Riptide- Van Joy (aunque a Hannae le gusta mucho la cover de Taylor Swift).
POV Asher:
Llevábamos horas en la carretera, conduciendo sin ningún descanso, con la imperiosa necesidad de alejarme todo lo que pudiera de allí para no tener que recordar nada de aquello. Ya que aunque muchas veces el olvido no era la solución yo daría lo que fuera por poder borrar de mi memoria miles de los episodios que componían mi vida y habían tenido lugar en aquel sitio. Solo dejaría los momentos vividos junto a Kane, Yun y Hannae, no me quedaba nada más que quisiese recordar.
Hannae estuvo despierta la mayor parte del viaje, sonriendo y cantando, aunque en parte yo sabía que ella andaba algo preocupada por dejar todo atrás de una forma tan repentina. No le terminaban de gustar los cambios bruscos, ya que no tenía forma de prepararse mentalmente para ellos, por lo que la descolocaban e incomodaban. Solo había que dejarla unos días para que se acostumbrara. Por eso aunque yo supiera que estaba feliz por poder decir que aquello que durante tantos años se estaba cumpliendo la dolía que hubiera sido de esta forma. Si, no había sido la mejor forma de marcharnos, pero no era nuestra culpa. Era culpa del borracho de Bern y su falta de cerebro, pero eso tampoco era culpa nuestra.
Yo por mi parte estaba feliz, no sabía como explicar cómo me sentía con palabras, solo sabía que una extraña paz me había invadido como si de verdad aquellos días mejores fueran por fin a llegar. Sentía que volvía a respirar. Que el miedo a no llegar a este momento se había evaporado, porque aquí estaba, y solo quedaba la esperanza de conseguir empezar a vivir.
Porque durante toda mi vida había tenido miedo a no llegar vivo a cierta edad, siempre tuve ese pequeño temor de que la vida me lo pusiera tan difícil como para abandonar antes de tiempo, o que me la quitaran sin poder evitarlo. No tenía motivos exagerados para creerlo, pero los miedos son irracionales y no entienden de realidades, por lo que el temor de no llegar vivo para cumplir ninguno de mis sueños me había perseguido desde mi infancia a sol y a sombra.
Era por eso que nunca había tenido sueños, sin contar los que creé después de conocer a Hannae, tampoco había tenido planes ni expectativas de futuro. Cuando era niño nunca supe que contestar cuando me preguntaban que era lo que quería ser de mayor, ¿por qué?, ¿y si nunca llegaba a ser mayor? Eso fue algo que durante un tiempo me atormentó, porque no era que yo no quisiera sino que por mucho que lo intentara era incapaz de verme de adulto o crear sueños por los que luchar. Pero fue mejor, en los momentos en los que dude de poder seguir fue mejor. Cuando no se tenía certeza de un mañana era mejor alejar los sueños, para que no fueran ellos los que te destrozaran el alma. Seguramente habría otras miles de cosas que lo hicieran por ellos. Pero eso ya no importaba, era cosa del pasado.
Tampoco tenía grandes aficiones ni gustos refinados y únicos, no me había preocupado de amar muchas cosas por si por alguna razón debía dejar de disfrutarlas. Me gustaban los tatuajes, tenía tres a la espera de poder hacerme más, el skate también me gustaba, adoraba perderme por las calles de noche subido en aquella tabla que llevaba tantos años conmigo y ya era parte de mí. También me gustaba fumar, no era muy sano en ese sentido la verdad, de vez en cuando, el alcohol era cosa de Hannae, yo ya había dejado de intentarlo, la mayoría de veces.
La música en vinilos me tranquilizaba, calmaba los demonios que vivían dentro de mí y que a veces querían salir a jugar, los adormecía. Aunque por otra parte amaba el rap, que los despertaba, como un logrado intento de reflejar mis sentimientos sin que tuviera que expresarlos, era una forma de identificarme con algo. Porque desgraciadamente no había sido el único chaval que nació con la mala suerte como condena.
Podía pasarme horas con las canciones de Machine gun kelly de fondo, mientras las cantaba cargado de sentimiento, porque en verdad era como si los míos fueran verbalizados, y se sentía bien reconocer todo lo que dolía o angustiaba a través de la letra de una canción, aunque estafuera escrita y cantada por alguien que a lo mejor estaba más roto que tú.
Pero escribirlo no era lo mismo, nadie lo sabía, pero alguna vez cuando estaba completamente solo, encerrando mis pensamientos en mi cabeza, dejaba que estos salieran en forma de rimas a las que nunca me atrevía a poner voz, solo un cutre intento de melodía para que cobraran vida en mi mente, y a la vez me la destrozaran. Pero en internet ponía que según los psicólogos era bueno escribir lo que sentías, aunque fuera en forma de rap, y puesto que no tenía ni dinero ni medios para ir a uno esperaba que no me estuviera haciendo más daño sin saberlo.
Pero confiaba en que todo eso se quedará atrás, que la distancia y una esperanza de poder recibir más hicieran que poco a poco fuera sanando. El amor ya lo tenía, por lo que no debería ser tan complicado empezar a sanar heridas. No había sido fácil, pero eso ya no importaba, lo había conseguido. Incluso no creyendo en ello lo había logrado.
Ahora era feliz, o sentía que serlo al completo estaba más cerca, tampoco necesitaba mucho para serlo, me quedaban pocas cosas para darme por satisfecho. Buscaría un trabajo en la ciudad en la que decidiéramos vivir de forma fija, intentaría alquilar una casa para no tener que preocuparnos de moteles de mala muerte y dedicaría todos los días de mi vida a que la sonrisa de Hannae no volviera a desaparecer. No tenía sueños locos ni imposibles, con algo de suerte y dedicación los lograríamos.
Tampoco quería tener hijos, Hannae en principio tampoco, por lo que hacía todo un poco más fácil, pero si un día llegaban disfrutaría todo lo que pudiera de ellos intentando calmar mi pequeña falta de conexión con los niños.
Lo único a lo que no me negaba era a casarme, sería algo bonito ver a Hannae caminar de blanco o de cualquier color que ella decidiera hacia mí, con una sonrisa, y con una promesa de que nosotros estaríamos juntos en esta y en mil vidas más. Porque sí, aunque ante ella negaba que creía en la reencarnación gracias a sus explicaciones y las de Kane, a veces me gustaba pensar que Hannae y yo ya habíamos estado enamorados en otras vidas. No sé, es algo bonito de imaginar aunque pueda no ser real. Por lo que en verdad, sí que quería casarme.