F.T.U I
Lo más dificil sobre escribir un libro que relate una verdadera historia de amor y dolor, sería el principio o el final, puesto que podría comenzar expresando cada hermoso sentimiento que recorrió mi ser la primera vez que mis ojos cruzaron con los suyos, o como mi ritmo cardiaco aumento considerablemente a tal punto donde tuve que cerrar mis ojos por un momento, evitando eficazmente que me diera un ataque al corazón, pero desencadenando todo el potencial humano en cuanto a la imaginación, pues en plena oscuridad otorgada por mis parpados logré imaginar toda una vida junto a ella, incluso llegando al ocaso de dos ancianos completamente apasionados, pero fatigados por la edad. Fue ahí cuando decido abrir los ojos y me doy cuenta que tan solo había transcurrido un segundo, talvéz dos, y ella seguía mirando fijamente mi rostro... mirando hacia los mios con sus extravagantes ojos, que sin tener un color particular resultaron ser únicos, pues sin tener la intención da la impresión de que reflejan completamente el alma de quien los mira. Así mismo nos miramos un par de segundos más, yo, un joven de 21 años recién cumplidos el día anterior y completamente escéptico de cupido, el hilo rojo del destino y todo lo relacionado a una posible alma gemela, estaba ahí, apretando mis manos e intentando juntar todas las energias que pudieran existir en el universo y plano espiritual para que aquella chica pelirroja de tez blanca y usando un vestido digno de una muñeca, mirase a través de mis ojos todo lo que sentí por ella con tan solo mirarla un par de segundos....Luego casi sin darnos cuenta, dimos el primer paso, ambos con una sonrisa tímida en el rosto nos vemos parado uno frente al otro sin siquiera pestañar y al mismo tiempo, casi por un acto de magia de los engranajes del destino, los dos nos abrazamos fuertemente en una entrega de todo tipo de sentimientos, pero por sobretodo felicidad, porque se sintió un gesto tan propio de nosotros, como si hubiesen sido nuestras propias almas quienes por amor al otro se entrelazaron nuevamente sin saber nosotros cuantos años habían pasado desde la última vez que eso sucedió, o si sucedió ahí mismo, en donde la mayor cantidad de historias tragicas de amor comienzan o terminan, en aquella estación...En aquella trágica y milagrosa estación comprendí luego de esa mirada y abrazo, que la amaría para toda la vida.
Luego de aquel mágico abrazo nos saludamos, ella, con la mirada de una mujer esperanzada al ver que su gran amor regresaba de una sangrienta y duradera guerra. Y yo, con los ojos de un completo enamorado el cual recién y luego de un agónico e interminable viaje llamado "Antes de ella" regresaba por fin a mi hogar...Ella era mi hogar...Y sin hablar nada además del saludo, nos agarramos fuertemente pero con delicadeza de la mano como si ambos no quisieramos soltar nunca más algo preciado, algo que cuidarás, pero que no dejarás que caiga, así mismo comenzamos a caminar, uno al lado del otro como pareja de recién casados, me sentía extasiado, como si todo fluyese, pero en cámara lenta, observaba con anhelo y determinación cada detalle de su hermoso y notable suave rosto, sonriendo los dos nerviosos, como si ambos quisieramos parar y comenzar a besarnos apasionadamente. Fue ahí, justo en ese momememto cuando todo el enterno comenzó a cambiar, al menos yo me sentía en un jardín de flores y he de suponer que ella también, puesto que cuando me sentí así, de forma casi instantanea me abrazó sorpresivamente, como si estuviese imaginando cada pajaro, cada aroma, e incluso cada petalo de las interminables flores de la misma forma y colores que los imaginaba yo... me sentí pleno.... a tal punto de tomarla de la cintura y levantarla para comenzar a girar, mientras ella estiraba sus brazos y cerraba los ojos con una sonrisa en la cara. Recuerdo que incluso la gente que pasaba por el lugar parecía encajar con la obra de arte hecha por el destino, cada persona que pasaba mientras girábamos nos miraba y no los culpo, pues sentía que el mismo universo quería ver el inicio de nuestra historia de amor. Así que solo los miraba y movía mis labios articulando las palabras "LA AMO, ESTOY LOCO POR ELLA"...
Mientras girábamos decidí volver a cerrar mis ojos para imaginar nuevamente mi vida a su lado, igual como la primera vez que los cerré unos minutos atrás, pero esta vez no lo logré, puesto a que cuando estaba a punto de cerrarlos, mientras desaparecía su silueta en la oscuridad de mis parpados, un estruendoso sonido me hizo abrirlos rápidamente de la preocupación...Era el tren, la miro esperando alguna señal, tal cual espera un niño que alguien le enseñe el camino para no perderse, mientras ella, abre sus ojos y dice: -vamos-...La bajé de mis brazos, la tomé de la mano y subimos para avanzar a nuestro próximo destino, el cual yo no tenía idea, pero ahora me doy cuenta de que en aquel entonces no le hubiera preguntado de ninguna forma, puesto que confiaba en ella con todo mi ser, como quien da un salto de fe sin siquiera saberlo, en ese momento solo era importante estar junto a ella, y ahí estaba, sentado a su lado sujetando su mano mientras ella apoyaba suavemente su cabeza sobre mi hombro, de una forma tan natural, que todo me seguía pareciendo increiblemente familiar, como si hubiésemos tomado cientos de veces el tren juntos a lo largo de nuestra vida, pero a pesar de ese sentimiento familiar, estaba completamente nervioso, no habían transcurrido ni siquiera diez segundos de haber estado sentado a su lado y seguía queriendo besarla, pero mi extraña timidez no me ayudaba en nada, así que de un impulso solo susurré "Contigo timidez será mi segundo nombre, ayúdame". En el instante que terminé la oración, casi imperceptible al oido humano, levantó su mirada, fijó sus ojos en mis labios, se aferró fuerte a mi cuello, como si ella hubiese naufragado una vida entera y mi cuello fuese la tierra a la cual se aferraba por primera vez... y nos besamos, nos besamos como nunca nadie a besado a otra persona, un momento maravilloso, un beso de ensueño, que irónicamente ni siquiera en sueños hubiese podido ser mejor de lo que fue en ese instante... Sentía que solo estábamos nosotros dos, sin gente, sin ruidos, ella y yo juntos al sonido que producían nuestros labios al besarnos...sonidos que para mis oídos eran música. La más hermosa e increible melodía escrita por el cuerpo humano, el roce de nuestras almas buscando ineficazmente el volver a ser solo una, y por si fuera poco, nuevamente volví a perder toda noción del tiempo transcurrido. Recuerdo que cuando nuestros labios se separaron lentamente con ganas de seguir componiendo hasta llegar al final de aquella melodía única, ya estábamos próximo a nuestra bajada, lo cual me dió suficiente tiempo para contemplar su hermoso rostro una vez más antes de llegar a la estación y es que si mirasen a su pareja de la forma en que yo la miraba a ella, estoy seguro que muchos soñadores dejarían de buscar la entrada al paraiso.