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Cuando me despierto, estoy sentada y amarrada en una silla, despertándome bajo la sensación de un fuerte dolor de cabeza, tenía puesto una especie de sensores y alrededor mío había muchas personas, malas personas, estaba atrapada, la había cagado. Lo único que me dijo Simon es que yo tenía que vivir a toda costa y heme aquí.
- Bienvenida, Summer – responde un hombre, un hombre alto, bronceado, cabello negro, ojos oscuros, musculoso – Mi nombre es Derek, pero puedes decirme jefe – sonríe de una manera espeluznante –
Sí, definitivamente la había cagado, me atrevía a decir que esto era una especie de show sobre mi ejecución. Era un lugar cerrado y tenía varias cámaras, era como un teatro o circo.
- Quiero contarles una historia… aunque mejor no, todos la saben, el fénix seria quien libre al mundo mágico de la oscuridad, pero yo no considero que mi reinado sea oscuridad, por cierto – se escuchan risas, muchas risas, mi visión se ponía borrosa por el dolor - ¡aquí está su fénix, listo para morir! – señala él – aunque no se emocionen esta no es una batalla nada justa, estos sensores inhiben su magia –
La respuesta era tan simple como quitarme los malditos sensores, pero mis manos estaban atadas, al igual que mis pies y mi cabeza se encontrá inmóvil ajustada con la banda de los sensores.
- Quiero que entiendas cariño, que tienes dos opciones. Únete conmigo a esta guerra que esta por terminar con tu muerte o muere – sonríe haciendo ademanes con la mano–
- Si me uno contigo ¿Cómo sabes que no me voy a revelar? – pregunto intentando ser valiente porque era lo único que me quedaba, así rogara y suplicara por mi vida no me lo iba a conceder –
- Porque confió en ti – sonríe y luego carcajea – también porque romperemos tu alma con tus poderes – romper mi alma se refería a lo que la mayoría de brujos hacían, por acceder a un poco más de poder ellos se quedaban sin alma, haciendo que se vuelven brujos, en otras palabras moralmente malos.
- Bueno, no te compliques, prefiero morir – le sonrió sínicamente –
- Tu madre lloro mucho mientras la mataba – mi corazón se detuvo y el obtuvo lo que quería –
- Te puedes ir al demonio, maldito– le grito y lucho contra mi prisión, pero no por el motivo que él pensaba, sino para golpearlo mucho hasta que muera, aunque quizás si sea el mismo motivo –
Una mujer, la misma que había torturado al hijo de David, le entrego un arma de fuego. Ahora sí, la había cagado, sumamente. Simon dijo que tenía que estar viva para acabar con esta guerra.
- ¿Qué paso con el tótem? – pregunto, lo que lo detiene en seco –
- Conmigo, seguro –
- Aun no logras abrirlo – me río y sé que atine – yo sé cómo abrirlo –
No, no lo sabía, pero necesitaba ganar tiempo. Si el me mataba ahora, él habría ganado la guerra obviamente, pero algo dentro de mí, me decía que quería algo más ambicioso que solo eso, quería superar y por mucho a los otros hechiceros, quería ser el más poderoso y controlar Phoenix.
- ¿Cómo? –pregunta divertido y creo que se da cuenta que miento –
- Liberame – sonrío –
- No, cariño, eso no va a pasar – me dice y luego se inclina hacia mí, directo a mi oído y susurra – van a ser horas y horas de tortura, hasta que me digas lo que sabes –
- Mejor matame – le digo –
- No ahora que sé que tú tienes esta importante información – él dice dando una palmada en mi cabeza – corten la transmisión y todos vuelvan a sus labores – ordena él –
Lo engañe, había ganado horas y horas de tortura, pero al menos seguiría con vida.
La misma mujer me inyecta lo que imagino que es un sedante y me duermo.