Fictober 2020 (drarry)

Gafas

Draco siente como su cuerpo se sacude y sus rodillas se lastiman por el duro material del piso. Intenta evitar el bampoleo, intenta no rozar mi maltratar más la tela de esos pantalones, pero Potter oficialmente perdió la cabeza. 

Se ahoga, tose un poco y pese a que ese hijo de puta se retira, se lamenta y lo calma con un sonido que le sale ahogado y desesperado, no deja de empujarse contra su boca. 

Draco sabe que el bastardo está abusando de su fuerza, que la mano que sostiene un mechón de su cabello no está ahí por darle placer a él o por tener algo de contacto, está ahí para que Draco no se pueda escapar. 

Vuelve a sentir el glande escurrirse por su garganta y sus ojos llenos de lágrimas braman en protesta, pero sus manos son dos traidoras, se aferran más a Potter, le sujetan las caderas dándole ánimos para que continúe así de desbocado, para que no le de paz puede al dolor que empieza a ascender desde su quijada.

Sabe, sabe bien que debería sentirse ofendido e indignado, pero no puede no le da con qué. Potter está vuelto nada, está desarmado y a su merced. Draco literalmente podría sacarle lo que sea en ese estado tan primitivo. Lo ve en sus ojos, lo ve en la enloquecida forma que gime pidiéndole perdón con los labios mientras que con la mano libre le aprieta como cerdo las mejillas para que la cara interna de estos rose su miembro cuando lo empuja dentro de sus labios.

Envalentonado, sintiendo poder sobre su estado de locura y necesidad, anre más la boca, ve cómo sus pupilas se dilatan y como sus ojos se vuelven dos pozos esmeraldas que reflejan solo lujuria bajo la luz de luna que entra por las ventanas. Inclina la cabeza y el hijo de puta gime tan alto que Draco siente va a despertar a medio castillo. No le importa, quizá debería, pero no lo hace. 

Su polla misma tiembla pese a estar completamente olvidada, su piel hormiguea y se estremece sintiendo sigo desconcertado cómo solo estar así, de rodillas frente a Potter despierta si cuerpo y su lívido. 

Cierra los labios, los frunce sobre el miembro que se empuja contra su boca, que desprende ese amargo líquido con el cual su saliva se mezcla. Potter lo mira, solo lo mira y parece querer pedirle perdón y gritarle que chupe más. No sabe que hacer y por eso su maldita boca se mantiene abierta. 

Su cuerpo nacido para matarlo se tensa, Draco ve sus músculos endurecerse, ve la forma en la que sus hombros quedan rígidos. Se acerca al final, el sudor se desliza por su pecho y rueda por entre los vellos oscuros que tiene. 

La fuerza le arranca un estremecimiento y esto lo vuelve a enfadar. Nada de aquello era por él, el bastardo ni considerado está siendo. Sí, tiene los ojos fijos en él, pero no pareciera que estuviera realmente presente. 

Su cuerpo se estremece cada que lo escucha gemir enloquecido, siente que su propia erección puja contra la costura de sus pantalones. Draco queire fastidiarse y conseguir remitir con furia su excitación, pero no puede. Desde su posición aprecia que clase de estragos hace en el morocho y no puede evitar sentir la sensación de poder recorrerlo otra vez cuando Potter echa hacía atrás la cabeza con un gemido largo y agitado.

Empuja las manos por sus muslos desnudos y las empuja en dirección a su trasero, el bastardo solo gime, solo gruñe y separa las piernas entregado y ahelando aquello que nunca quiso darle. Draco tose, su saliva y el preseminal resbalan por su mejilla pero no le interesa un carajo. 

Aprieta más fuerte sus labios, empuja la lengua para que entre en juego, Potter gime y le aferra el cabello, se empuja contra él, gruñe desarmado y Draco empuja los dedos contra su entrada. Su mirada se conecta cómo puede contra el bastardo y Harry separa los labios susurrando algo que hace a Draco gemir pese al poco espacio que la gruesa polla le deja. 

La entrada de Potter se siente húmeda y floja de repente. Sus dos índices entraran en él, se empujarán de un tirón al fondo y la zorrita entre sus manos solo gime con fuerza e incredulidad.

Afrodisíaco, completamente afrodisíaco. Draco quire follarse —hace meses claro, pero Don no pasivo jamás lo permitió— ahora ya no quiere aquella mierda de mamadas, queire voltearlo y sacarle lo idiota y terco a punta de golpes. Potter se empuja contra sus manos y embiste hacia su boca cuando le roza la próstata, un aullido frágil se rompe contra la paredes de la torre de astronomía y sabe que no puede más. Draco sale de su propia bruma y nota que que ese bueno para nada está por cagarse en su acuerdo y venirse en su boca. 

Draco podía tolerar follar con el enemigo, Draco podía llevar su marca y planear matar a Dumbledore mientras Potter le empujaba su polla en el trasero luego de que de ese hijo de puta que no dejó de acosarlo en todo el maldito año al fin lo sacará de sus casillas y lo forzará a hacer algo tan estúpido como besarlo en la puerta de la sala de menesteres, pero no iba a tragarse su semen. 

Draco y Harry podían ser dos idiotas que aquella mierda de locura que vivían la pagarían carísima cuando todo les estallara, pero no iba él a mamarsela hasta que se viniera en su boca por mucho que estuviera enamorado de él desde quien sabe ya cuanto tiempo. 

Retira los dedos de su interior y mierda que si no siente que se arrepiente cuando Potter —ya completamente enloquecido— se queja duplicando la fuerza con la que empuja las caderas a su boca. 

Lo empuja, siente que se está por correr, sus piernas son dos rocas y su plano abdomen se tensa enseñándole una ligera curva en la parte baja en forma de ve. Draco vuelve a empujarlo pero Potter está más allá de eso y Draco no es el más fuerte del equipo. 

Sin perder tiempo, acomoda una en mano sobre la dura erección que no hace sino saquear su boca y lo masturba con rapidez y diligencia. El repentino placer hace que Potter se desequilibre y Draco consigue sacarselo de encima mientras se corre en su rostro. 




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