Cooper abre la puerta del apartamento y enciende las luces una vez que Phemphit logra entrar a la sala de estar. Phemphit se planta en el centro escudriñando el lugar, detallando cada esquina. Phemphit nunca había estado en el apartamento de Cooper. Era más grande delo que pensaba. Por un rincón se encontraba una extensa cocina con madera blanca y las paredes de ladrillo. En algunas zonas se encontraban plantas verdes y sanas decorando el lugar.
La protagonista del lugar era el enorme ventanal que ocupaba toda la pared de afuera. Phemphit se acercó a la gran cristalería para poder detallar todo. No era la planta más alta, pero se sentía como tal. El cielo comenzaba a oscurecer y podía ver como los autos y los faroles comenzaban a iluminar las calles mojadas de la ciudad. Las ventanas de los demás edificios parecían diamantes resplandeciendo para ellos dos.
—¿Te gusta el lugar? —preguntó Cooper con aires de superioridad.
—Es bellísimo —Phemphit giró para apartarse de la ventana y ver que otras sorpresas le esperaban—, no sabía que vivías en un lugar como este.
—Sí —Cooper tomó asiento en el sofá negro frente a la TV LED—, 70% fue pagado por Lissa, 20% Jeff y yo hice el resto.
—Es hermoso —Phemphit vio como unas escaleras se encontraban en una esquina, es decir que había mas—, ahora entiendo porque no quieres dormir con nosotros.
Cooper rio entre dientes.
Las luces eran tenues dando un aspecto un poco más acogedor al lugar. Podía oler a la tierra mojada de las plantas y un poco de lavanda en el aire. El suelo era blanco como la nieve, y las paredes gran parte estaban desnudas revelando los ladrillos que soportaban la vivienda, mientras que otras zonas eran de color beige.
—Te ofrezco algo de comer —Cooper se levantó de un salto y se dirigió a la cocina dejando a Phemphit observando el lugar—, ¿quieres agua?
—No deberías ofrecerme nada —los ojos de Phemphit brillaban de la emoción al estar en un lugar tan limpio y lindo como este—, yo soy la que debería cocinar para ti, no al revés.
—¿Y eso por qué? —preguntó Cooper alzando su voz para ser escuchado por ella.
—Es lo mínimo que puedo hacer por haberme salvado —habló Phemphit acercándose a la cocina—, nos diste una familia, una casa...
—Realmente no quiero llevarme el crédito —dijo Cooper mientras servía un vaso de agua desde el fregadero, una vez lleno lo colocó encima de la isla para que Phemphit lo tomara—, gran parte fue plan de Jeff y también el apartamento.
Phemphit se encogió de hombros y tomó el vaso con las dos manos. Eran estas pequeñas acciones que hacían ver a Phemphit como una niña pequeña. Sus ojos grandes solían brillar de sorpresa con los mas mínimos detalles, sus dedos largos se aferraban a las cosas como si tratara de evitar un accidente.
—Me preocupa Chao —Phemphit reclinó su espalda contra el mesón de la cocina mientras Cooper continuaba picando vegetales—, nunca lo había visto así.
—Es normal. Siempre sucede cuando alguien a quien quieres le pasa algo.
—Pero nosotros también la queremos.
—Pero no como él —Cooper la vio de reojo, Phemphit tragó una bocanada de aire al entender sus palabras. Estaba enamorado—. Pensé que lo habías notado.
—¡No! —exclamó ella alzando ambas cejas.
—¿Te das cuenta de que cuando te sorprendes tus cuernos se mueven un poco? —Habló Cooper sin apartar su mirada de los vegetales siendo cortados.
—¿En serio? —Phemphit alzó sus manos palpando sus cuernos.
A veces solía olvidar que traía cuernos encima de su cabeza. Al tocarlos eran duros como los cuernos de cabra, podía sentir lo áspero al final y lo liso que eran desde la raíz. sus cuernos siempre habían sido pequeños y enroscados como los bisontes, aunque ella los sentía tan grandes como un antílope. Al estar con ellos se le habían olvidado sus defectos, y que Cooper dijera algo como eso le hacía sentir mas cómoda con ella misma.
—Creo que está lista la cena —dijo Cooper y colocó todas las verduras en dos tazones—, solo falta el aceite y la sal.
—No sabía que eras vegetariano —comentó Phemphit y volvió a tomar su vaso de agua.
—No lo soy —Cooper comenzó a derezar a la ensalada de ambos tazones—, pero si vamos a estar peleando debemos estar sanos. Una cena ligera es lo mejor.
—Entiendo —Phemphit dejó el vaso de agua encima del fregadero una vez que lo terminó.
Phemphit tomó algo de su bolsillo, era un frasco pequeño y Cooper lo vio de reojo. Le parecía extraño como el liquido era de un color muy llamativo.
—¿Que es eso? —preguntó Cooper y tomó asiento en uno de los taburetes que rodeaban la isla.
—Es algo que me dio Shixed antes de la muerte de Murphy —confesó Phemphit y se sentó frente a Cooper—, es algo similar al alcohol, pero nos afecta a nosotros, los aberrantes.
—Pensé que eso estaba prohibido —Cooper tomó una cucharada de ensalada y comenzó a masticar.
—No, sí, creo, no lo sé —Phemphit de igual forma comenzó a comer—, pero es deliciosa y te hace sentir bien.