Rechazo

No sé cómo es que llegué a la decisión de estar para la fiesta de su cumpleaños. Quizá fue la promesa que hace tiempo le hice de estar para ella en sus días más felices, aunque soy consciente de que me quedo muy atrás de todo eso que la hace suspirar. Soy más el secundario que le da sentido al parque o a la cafetería. Mi única condición es no mirar de frente, hacerme el distraído y no decir nada. Yo quería estar para ella en ese momento donde todos se juntaban para celebrar su entrada al mundo de los adultos. También debido a que para ella era un momento muy importante. Festejó 17 cumpleaños de su vida diciendo que cada cual era mejor que el anterior, había tenido la fortuna de ser con quien quería estar para ella en eso días, aunque me mantenía lejos de la multitud y el festejo como era habitual.

Discrepo a mi yo del pasado, pues debo dejar de hacer promesas que luego me costarían cumplir, pero desde que ella se enamoró de ese sujeto insípido y tonto que ahora es llamado como su pareja, dejó de tener una comunicación constante conmigo. Eso es lo que más me causa dolor, estar presente en su fiesta mientras ella está de la mano junto a él; yo en una esquina aguantándome las ganas de fumar un cigarrillo por respeto a los demás presentes. Y no solo eso, es que la amo, pero eso no importa. Debo de considerar que solo soy su amigo por el buen trato que le doy al momento de escucharla y así mismo me olvidará por compartir tiempo con ese sujeto o al querer olvidarlo con el paso de los años.

Hasta me empieza a doler la cabeza de la bulla y el desesperante acento de mis pensamientos más ebrios, esos hijos de puta se agarran a golpes discutiendo mi permanencia en este lugar, buscar algún problema porque a eso estoy acostumbrado o simplemente quedarme callado en el asiento en el que estaba sin más que las ganas de todo.

De pronto, sentí como una chica me observaba cuando desarrollaba mis muecas de disgusto, se apoderaban de mi rostro unas particulares expresiones de enojo que no podía controlar ni siquiera al notar que ella me observaba.

—¿Aaron? Ay, me hace feliz que hayas llegado. Pensaba que no vendrías, me alegra verte.

Sí, era Yadira. La chica del problema. Mejor dicho: La chica de mis problemas.

—Yo también pensé que no vendría, a mí también me alegra verte- Te ves igual de hermosa como siempre lo he recalcado durante largo tiempo—respondí.

Para aclarar las cosas, es de especificar quién es Yadira. No tiene mucho secreto, después de todo, muchos sabían que la amo en secreto y quizá ella también, pero prefería actuar como si no supiese absolutamente nada. Durante mucho tiempo, incluyendo al tiempo presente, he mencionado a Yadira como el amor de mi vida. Ella tiene de eso que me hace sentir ordinario en un mundo de extraños. Sé que es algo raro decir esto, pero es así, a diferencia de mucha gente que le gusta sentirse especial, un rey, un amo y señor, alguien que tiene todo; yo prefiero sentirme ordinario. Estoy acostumbrado a pasar mis días analizando estupideces y evaluando cosas, me gusta tener a alguien quién me quite eso de la cabeza. Yadira hacía eso en mí, ella me hace sentir humano y eso hace que piense solo en ella, la ame y mantenga ese amor cada vez que toca pensar en su nombre y su presencia que no está presente. Claro, también es que yo soy raro para todo el mundo, algunos piensan que estoy loco, otros dicen que me admiran, otros no se atreven ni a mirarme, pero para ella yo soy normal y le gusta que le hable sobre todo lo que analizo, aunque algo de paranoia tenga que ver cada cosa que digo.

Si yo pudiera pasar la vida entera junto a alguien, sin duda alguna sería con Yadira. Tal vez ella no tenga ese mismo pensamiento, solo tal vez, y tal vez solo porque está junto a ese chico. Yo no sé cómo funcione en tema del amor en cada cabecita, solo comprendo que a veces las cosas van mal, incluso cuando has tomado las mejores decisiones. Yo considero que he tomado las mejores decisiones con Yadira, pero creo que Yadira no me ayuda mucho. Pienso también que huir no es una solución, es todo lo contrario a ello, por eso me enfrento a los problemas de cara y me funciona; lo único que no me funciona enfrentando los problemas de esa forma es con el alcohol, eso siempre gana el duelo.

Si bien tengo algo que decirle estoy seguro de que ella ya lo sabe y no le importa en absoluto. Cuántas veces ya ha escuchado mis "te amo" en son de broma; aunque de cierta forma me parecería muy tonta por rechazarme, ¿Quién soy yo para decirle que está equivocada por hacerlo? Después de todo, yo estoy enamorado de ella cuando tiene una relación con alguien más, quizá yo estoy equivocado.

Empezaba a creer que en serio no tenía mucho sentido que haya asistido yo a esa fiesta, pero ya estaba allí, viendo como todos joden y cantan alcoholizados. Hice el ademán de aburrido y salí del lugar esperando tener la fuerza de voluntad para largarme de una vez por todas, pero siempre traté de ser lo más moral posible y una pared invisible evitaba que yo diera un paso más a la calle en cierto límite de la casa.

Era de noche, había luna llena y una sensación horrible que me traía mareos.

—Ja,ja,ja. ¡Maldita sea!, ¡Por qué ella no entiende que la amo! — murmuré como si estuviese gritándole al cielo y a todos los vientos.

Lo que no había calculado desde un inicio era que alguien me escuchara.

—¿Qué no entiende que amas a quién? ¿Te refieres a Yadira? —preguntó un tipo de voz gruesa y postura de mesero que parecía estar muy calmado.

Era Alexis, la pareja de Yadira. Y él sabe que estoy enamorado de Yadira, me había enterado recién cuando él se atrevió a acercarse a mí y a hablarme, nunca pensé estar en una situación así de incómoda.

—¿Y tú cómo sabes eso? — pregunté medio incómodo.

—No debe sorprenderte que ella me haya contado de ti— respondió.

—Tiene lógica, yo siempre contaba cuentos o algunos tramos de historia, eso de contar lo debió de haber aprendido de mí— dije queriendo hacer el importante—. Ahora, ¿Cuál es el motivo de que me estés respondiendo? Pensé que estabas junto a Yadira presentándote a todo su entorno como pareja.