuviera esfumando,

y no se equivocaron ya que la muerte en poco tiempo les había localizado,

por la cascada del templo habían sido empujados,

pero aún así sus manos no soltaron,

y de esa forma en la siguiente vida es que debían de haberse reencontrado.

Centenares de vidas vivieron sin acabar con su calvario,

ya que con muchos problemas sus almas habían tropezado ,

ni con la ayuda de una bruja sus lazos había sido estropeados,

una lección más debían de aprender,

una nueva vida en la que debían solucionar todo aquello por lo que habían pasado,

hasta que en la última vida su amor no fuera, de nuevo, condenado.

Y a la luz de la luna sus almas hubieran conseguido todo lo esperado.

***

*Las Almas Flamas (que suelen llamarse erróneamente gemelas) representan uno de los lazos de amor más fuertes que podamos encontrar. El alma flama es un alma con la que se ha estado trabajando hace eones, es decir un largo período de tiempo, y puede haber karma negativo que limpiar. Estas almas vienen a enseñarnos el amor en toda su magnitud. Se mueven más allá de su sexualidad humana y sienten devoción al trabajar juntos a través de los ciclos de encarnaciones. Desde el primer encuentro se experimenta una atracción muy fuerte.

*Finalmente el Alma Consorte es con quien nos haremos uno, convirtiéndonos en un ser andrógino, en la séptima dimensión.
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