76 - Finalmente en casa.

Una gigantesca alegría se había apoderado en su totalidad de las nevadas tierras del majestuoso reino de Arendelle, misma alegría que fue producida a causa del retorno de los dos flamantes reyes y del pequeño príncipe a la gran región, tratándose de un acontecimiento que a su vez fue completamente celebrado por todos los buenos habitantes del pueblo.

Mismos habitantes qué además habían recibido con demasiada alegría y cariño al flamante niño de intenso cabello negro, infante de ojos azules que al parecer había recibido con mucho gusto el recibimiento por parte de todas las buenas personas, de esta increíble manera demostrandose notoriamente el inmenso lazo qué el pueblo compartía con la gran familia real.

Lamentablemente aquélla gigantesca felicidad no tardaría demasiado en terminar debido a una lamentable noticia, ya que los dos monarcas de Arendelle le informarian del fallecimiento del consejero llamado Gaara a todo su amado pueblo, mismo pueblo que a su vez lloraría la pérdida de aquél joven de intenso cabello rojo y portador del gran elemento tierra.

Siendo aquélla tristeza mucho más notoria en las respectivas expresiones de la princesa de cabello rojizo y su amada pareja sentimental nombrado Kristoff, los cuáles no habían podido evitar quedar totalmente destrozados de una forma emocional a causa de la terrible pérdida de uno de sus más queridos compañeros.

Una vez completamente establecidos en las instalaciones del castillo de Arendelle, la quinta espíritu guardián llamada Elsa se había encargado de contarle todo lo acontecido en aquél imperio de Fiore a la valiente mujer de intenso cabello rojizo, misma mujer portadora de una legendaria espada qué a su vez se encargó de escuchar con demasiada atención todo lo relatado por su amada hermana mayor.

Desde el duró combate protagonizado en contra de los terribles espíritus oscuros, la lamentable abertura de aquélla legendaria y ancestral puerta nombrada eclipse, el lazo de sangre que la fémina llamada Kiyomi compartía con el rey de Arendelle, el valiente sacrificio del espíritu de la tierra para poder salvar a la mujer que amaba, para finalizar con el inesperado reencuentro temporal con su progenitora.

Toda esta información había dejado sumamente impactada a la mujer de inigualables ojos color azul turquesa, fémina que no pudo evitar que unas cuantas lágrimas resbalaran por sus mejillas debido a los hechos acontecidos, la cuál todavía no podía creer que su madre estuviera cuidando de los tres infantes secuestrados a pesar de ya no pertenecer al mundo de los seres vivos. 

Gran reino de Arendelle. 

4:00 de la tarde.

En el tiempo actual, la flamante reina de Arendelle se podía visualizar ubicada en las instalaciones de su gran oficina real, mismo lugar del majestuoso castillo en el cuál también se encontraban presentes varios de sus queridos compañeros, siendo la hermosa fémina de ojos color azul turquesa la qué se apreciaba de pié justo enfrente del escritorio de su hermana.

Misma mujer de largo cabello rojizo que en ese preciso instante se visualizaba manteniendo una expresión sumamente triste en su angelical y hermosa mirada, misma mujer que aún se le complicaba creer todo los terribles acontecimientos que habían ocurrido en aquélla misteriosa región repleta de magia llamada Fiore.

Elsa: Debo decir que me has sorprendido demasiado, pudiste controlar una terrible situación a pesar de no ser portadora de la magia, estoy realmente orgullosa de ti.

Comentó la quinta espíritu de Althohalla con un inmenso orgullo reflejado en sus palabras al estar observando fijamente a su querida y valiente hermana menor, mujer portadora de una devastadora espada elemental que simplemente decidió realizarle una pequeña reverencia a la reina como señal de agradecimiento.

Sasuke: Sabíamos qué el reino estaría seguro en tus manos, siempre creímos en ti Anna, eres una mujer impresionante.

Habló el joven portador del elemento rayo con una notable sinceridad en su voz al estar apreciando orgullosamente a la princesa del nevado reino de Arendelle, mismo hombre de intenso cabello negro como la noche que a su vez se podía visualizar ubicado de pié justo a un costado de su amada pareja sentimental.

Anna: Aunque yo no hice este importante trabajo sola, tuve a Kristoff, Sting y a Rogue haciéndome compañía, ellos me ayudaron a proteger el reino de Arendelle.

Dijo la hermosa pelirojiza con un inmenso cariño reflejado en su mirada antes de proceder a observar a sus tres camaradas, los cuáles únicamente decidieron regalarle una radiante sonrisa a la linda fémina de inigualables orbes color azul turquesa, tratándose de un hecho que también había hecho sonreír a los dos flamantes monarcas de la gran región de Arendelle.

Natsu: Creó que los cuatro se merecen una recompensa majestad.

Juvia: Por mantener su reino a salvo.

Hablaron los dos flamantes consejeros reales con una suma tranquilidad en sus respectivas palabras al estar observando amigablemente a la reina de las nieves, mujer de intenso cabello rubio platinado que rápidamente asintió al consejo recibido por parte de aquéllos dos jóvenes portadores de la increíble magia elemental.

Sting: Pero nosotros no queremos ninguna recompensa.

Rogue: Ya que simplemente hicimos lo que creímos correcto majestad.

Dijeron ambos jóvenes con una notable seguridad reflejada en sus voces antes de comenzar a caminar hasta lograr ubicarse a un costado de la princesa de Arendelle, tratándose de un hecho que a su vez había logrado sorprender de una inmensa manera a todos los presentes en aquélla respectiva habitación del gran castillo, pero aún más a la valiente mujer de intenso y largo cabello rojizo quien no podía entender la absoluta decisión de sus dos queridos compañeros de equipo.

Mismos jóvenes portadores de la impresionante magia elemental que en ese preciso instante se encontraban observando amigablemente a los dos flamantes reyes llamados Sasuke y Elsa.