Llevábamos unos tres días y medio sin hacer nada, algunas personas que se cansaban de esperar intentaban rehacer su vida en el mundo humano, pero luego nos enterábamos o que estaban muertos o estaban siendo torturados. La maestra Lila, nos cuidaba, se sentía en deuda porque la habíamos salvados. En cuanto a Sam y yo, había escuchado a Sam llorar por las noches y yo aún no podía ni si quiera botar una lagrima. Fue esa noche cuando ocurrió algo nuevo. Mi cabeza divago y me llevo de nuevo con el director del colegio.
En un suspiro vuelvo a la bodega, donde Thomas me observa.
Por un momento me siento perdida y luego reacciono, venían a atacarnos y lo harían ahora -
Thomas no dijo nada más, camino rápido para encontrar a Simon, intente buscar a Sam entre todas las personas, cuando no lo encontré, empecé a gritar su nombre, necesitábamos irnos.
Por un momento, hubo una especie de rayos y todo se quedó en silencio, para que acto seguido la puerta de la enorme bodega empezara a sonar con centenares de balas.
Simon le susurra algo a Thomas. Luego Thomas se junta con nosotros como si su vida dependiera de ello.
Empezamos a descender por los túneles cuando escuchamos un fuerte ruido, las puertas cayendo, luego gritos, sin número de gritos.