CAPÍTULO 5

PARTE 1

El lobo amado.

Capítulo 5 - ALIÉNOR

—¿Por qué vamos al bosque? —digo mirando algunos autos que están a unos metros de nosotros.

—Algunas veces te he visto ahí —,dice con su mirada fija al tráfico—Pero sola.

—¿Es que no puedo estar sola —preguntó dejando de mirar los otros autos y pongo mi atención en Iker —Y pensar un rato sin tener nadie que me moleste?

—Eso es lo que haces —Me  mira atentamente—No te creo.

—Eres estúpido —digo y añado—Pon la mirada al frente o quieres que tengamos un accidente.

—Doña exagerada —dice él riéndose y poniendo su vista al frente.

—¿Yo? —preguntó señalándome—¿Exagerada? ¿Quién dijo esa cruel mentira?

—Nadie —dice riéndose aún.

Me pongo a ver por la ventana, hemos llegado. Veo la hora en mi celular: son las cinco de la tarde, pensé que era más tarde. Veo que hay otros cuatro autos en donde Iker parquea el suyo.

Salimos del auto y veo que los amigos de Iker son los dueños de los otros, pues están a fuera de ellos. Se nos quedan viendo.

—¿Qué hace ella aquí? —dice uno de los chicos. Creo que su nombre es Adam.

—No podías venir solo —dice el más moreno de todos.

—Hola Ali —me saluda Dante, novio de Christine.

—Hola Dan —le respondo el saludo.

—Tu no eras la chica que estuvo aquí hace unos días —dice un chico que nunca lo habías visto, pero tiene algunos rasgos parecidos al muchacho que habló primero.

—¿Cómo sabes que soy yo? —digo curiosa.

—Por tu perfume —dice como si fuera lo más obvio.

—Por eso no debes estar sola en el bosque —dice Iker. Primer vez que habla frente a sus amigos. Lo ignoro por completo, ¿qué se creé?, ¿mi Padre? Está muy equivocado. Me apartó unos pasos de ellos, sacó mi celular y revisó las últimas llamadas.

3 llamadas perdidas de Christine.
 

2 llamadas perdidas de papá (Fran).

Tengo que llamar a mi padre, explicarle todo. Entonces lo llamo y contesta a los tres pitidos.

—Hola hija —dice desde el otro lado de la línea—Me tienes preocupado.

—Hola- digo con una sonrisa —Sí, lo sé, por eso te estoy llamando.

—¿Dónde estás? —dice y escucho un poco de ruido, debe de tener la televisión encendida—¿Estás sola?

—Ahora estoy en el bosque —digo viendo los árboles—Iker está conmigo.

—Él es un buen joven, debe de ser muy duro para él.

—Sí y por eso él tiene al resto de su familia —digo mirando de reojo a Iker que hace lo mismo desde donde él se encuentra —Quienes siempre le dan ánimos.

—Eso es muy cierto —dice mi padre. Escucho a alguien gritar gol—Hija te llamo más tarde, estoy viendo el partido con mis amigos y el abuelo.

—Mandale muchos saludos y besos de mi parte —digo dirigiéndome al lugar donde están los chicos—Hablamos más tarde, padre. Te quiero.

—Yo también te quiero-—dice y otro grito del abuelo—No te demores.

Guardó el celular en donde lo tenía. Veo que dos de los chicos tienen unos bolsos en las manos.

—Hablabas con tu amiga la loca—dice el chico moreno. Al decir esto todos ríen menos Iker y Dante.

—Si supieran cuál de las dos es más loca —dice Iker—No se estarían riendo.

—¿A ver quién te llamó? —dice el moreno, con toda la confianza del mundo.

—¿No que la ibas a defender? —dice Max.

—¿Cuál? —dice Adam. Todos tenemos la vista puesta en Iker. Él me mira y se aclara la garganta.

—No sé —dice serio—A caso soy adivino para saber eso.

—Yo sé quien —dice Dante—Pero no me quiero arriesgar decir su nombre, ya que está aquí presente.

—Estúpidos —digo miro a Iker y añado—Tú les pegaste la estupidez a ellos, ¿verdad?

—No.

—¿Cómo nos dijiste? —El moreno habla.

—Estúpidos —digo mirando a Iker—Se los tengo que explicar con plastilina.

Sacó mi celular y veo que me ha llegado un mensaje de la persona que necesito en estos momentos.

Christine: 

Melón de mi vida.

Yo: 

Te necesito aquí ahora, pero sé que no puedes.

Christine: 

¿En dónde mi tesoro? Adivinaste estoy de niñera.