Lo niños vestían telares blancos, algunos tenía pantalones mientras otros preferían llevar batas, pero todos tenían el color en común. Sasha, con quien comparto habitación, vino a los catorce años. Una edad consciente y es ella la que me informó en qué nos metieron nuestros padres.
Mis padres, a veces pienso en ello y es poco lo que recuerdo. Mi orientación y sentido del tiempo no es bueno, pero hace mucho que empecé a olvidar el cómo se veían. Sasha dijo, en una ocasión, que los días transcurren con respecto al sol, lo cual es nuevo para nosotros. ¿Las luces brillantes que hay en el patio serían nuestro sol? Tal vez lo es porque se prenden hasta que la capa del techo se oscurece, luego estas luces comienzan a parpadear para poder descansar.
Sasha era como una maestra en este infierno, lo suficientemente inteligente y hábil para sobrellevar lo que un adulto puede; pero eso solo es un mecanismo para conservar la estabilidad y ser consciente que nosotros también somos seres humanos aunque ellos digan lo contrario.
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15 de noviembre del 3019 (11 años antes del gobierno actual)
El doctor Jhon nos hizo formar filas afuera de los dormitorios, levantarnos temprano no es precisamente algo que hayamos aprendido y eso lo sé porque lo vimos recientemente en clase. El que su bata esté impecable quiere decir que aún no elige quién será el próximo "practicante", ojalá tenga suerte y sea yo. No los volvemos a ver y se dice que los dejan ir. Si me eligen ¿me dejarian ver a mis padres? . Sasha retrocedió impactada cuando su nombre iluminó en la pantalla, no lograba entenderla. Los que estamos aquí siempre quisimos salir y ella solo niega entrando en shock.
—No quiero, le cedo a otro mi lugar-— soltó, flexioné el brazo mas el doctor dio un paso dando a conocer su autoridad.
—Sasha, querida— empezó— No puedes hacer eso, la reglas ya están estipuladas y tú fuiste la escogida. Debes entender que todos aquí están en "veintena". No se puede desplegar tu sitio porque tú tiempo aquí caducó.
Sasha, resentida, dio un paso adelante antes de ser escoltada por los hombres de rojo. Su mirada recorrió el lugar y me dio una última sonrisa antes de irse con ellos, sabía lo que significaba. Sasha nunca sonreía aquí, ella solo... ¿se estaba despidiendo?
No, no me quedaré en este lugar.
—Oye, lo que sea que estés pensando el azul siempre estará en nosotras— dijo mientras movía los labios: Cuí - da - te.
El doctor me miró esperando una explicación.
—Colores, ya sabe, el favorito de cada una.—Dijo y tomó el papel que le extendió el doctor.
Sasha sabía que aceptar no era precisamente una opción y eso era lo que le esperaba. Criada para no sentir emociones, pero sintió por primera vez un rasguño en aquella coraza.
Las habían separado otra vez y el pecho se le oprimió. Se le oprimió porque sabía que pudo escapar una y otra vez del mounstruo, pero este fue astuto cuando supo a quién escoger en su reemplazo.
—Mi pequeña hermana ya no es una niña débil y llorona— se dijo a sí misma. Reprimiendo el odio hacia todos.
Una amenaza contenida—pensó el director Park quien observaba entre los cientos de monitores, traer a una de las hijas de Afinskaya era un dolor para la familia y una forma de subyugar a una genio de renombre. La curiosidad de Park se concentraba en el segundo lazo directo de Vania Afinskaya, esa desquiciada y escurridiza mujer fue capaz de predecir mis decisiones, aunque su propia hija se entregó para que dejáramos de joder a su reemplazo. Un reemplazo que nadie ha visto la cara y no se sabe el paradero hasta ahora. Sería un gran dolor de cabeza y una destrucción del nuevo systema si no se sabe manejar con discreción.