Flor de loto

Capítulo 8:Al fin nos conocemos

( Al día siguiente)
- Bien, ahora piensa que soy una persona que quiere atraparte y tienes que esquivarme pero al mismo tiempo debes de dejarme inmóvil para poder huir, ¿como lo harias?

El príncipe Hansu y Mi se encontraban entrenando muy temprano cuando el capitán había decidido ir a avisarle que se había aceptado su plan, pero no penso que la encontraría entrenando, y no podía esperarla a qué terminará porque necesitaba ir a darles un entrenamiento a sus soldados, después dar un tur por los alrededores para ver que todo estuviera en orden.

-Buenos días chicos, temo interrumpirlos, pero necesito hablar con Mi muy seriamente.
-Buenos días capitán- respondió Mi sorprendida, creía que el capitán la delataria, voltio a Hansu, y el tenía la cara como enojada, sabía que ella tramaba algo muy malo pero trato de ignorar y solo los observó.
- Mi, me han dicho que has descuidado tu negocio, pero tienen un nuevo trabajo que puede que te guste sobre cosecha.
-¿Donde es?  Yo que recuerde aqui sercas no hay un lugar así tan especializado. - Respondió Hansu un poco enfadado.
- En el reino de Gojoseon, ahi esta un poco más avanzada las cosas.
-¿Porque tan lejos?
- Hansu, lo siento pero creo si iré, es verdad que desde que Kou murió eh descuidado lo que amo hacer, es algo que necesito recuperar.
- Bien es tu decisión,¿ y cuando se supone que se va a ir Mi, capitán?
- Hoy mismo Príncipe
- Ten un buen viaje.
Se marcho enfadado sin voltiar a verla a la cara, pero era mucho mejor que pensara que iba estar en un lugar mejor, no arriesgando su vida.
- Te puedes ir cuando estés lista, no te preocupes yo hablaré con él.
- Muchas gracias, podría también hablar con Xindeg.
- Adios Mi, con cuidado.
El capitán solo había sonreído y se marcho, sabia que si se quedaba más tiempo no la dejaría ir. En el camión perdió de vista al príncipe Hansu, así que solamente tomo un camino, mientras veía a toda la gente trabajar, poner en marcha los negocios, y otros tantos limpiando su casa, sabia que los debían proteger a toda costa, decidió mejor dejar para después el hablar con los chicos. Dio la media vuelta, pensaba en como entrenar mas rápido a sus soldados.

(Unos minutos antes, Mi)
Enceguida de que se fue el capitán, se fue ella para su casa, tenía que fingir que no tenía ningún lugar pero sin que Xindeg viera que no se había llevado nada, por suerte tenia una bodega secreta estaba muy pequeña pero lo suficiente para esconder la cuarta parte de lo que se "tenía " que llevar.
Decidio irse en la hora de la comida ya que ah esa hora nadie la podrían ver, y se iria mucho mas fácil.
Se sentía mal por aver se ido de esa manera sin despedirse por eso había escrito una carta donde promete ir cada fin de semana y les prepararía ricas comidas.
En el transcurso del viaje recordó las últimas palabras de su hermano Kou así que en el camino buscaba flores que pudiera llevarles a sus padres, pero sola mente veía una de vez en cuando flores rojas de las que le conto Xindeg, ella no fue capaz de cortarlas, hasta que vio las mismas flores que Kou pero ella sin saberlo corto unas cuantas. El bosque era demasiado oscuro a lo largo que avanzaba, ella intentando revordar si siempre había sido asi o porque podría ser y sin darse cuenta se encontró con un hombre alto, cabello largo, vestido como general, ella hizo como si lo ubiera ignorado por completo y siguió caminando.
- Alto ahí, ¿Que haces aqui?
- Disculpe, vengo de muy lejos a ver a mis padres.
Voltio muy lentamente,  se fijo que el sujeto la estaba amenazando con una espada, después voltio a verlo al rostro, el hombre tenía una mirada profunda y brillante, unos labios rosados y una piel muy blanca, parecía un principe.
- Ha eres una mujer, lo lamento crei que eras un hombre.
- ¿Estoy muy fea como para que crea que soy un hombre?
-No es lo que quise decir, lo lamento.
- Bien entonces ¿porque no bajas esa espada?
- También no creas que soy un tonto, te conozco y se que eres del sur.
- Pues yo a ti no te conozco, y ¿que si soy del sur?
-¿De verdad no me reconoces?, bueno si no me dices tus intenciones tendré que matarte.
-Pues haslo, hace poco murió mi hermano, nadie en mi cuidad me dijo como murió, así que adelante mi vida no tiene sentido. -Mi sabia muy bien que tenía que fingir no saber nada, ni mucho menos tener algo que ver con el ejército, ni con el emperador.
-No me has contestado mi pregunta.
-Me escape esta bien, ya no soporte estar en ese lugar, voy en camino ala cuidad mas sercana o ha donde sea que me dejen quedarme.

-¿ Y las maletas?
- ¿Tu quien eres para custionarme?, Yo solo quiero empezar desde cero.
- Muy bien te dejaré quedarte conmigo, que te parece, tengo una pequeña sociedad bueno la verdad es que mi padre la tiene. - Dijo el extraño sonriendo, mientras bajaba y guardaba su espalda. 
- Yo no eh dicho que me dejes estar contigo, ni siquiera se quien eres.
- Soy el príncipe Song Yu, tu eres Mi Hongyu, mucho gusto a hora vámonos.
-¿Tú eres un príncipe?  Que haces en medio de un bosque.
- Eh dicho, vámonos.
- Y yo te dije desde el principio que vere primero a mis padres.
- Muy bien vamos pequeña. - Song Yu puso su mano sobre la cabeza de Mi, ella se sentía muy tranquila con el apesar de ser su enemigo. Empezó a caminar, como si le hubiera molestado el hecho de poner su mano en su cabeza, atras de ella iba él que veía a todos sus alrededores. Ella se preguntaba como era posible que una persona como el decidiera hacer el mal.

-¿ Que hacias antes en tu antiguo pueblo?
- Cocinar
- Oh, y ¿te gustaba o porque lo hacias?
-Disculpe su alteza pero no pienso contarle mi vida, ni mucho menos ser su amiga. Usted no se debería de relacionar con gente como yo.
-¿Y eso quien lo dice?. Tú?.  Si no quieres una amistad conmigo tranquila, esta bien yo solo lo hago para matar el tiempo.
- Mmm esta bien, si claro que me gustaba pero siento que no era para mi.
- Lo entiendo, ¿eras feliz cuando vivias con tus padres?
-Fue el único tiempo que fui feliz.
- Esta bien pequeña. - Song sonrió y la volvió a acariciar en la cabeza.
En lo menos pensado ya había llegado a la sepultura de sus padres, donde dejo las flores, y se puso a orar por ellos, bajo una piedra puso un pequeño mensaje y se marcho.
-¿ Que les has dejado?
- De verdad esto lo haces para pasar el tiempo.
- Tal vez, solo se que me agradas y quiero agradarte.



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En el texto hay: historia amor, ceo y empleada

Editado: 23.05.2023

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