El aire era delicioso según Samantha , con un poco de rocío, también el sol en ese momento era acogedor era refrescante y amigable.
El autobús en donde ella venía era también acogedor, tenía un olor húmedo y un poco a palomitas pero era delicioso, el respaldo en donde se encontraba era cómodo y a su lado venía un señor que estaba entrando a la mediana edad según los cálculos de Samantha, el estaba dormitando , tenía un ronquidos leve y su respiración era un tanto pausada.
El señor abrió los ojos y miro a los curiosos ojos de Samantha, uno era verde y el otro era azul, una combinación muy bonita a la opinión del señor de la mediana edad.
-Hey, tienes unos ojos muy bonitos.-Dijo el hombre de la mediana edad.
-Gracias.-Respondió Samantha mientras se sonrojaba.
-¿Y todo eso?.-Pregunto el hombre observando las cajas que habían entre los pies de ambos.
-Necesito llevarlos a un lugar.-Respondió Samantha.
-¿A qué lugar?-.Preguntó curioso el hombre.
-No es normal que a una persona que acaba de conocer le diga a donde llevaré mis cosas, puede ser que me secuestre-.Explicó Samantha razonando con el hombre.
-Eso es verdad-.Repuso el hombre-. Pero no soy ni un secuestrador ni un violador.
-Eso eso lo que dicen los secuestradores y violadores en algunas películas, ¿Sabía?-.Repuso Samantha riendo un poco.
-Tienes razón-.El hombre rió con ella.- pero no creo que un cirujano que va a la ciudad le de tiempo para ser un violador y secuestrador, ¿sabía usted?
-Hey, yo voy hacia el hospital general, tal vez me podría acompañar hasta ahí, ¿No cree?-Preguntó Samantha.
-Claro, señorita que cree un cirujano anda "haciendo de la suyas en la noche"- remarcó las comillas.-Además será bueno tener compañía.
Ella sólo sonrió a su respuesta y se fijó en su reloj que era temprano eran las 7:45 de la mañana, mientras ella observaba a los demás pasajeros el hombre sentado a su lado la observaba, según su perspectiva ella era hermosa, no podía negarlo , había algo que hacia que cualquiera pudiera suspirar por ella.
Ella era castaña con heterocromía la cual era que tiene un ojo de un color y el otro de otro color, no había de tener más de 20 años, tenía una tez blanca y lisa casi como porcelana, tenía una nariz perfecta recta y pequeña, parecida esculpida por alguien profesional.
-¡Parada en el hospital General!-Gritó el conductor del autobús.
Aquí bajaba tanto el hombre con Samantha , el hombre en un intento de ser caballeroso le pidió llevar las cajas a lo que ella dijo que si pero a cambio ella se llevaría el morral que en ese momento tenía el hombre. Él accedió.
-El lugar en donde voy a llevar las cajas es muy cerca del hospital-. Dijo Samantha rompiendo el silencio.
-Ya veo-.Respondió el hombre-. Te acompañaré hasta ahí, tengo tiempo.
-Gracias, no se que hubiera hecho si no estuvieras aquí-.Dijo sinceramente Samantha.
-Hey, me gustaría que tomaremos un café después de esto ¿te gustaría?-.Preguntó un poco nervioso el hombre.
-Claro, consideralo como una recompensa por haberme ayudado con las cajas-. Dijo mientras le guiñaba un ojo.
Mientras iban caminando y el hombre de la mediana edad pensaba que iba a poder invitar a una chica tan guapa como ella, y un sentimiento extraño se instaló en su pecho, algo así como un malestar.
A él realmente no le importó, ya que estaba tan emocionado por poder llegar a pedirle a la chica tan bella que se había encontrado a su lado en el autobús con destino a su trabajo.
Llegaron a un callejón un tanto oscuro para el gusto del hombre, pero seguiría ayudando a la señorita a llegar a él lugar en donde ella tenía que llegar.
Llegaron a una puerta, sacó de su bolsillo unas llaves y ella abrió la puerta que tenía enfrente.
-Hey, mete ahí la caja mientras yo prendo las luces del almacén.
-¿Esto es un almacén?-Preguntó el hombre un tanto nervioso ya que el malestar inicial se había hecho más agudo.
-Claro que sí, las cajas son cosas que voy a vender.
-Ya veo-. Respondió el hombre.
El hombre le dió la espalda a Samantha el cual fue un error garrafal, Ya que Samantha lo golpeó en la nuca dejándolo inconsciente.
Samantha vio si el hombre estaba inconsciente, realmente no se movía, pero no estaba muerto, seguía respirando.
-Eras un hombre agradable-dijo ella-pero te necesito para alimentarme.
-Hey-. Dijo un chico entre las sombras-ya les quite 2 litros a las personas que trajeron los demás.
-Ya Dylan, quítale a él dos litros también-. Señaló al hombre que acababa de salir inconsciente.
-Hey Tyler y Dan trajeron a dos chicas y a ellas ya les saque 2 litros a cada una-dijo Dylan con una sonrisa en el rostro mostrando sus colmillos.-¿Tú que vas a hacer?
-Yo voy a llevar a las dos chicas y al señor a un auto que le robe a la chica de la camisa roja-señaló a una de las chicas- y los llevare en el estacionamiento del hospital, luego hipnotizaré a una de las enfermeras y las verá en el estacionamiento e irá a informar a alguien de la aparición de 3 personas.