33 - Una difícil decisión.

Soy la pregunta del millón siempre la interrogación, no respondas que sí porque sí, y qué, qué podrías tú decir si yo no te voy a escuchar, no me entiendes y lamentablemente nunca seré lo que tu esperas de mí.

Jamás ya me vas a conocer tanto niño como hombre puedo ser, no me uses y apartes de ti, di cómo alguien aprendió lo que nadie le enseñó, no me entienden no estoy aquí, yo sólo quiero ser real además de poder sentir el mundo igual que los otros, seguir siempre así, por qué yo tendría que cambiar, nadie más lo va a intentar y no entienden que sigo aquí.

Gran imperio de Fiore.

Ciudad de Magnolia.

10:00 de la noche.

Una inmensa incomodidad se había apoderado sumamente de toda la gran habitación real donde los cuatro pequeños infantes permanecían terriblemente confinados, aunque este hecho más que debido al importante plan que los malignos espíritus oscuros tenían pensado realizar para poder apoderarse rotundamente de todo el impresionante poder que se encontraba encerrado en la misteriosa región de Fiore, tratándose de una acción que a su vez conllevaba utilizar a estos mismos niños reales sin importarles en lo más mínimo lo que pudiera pasarles en el proceso.

Siendo un terrible acontecimiento que al mismo tiempo trataba de ser impedido por la hermosa niña de intenso cabello castaño, la cual a su vez intentaba evitar a toda costa que los malignos espíritus oscuros pudieran llevarse a los tres pequeños infantes reales, resultando lamentablemente en una desesperada acción que no parecía estar teniendo ningún solo resultado.

Iduna: No...no se los lleven.

Decía la pelicastaña con una suma desesperación reflejada en sus palabras al momento de estar sosteniendo fuertemente a los dos pequeños niños originarios del nevado reino de Arendelle, mismos infantes que a su vez se visualizaban siendo sujetados de una igual manera por la terrible espíritu portadora del increible elemento viento.

Kagura: Sueltalos maldita mocosa entrometida.

Ordenaba la joven pelipúrpura con una tremenda furia en su hermosa mirada mientras intentaba llevarse a los dos pequeños niños reales fuera de esa respectiva habitación real perteneciente al abandonado palacio de Fiore, mismos infantes que sólamente podían aferrarse con todas sus fuerzas al delgado cuerpo de la desesperada niña de intensos ojos azules cómo el impresionante mar.

Owen: No aléjense de nosotros, no queremos.

Greige: Ir con ustedes.

Dijeron ambos niños reales de Arendelle con un notorio temor en sus respectivas expresiones infantiles, al mismo tiempo que todavía trataban de aferrarse aún más al pequeño y delgado cuerpo de la desesperada jovencita de intenso cabello castaño.

Tratándose de un acontecimiento que a su vez estaba comenzando a desesperar de una enorme medida a la hermosa portadora del terrible elemento viento oscuro, misma fémina de penetrantes ojos negros como la oscuridad de la noche que no parecía ser capaz de tolerar por completo este tipo de circunstancias.

Por otra parte, mientras todavía se encontraban ubicados simplemente de pie justo en la mediana entrada de esa misma habitación real, tanto el antiguo príncipe de las lejanas islas del sur cómo la maligna espíritu del elemento agua se visualizaban observando aquella simple escena con una pequeña sonrisa adornando sus respectivas miradas, ya que este par de terribles jóvenes no podían evitar sentir demasiada diversión gracias a la desesperante situación que su enfurecida compañera de hermoso cabello púrpura estaba tratando de soportar.

Ultear: Ahora sabemos porque a Kagura no le gusta cuidar mocosos, ni siquiera puede controlarlos.

Dijo la joven pelinegra con una expresión sumamente divertida adornando su hermosa mirada, para después de unos cuantos minutos esta misma fémina sólo comenzar a caminar con una ligera lentitud rumbo a la cómoda cama real que se ubicaba justamente en el centro de esa respectiva habitación perteneciente al abandonado palacio de Fiore, aunque con este simple hecho dejando un tanto confundido a su importante compañero de penetrantes e intensos ojos verdes.

Hans: Oye a dónde demonios vas?.

Preguntó el pelirrojo con un pequeño toque de duda en su voz mientras seguía apreciando cómo su compañera portadora del elemento agua continuaba dirigiéndose lentamente en dirección a la cómoda cama real, mismo lugar donde al parecer la hermosa bebé de intenso cabello rosa y lindos ojos azules se visualizaba durmiendo de una forma sumamente profunda.

Ultear: Que linda bebé, te pareces totalmente a la reina de Romalia, aunque heredaste los ojos de tu estúpido padre.

Susurró la terrible espíritu oscuro con un notable odio en sus palabras al momento de estar observando fijamente a la pequeña y durmiente bebé, para después esta hermosa fémina poseedora de unos profundos ojos negros simplemente depositar a esa misma bebé de una forma sumamente cuidadosa entre sus fríos brazos, de esta simple manera tratando de no despertarla en lo más mínimo.

Ultear: Ustedes miserables mocosos, será mejor que se tranquilicen o de lo contrario esta bebé sufrirá las terribles consecuencias.

Amenazó la joven poseedora del increible elemento agua al estar observando fulminantemente a los tres pequeños infantes, mismos que al escuchar esa clara advertencia no dudaron en detener de una forma sumamente inmediata sus desmesurados forcejeos, aunque soĺamente para poder darse cuenta cómo la hermosa pelipúrpura sostenía maliciosamente a la inocente bebé entre sus helados brazos.

Iduna: Hanami.

Dijo la preocupada pelicastaña con un inmenso temor reflejado en esa simple palabra, para después esta misma jovencita simplemente intentar acercarse poco a poco en dirección a la maligna y terrible espíritu oscuro, aunque siendo a su vez abruptamente detenida por la hermosa portadora del impresionante elemento agua.

Ultear: Ni siquiera lo intentes niña.

Habló la hermosa fémina de profundos ojos negros cómo la misma oscuridad de la noche al momento de notar las claras intenciones por parte de la pequeña y entristecida pelicastaña.