Experimento Auroa 3: Ocaso

Preparativos_301.

 

Jueves 1 de Octubre.

 

Nuestro curso se dividía en tres filas donde se sentaba cada alumno, el primer día de clases llegue tarde y por esa razón el único lugar que quedo disponible para mí era el último asiento de la fila del medio, el lado positivo era que soy quien más cerca estaba de la puerta de salida del curso.

Puede ser que todos mis compañeros me ignoraran intencionalmente. Sin embargo yo no hacía lo mismo, el mejor alumno de nuestro curso era sin duda Gabriel, nadie opinaría lo contrario. Me entere que el lunes él había faltado y eso era normal, a cualquiera podía pasarle, pero hoy ya era jueves y Gabriel seguía sin asistir a clases. Algo muy malo debería haber pasado como para que el mejor alumno de la escuela  faltara 4 días seguidos.

Yo no soy muy cercano a él por lo que no todos sospecharían si me pusiera a investigar por qué faltaba, por otro lado, el mejor alumno de la escuela también era un miembro de la Fundación S.P por lo que hasta cierto punto era entendible que estuviera ocupado en el trabajo. Tal vez por eso los profesores no se preguntaban por qué su mejor alumno estaba faltando tanto, de todos modos, nadie del curso era familiar directo o pareja de él por lo que si le preguntábamos a nuestra profesora porque faltaba lo más probable era que no nos respondieran.

-Por ultimo chicos recuerden que el nivel de seguridad aumento mucho en el noveno distrito, la fundación S.P sigue haciendo lo posible para controlar la situación así que por favor no vayan ahí por ningún motivo.

A diferencia de otros días, hoy la profesora Ester calculo con más precisión su tiempo de clase. Como resultado apenas ella nos dio esa noticia la campana del recreo sonó entre los pasillos. Sin perder un segundo varios alumnos de otros cursos salieron lo más rápido que pudieron, era normal que los alumnos de grados bajos odiaran las clases y quisieran salir lo más rápido posible, yo también pensaba así, pero con el tiempo uno cambia esa forma de pensar.

Nuestra profesora era una mujer algo baja y un poco regordeta, pero era la única docente en esta escuela que se preocupaba sinceramente por los alumnos bajo su cargo. Ella fue la primera en abandonar el curso, por lo que había escuchado que ella junto a los demás profesores tenían una reunión importante con el director de la escuela.

Yo ya no tenía nada más para hacer en este curso <Hoy nadie usara el escenario del colegio, me pregunto si hoy también Alba estará allí. No lo sabré si no voy a averiguarlo> A la par que ese pensamiento atravesaba mi cabeza me levante de mi asiento y me dirigí a la salida del curso. Sin embargo antes de salir del aula una mano se anclo a mi hombro deteniéndome, fui expulsado de mi mente e instintivamente cambie mi vista para ver cuál era el problema.

A mis espaldas aparecieron tres personas, una de ellas era una chica de pelo largo y rulado con grandes senos, el otro era un chico de pelo gris y el último tenía ojos marrones y pelo rojo. Quien me tomaba del hombro era el chico pellirrojo -¿A dónde vas Bruce? –Me pregunto él –Antes de  ayer te busque también pero apenas sonaba la campana te ibas  ¿Quieres acompañarnos a comer?

No pude evitar quedarme perplejo al oír esas palabras, de todos mis compañeros en este curso Julián fue el primero en mostrar la iniciativa de querer relacionarse conmigo de forma sincera. Por esa razón yo lo consideraba un amigo y haría cualquier cosa por un amigo -¿Qué…que te paso? –Le pregunto a mi amigo mientras llevaba mi mano a mi cara, a la misma posición donde él tenía su herida.

El chico más alto que yo y de pelo rojo tenía varias vendas cubriendo sus cachetes, nariz y frente. Daba a pensar que ayer se metió en algún tipo de enfrentamiento y salió muy lastimado, tal vez yo no sea muy inteligente o atlético pero si mi amigo tenía un problema me gustaría poder ayudarlo como sea.

La persona que me hablo llevo su mano a una gasa cuadrada pegada con cinta a su cachete derecho -¿Esto? Oh no te preocupes por esto, ayer estuve practicando con mi telequinesis –Una risa resonó entre sus dientes al recordar eso –Pero resulto que el experimento fue un poco más peligroso de lo que espere.

Yo no tenía nada porque luchar y cada día me levantaba porque no tenía otra opción, en cambio mi compañero Julián si se esforzaba todos los días por algo, él fue una de las pocas personas en la ciudad cuyo cuerpo no puede desarrollar una habilidad estrella, por esa razón se esfuerza y lleva su cuerpo al límite para lograr desarrollar un poder artificialmente. Si yo pudiera deshacerme de este maldito poder de regeneración me gustaría poder dárselo a él, de esa forma esas heridas sanarían rápido y él podría mejorar hasta cumplir su sueño.

Una voz familiar me distrajo devolviéndome a la realidad -¿Entonces quieres venir o no?- Quien me hablaba ahora era el chico de ojos marrones y pelo gris, el mejor amigo de Julián, Noah.

Sentía que era algo repentino que me invitaran de la nada a comer con ellos, antes ya habíamos ido a una cafetería, pero esta era más casual y algo que ellos hacen todos los días. Aun así, ellos se tomaron la molestia de invitarme y rechazar eso me haría quedar como alguien malo –Si no les molesta, está bien –Esas palabras salieron de mi boca con un tono muy bajo de voz.

-Excelente, entonces no perdamos el tiempo y vayamos. Azul me mostro algo muy delicioso que tienes que probar.

 

 

 

Caminando por los pasillos de la escuela rumbo al comedor un suceso inesperado nos obligó a detenernos. Una voz misteriosa nos habló desde un costado, pareció que todos se asustaron aunque a mí no me dio medio. Gire mi cabeza a la derecha para ver de quien se trataba y no podía creer que era nada más ni nada menos que la numero cuatro de la ciudad, Luria di Tella, a su lado la acompañaba una chica de piel pálida y un pelo rubio corto que le llegaba hasta los hombros.




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