Por fin quedaban menos de dos semanas para que terminara mi último año y pudiera empezar a pensar en una vida mejor, ya de hecho no parecía todo tan malo, debía ser la emoción de terminar lo que me hacía ser positiva.
Había quedado temprano con Yun para entrar juntas a las pocas clases que teníamos esta mañana, ya que muchos profesores iban a faltar e íbamos a aprovechar esas horas libres para dar una sorpresa a Asher, ya que hoy era su cumpleaños.
Había decidido no escribirle, hacer cómo si su cumpleaños se me hubiera olvidado, para así conseguir que se sorprendiera más.
La cosa parecía que se había relajado, por lo menos de puertas para fuera, las calles estaban tranquilas y la gente hacia su vida normal sin grandes altercados como había estado habiendo hasta la fecha, y cuando digo vida normal me refiero a lo que es normal dentro de este sitio. Que la situación no sea tan grave no significa que este sitio de repente se haya convertido en un buen lugar.
Pase por las puertas del instituto y vi a Yun apoyada contra la pared, esta vez con su cabello ondulado y su flequillo liso, cuando me acerque a su altura me sorprendió ver que se había cambiado las lentillas y ahora sus ojos eran de azul claro, que con su piel bastante más clara que la mía y su pelo gris, parecían incluso naturales. Me acerque y la abrace, aunque sabía lo mucho que odiaba el contacto físico, pero al notar que no protestaba decidí aprovecharme de la situación y no soltarla tan rápido.
— ¿Todo bien? — pregunté al separarme, que todavía no se hubiera quejado de mi abrazo era raro y prefería asegurarme de que todo estaba en orden.
— Sí, viva, por desgracia.
— Tu humor negro tan agradable como siempre, seguro que cuando vayas a morir estarás cagada de miedo. — comenzamos a andar hacia la clase mientras dejábamos el barullo del patio atrás.
— No, seguramente yo cuando muera esté dormida y no pueda ver mi vida pasar, así de desgracia y práctica soy. Seguro que tú estarás en peores condiciones que yo.
— A diferencia de ti yo no bromeo con eso porque lo veo como algo normal y de ahí que no vea la necesidad de hacer bromas. Pero aun así es obvio que no quiero que me llegue pronto.
— Lo que tú digas, no te visualizo calmada en ese momento así que no me vas a hacer cambiar de opinión.- la vi de soslayo sonreír con suficiencia, así era Yun, imposible de hacerla cambiar de opinión y con una determinación nata, admiraba eso de ella. En general admiraba a Yun, por mantenerse como era aún pudiendo haber dejado de luchar y haberse amoldado a todo. — ¿Has felicitado a Asher?
— No, pretendo darle una sorpresa. ¿Y tú?
— Yo nunca le felicito, bueno a ver si, pero cuando le veo, luego le daré un abrazo que espero que sepa valorar y habré cumplido mi buena acción del mes.
— ¿Tu buena acción del mes?
— Sí, es darle un abrazo a alguien sin que me lo pida o me lo dé en contra de mi voluntad, ejem.
— Seguro que Asher lo aprecia. — Yun me miró entrecerrando los ojos porque había ignorado su pullita sin descaro alguno.
[...]
— A ver espérate, ¿has cogido el chocolate? — me pregunto Yun, mirando en su móvil la lista que habíamos hecho.
— Si, el blanco.
— ¿Y el negro?
— No, a Asher no le gusta.
— Ya bueno, pero es que a mí me da igual por muy cumpleañero que sea sus malos gustos, yo también quiero comer del pastel y necesito chocolate negro. — declaro Yun sin vergüenza alguna, como siempre hacía, me gire como si de la niña de la curva se tratase y debí darle una mirada bastante severa porque levantó la vista del móvil para darme una sonrisa de disculpas. — Está bien, no hay chocolate de calidad para mí.
— Así mucho mejor.
[...]
— ¿Podrías ayudarme con esto? — le pedí a Yun mientras batía los huevos.
— ¿Con qué?
— Pues no sé, con el pastel que estoy haciendo.
— Ah claro, eso. ¿Qué hago?
— ¿Cuál es el siguiente paso?
— A ver, San Google dice que partas el chocolate y lo calientes para luego juntarlo con el resto de la mezcla.
— Pues ya sabes que debes hacer.
Al final, y suponiendo un gran orgullo, conseguí que Yun colaborará, aunque sabía que no era muy buena en lo que tenía que ver con cocinar confiaba suficientemente en su inteligencia como para creer que no la fastidiaría calentando el chocolate. Y bueno, no faltó mucho para que lo quemara, se quemara ella y me hiciera perder los nervios. Pero como digo todo se quedó en el intento.
Cuando terminamos lo dejamos hacer en el horno, rezando ambas para que al probarlo no fuera horrible, y nos dejamos caer en el sofá de Kane y Asher.
Kane nos había ayudado con la sorpresa dejándonos hacerlo directamente en su casa y asegurándose de que si terminaban pronto de trabajar pudiera entretenerlo lo suficiente para que todo estuviera listo.
— ¿Crees que será comestible? — me pregunto Yun, tumbandose en el sofá y poniendo su cabeza en mis piernas y empecé a juguetear con su pelo.
— Eso espero porque si no seré una mala novia y habré perdido tiempo y dinero.
— Y aparte no habremos comprado chocolate negro.
— Eso claramente es lo peor de todo. — bromeé riendo antes de que simplemente nos quedáramos en silencio, Yun medio adormilada y yo haciéndole caricias en la cara y en el pelo con el único sonido del horno de fondo.
[...]
— ¿Estoy bien?
— Estás jodidamente preciosa, ¿te vale?
— Me vale. — Yun orgullosa de su aportación tenida en cuenta arregló su camiseta ancha y se la terminó de meter por dentro de los pantalones mientras oíamos el sonido de la cerradura. Cuando se abrió la puerta y paso Kane con gesto desenfadado antes de verme y guiñarme un ojo, sonreí viendo a mi novio entrar, distraído comentándole algo a Kane, con su pelo castaño claro algo despeinado y su sonrisa típica de cuando estaba fastidiando a alguien.