Flawless

invierno

ALAN

 

Si no salía de ese lugar como mínimo golpearía al tal Nick, pues su cara de burla y regocijo no hacía otra cosa que aumentar mi mal genio.

-Bueno, ya esperamos lo más, esperemos lo menos- Reyna estrujó la servilleta de tela que hacía un buen rato cuando habíamos abandonado el salón y sentado en la mesa del comedor, había puesto sobre sus piernas y la dejó a un lado de sus platos.

-Por supuesto- proclamó Nick de buen genio y con gestos sobreactuados- los dos tórtolos deben dar una explicación. Son detalles que no me quiero perder- el muy idiota ni siquiera disimulaba.

Eso fue suficiente para mí. Estrellé las palmas de mis manos contra la mesa y me levanté sin un ápice de delicadeza.

Cuando llevaba al menos quince minutos en el balcón noté que alguien se acercaba. Olor dulce pero suave… Loren.

-No intentes defenderla- concluí girándome hacia ella.

-Y no lo haré- comentó ella con gesto pasivo- pero sí quiero explicarte algo- me crucé de brazos- Leah es…

-¿Impulsiva? ¿Odiosa? ¿particularmente ofensiva cuando se trata de hacerme sentir mal? Porque lo ha logrado.

-Alan…- interrumpió ella.

-¿Sabes cuánto tuve que hacer para que siquiera me determinara?

-Alan…- intentó de nuevo.

-… Y a ese tipo a penas lo conoce de ayer y ya… salen de paseo juntos y… llevaba su camisa. Puedes creer que…

-¡ALAN! – me gritó ella de mal genio- ¿te estás escuchando? Suenas como un novio celoso y posesivo.

-¡Ya lo sé! Pero lo que en realidad me da coraje es que ni siquiera eso soy para ella.

-Alan- Loren puso sus manos sobre mis hombros y con un gesto lastimero me miró a los ojos- ¿es que no te has dado cuenta?

-¿De qué?- pregunté confundido.

-Mi hermana es sapiosexual.

-¿Que qué?

-Mi hermana encuentra atractiva la inteligencia en una persona. Eso es todo.

-Creo que me perdí.

-A ver Alan. Los Mc´Llson son una familia rica, bien parecida, bastante influyente y un montón de atributos más que tú mismo tienes. ¿Pero sabes por qué Eliájh y no Nick o Clark?- preguntó enarcando las cejas para dar énfasis en la importancia de su pregunta.

-Ehh… bueno. A Leah no le agradan mucho los caballeros con demasiada egolatría.

-Exacto. Pero a pesar de ello, Eliájh destaca a la vista en cualquier lado. Es decir… míralo. Toda esa clase que desprende, todo eso es genuino y tiene algo a su favor- hizo una pausa y yo enarqué una ceja- inteligencia. Leah es como una bruja para detectar a personas así nada más con detallarlas.

-Auch.

-Alan, no seas estúpido. Leah podrá intentar convencerte de que no le interesas, pero yo la conozco. Ella te quiere- posó su mano en mi mejilla con ternura.

Eso no me subía mucho la moral.

>>Sé que piensas que eso no es suficiente, pero nunca encontrarás a nadie más fiel que mi hermana y si ella siente que algo le une a ti, entonces lo único que tienes que hacer, es demostrar que confías en ella. Leah no es de las que se ata a las personas…

-Créeme que lo sé- bufé molesto. Loren revoleó los ojos con dramatismo y agregó.

-¿Quieres saber cuál es su regla de oro?- muy a mi pesar, la curiosidad le ganó a mi mal genio.

-“Si algún día alguien llega a amarme, debe entender que puedo volar junto a él sin importar condición o circunstancia, pero jamás lo ataré a mí. Las ataduras solo lastiman”.

Y con eso, ella se dio la vuelta y se fue.

Eso tenía bastante sentido, pero ¿qué se suponía que debía hacer yo? ¿Esperar a que simplemente se aburriera del susodicho?

Dudaba mucho de que Eliájh fuera de esas personas que dejaban de ser interesantes de la noche a la mañana.

Volví al salón taciturno, pero por lo menos el mal genio había disminuido. No tardé en ver a Elijáh asomarse por uno de los arcos que daban a la sala del comedor. Impecable, relajado, apuesto y seguro de si mismo.

-Espero no haberlos hecho esperar- se disculpó tomando asiento.

-No te preocupes, mi hermana aún no llega- agregó Loren, seguramente se quedó dormida en la tina.

Todos soltaron la carcajada, pero sabía que Loren lo decía totalmente en serio. Conociendo lo poco de Leah que me dejaba, sabía que era muy probable que en serio se hubiese quedado dormida.

Minutos después cuando la charla comenzaba de nuevo, con Nick dando puya para que Elijáh contara lo que había sucedido, escuchamos pasos apresurados por el pasillo.

En realidad, alguien corría.

No pasó mucho cuando todos vimos como aparecía Leah justo por el mismo arco que había cruzado el mayor de los Mc´Llson a penas hacía un rato, pero contrario a este, ella pasó de largo pues sus zapatos se deslizaron por el impulso que traía.

No pude aguantar la carcajada.

-Lo siento- se disculpó Leah entrando bastante agitada. Llevaba unos pantalones a media pierna que se cernían sobre ellas de manera bastante provocativa, una camiseta blanca manga larga a medio abotonar, botas y el cabello chorreando- me quedé dormida.



#30243 en Otros
#2034 en Novela histórica
#45909 en Novela romántica

En el texto hay: hermanas, amor, peleas poderes oscuros

Editado: 26.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.