Flawless

Aquí estamos

ALAN

-No te cortes el cabello, me gusta como se ve- fue lo último que dijo la morena antes de correr a la salida con varios libros en sus brazos.

Podría decirse que ya me estaba acostumbrando a su presencia en la mansión. Ella venía con Loren quien se escabullía al jardín con mi primo y pasaban la tarde entre coqueteos.

Leah por otro lado se la pasaba en la biblioteca. Ambas chicas distaban mucho de ser normales; eran extrovertidas y no parecían amoldarse a las reglas de nuestro siglo. Loren, aunque delicada y encantadora era bastante liberalista, no gustaba de damas que la acompañaran cuando salía con su prometido, pero él me había asegurado de que ella no se dejaba ni tocar.

Aunque mi primo quisiera propasarse con ella, no se atrevería. Temía con toda su alma a Leah, y con toda la razón del mundo ya que solo bastaba un susurro de su hermana para que ésta saltara de un quinto piso de ser necesario.

No sabía cómo lo hacía, pero era como si tuviese un radar para detectar cuando Loren se encontraba en problemas.

El tiempo pasó sin inconvenientes y faltaba tan solo un día para la boda. Yo me encontraba feliz.

Leah ahora era un poco más abierta en nuestra “relación”… o amistad, como ella gustaba llamarlo. No había vuelto a besarla aunque lo había intentado en repetidas ocasiones, pero ella se escapaba de mí con esa sonrisa burlona y mirada retadora, lo cual solo me incitaba a no desistir de mi objetivo.

A ella le encantaba jugar conmigo y si les soy sincero parecíamos un par de adolescentes.

Amaba verla montar a caballo, aunque solo montaba en Hades. Disfrutaba verla leer en el jardín e incluso me embobaba mirándola dormir cuando yo leía para ella.

No me contaba mucho de su vida, pero con todo el tiempo que compartíamos había tomado nota mental de sus principales comportamientos.

Leah era sin temor a equivocarme, una de las mujeres más inteligentes que se podía llegar a conocer. Amaba los postres, pero en general su apetito era incontrolable.

Le encantaba el deporte.

Es una artista asombrosa.

Su voz es potente y genial.

Puede sostener conversaciones de cualquier tipo, incluso aunque se trate de política o deportes.

Ama los animales.

Es bastante fanática del orden, dejando de lado su cabello.

Según ella lleva varios años sin peinarse.

No le gustan los vestidos.

Odia las injusticias.

Sabe pelear de varias formas bastante peculiares.

Maneja cualquier tipo de arma, desde dagas, fusiles, hasta arco y flecha.

Está a favor de la igualdad de género.

-¿Qué estás haciendo?- la voz de mi primo me saca de mis cavilaciones.

-Nada- respondo inmediatamente desviando la mirada del gran portón.

-Oh por favor ¿estaba o no estaba chorreando la baba?- le preguntó mi primo al mayordomo.

Este simplemente sonrió y bajó la mirada.

>>¿Cuándo será la boda?- le escuché preguntar cuando ya iba llegando a las escaleras.

-¿Otra boda?- preguntó Kara quien detuvo mi ascenso por los escalones.

-La de Alan y Leah- se apresuró a decir Carlos negándose a abandonar el tema.

-¡¿En serio?!- exclamó mi hermana entusiasmada- es estupendo, me agrada como cuñada.

¿Y cómo no le iba a agradar si lo primero que había hecho al llegar, a parte de decirle que era una mujer, fue obligarme a pedirle disculpas por aquella vez que le hablé mal la primera vez que Leah entró a mi hogar?

Estoy seguro de que Kara aún no sale de su asombro ante la manera en que la morena me trata.

-A ver, paren de una vez por todas ustedes dos- anuncié con voz autoritaria y el tono de burla fue silenciado de inmediato- Leah y yo solo somos buenos amigos.

-Sí, taaaan amigos que ya hasta bajas tus formalismos, dejas que haga lo que quiera contigo y el charco de babas cada que la ves hace ríos en la mansión.

-Por lo menos ella no tiene intereses monetarios- agregó mi hermana centrándose en la conversación con Carlos.

-Estoy aquí ¿saben?- proclamé estupefacto ante su falta de atención.

-Y solo le trata como se merece, a veces es bastante directa y peligrosa… pero yo la apruebo- dictaminó Carlos.

-Yo igual- dijo mi hermana- ¡Ay! Por cierto. Vamos por tu traje, ya debe estar listo, mañana es el gran día y…

Sin siquiera voltearme a mirar los dos se marcharon hablando animadamente.

Familia.

Negué con diversión y me dirigí a la biblioteca.

El día de la boda había llegado y yo me encontraba nuevamente en la biblioteca; era el único lugar que realmente me gustaba, siempre lo había hecho, los libros que mi familia y yo habíamos logrado recoger durante toda nuestra vida se encontraba allí.

Eran mi verdadero hogar.

Tomé uno de la estantería más cercana y nada más abrirlo uno de los mini dibujos realistas que tanto le encantaban a Leah salió disparado en cualquier dirección.

-Eso quiere decir que ya lo leí- comentó una voz conocida a mi espalda- Vaya, vaya, pero qué guapo- agregó con voz pausada.



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En el texto hay: hermanas, amor, peleas poderes oscuros

Editado: 26.07.2018

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